36 años de lucha contra la burguesía


Habiendo arribado al n.º 100 de la publicación EL FORTÍN en su tercera etapa de vida como homenaje a tal hecho presentaremos a continuación un breve repaso relativo a los distintos vericuetos que acompañaron su existencia.


Primera etapa: 1985-1986. Alentando una revolución restauradora


P rimer ejemplar de El Fortín.


La publicación El Fortín nació en el Alto Valle de la Provincia de Río Negro un 2 de abril de 1985 a casi tres años de la vergonzosa derrota militar en la guerra de Malvinas. Quienes fundamos dicho medio, único totalmente en su característica, pertenecíamos al grupo de aquellos que no aceptaron la rendición de Puerto Argentino y que, bajo la consigna de que “Yo no me rendí”, se demostraron dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias en contra de la profunda decadencia que habría de vivir el país como secuela de tal catástrofe histórica cual era la sustitución del gobierno de la clase guerrera por el de la clase burguesa a través de su nefasto y corrompido sistema que es la democracia. Dicha circunstancia significaba el pasaje de una forma de gobierno basada en principios, tales como la defensa del honor, la dignidad y el heroísmo con independencia de premios o castigos, por la mera primacía sórdida de una parodia asentada en esa clase pachurrienta de seres volcados a la búsqueda de bienes materiales, de consumos insaciables e infinitos, de hedonismos desaforados y promiscuos, para los cuales una vida concebida como la satisfacción ilimitada de intereses era más importante que aquella ofrendada a la defensa de principios, los que debían ser sustentados y señalados por castas superiores de guerreros y filósofos en el buen sentido de la palabra. Esta verdadera excrescencia en que se vio sumida nuestra patria y que se expresara en la famosa frase de un nefasto gobernante que hacía incluso ostentación de tales fines inferiores y plebeyos, en su lema famoso de que “con la democracia se come”, poniendo así énfasis en aquello que para la misma significaba lo principal tal como la satisfacción de los apetitos del vientre, lo que es en última instancia el valor supremo de esta clase descarriada a la cual no le corresponde la función de gobierno por naturaleza propia, fue tomada de mira por nosotros y combatida hasta las últimas instancias tratando de suscitar en la población el espíritu de la revuelta a fin de que retornara al país la dignidad que había podido obtenerse en el momento exacto en que el gobierno militar había resuelto recuperar las Malvinas.

Resultaba para nosotros obvio que quien no estaba cimentado en valores supremos de carácter espiritual por consecuencia debía forzosamente convertirse en un ser promiscuo y corrompido. Esto lo estuvimos señalando en la provincias en las cuales nos tocara actuar, como Río Negro y Neuquén, en donde la corrupción había llegado a límites inconcebibles. Al respecto se puso un énfasis especial en la denuncia de los gobernantes corruptos que gracias a la derrota militar habían alcanzado el poder como un regalo que el imperialismo británico le había otorgado a nuestra patria en recompensa por su rendición. Tal el caso del electo gobernador de Rio Negro de ese entonces, Osvaldo Álvarez Guerrero, quien, a pesar de haberse erigido como un paladín de principios morales, en su primer acto de gobierno indultó a un violador y luego se descubrió que ello había sido porque su padre, un poderoso hotelero de Bariloche, le había financiado la campaña electoral a cambio de tal favor. Más tarde se denunció cómo, dentro de la misma tónica de difusión de promiscuidades, el mismo promovía la corrupción entre la juventud fomentando libertinajes sexuales con violaciones incluidas, tales como los acontecidos en la Isla Jordán en la ciudad de Cipolletti, en bochornosas fiestas juveniles organizadas con la intención de granjearse favores electorales a través de una vergonzosa ley por la que se asignaba el voto a los 16 años de edad. No casualmente y como un caso paradigmático será en esa misma localidad en donde se produciría más tarde el aberrante triple crimen de tres jovencitas previamente violentadas.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gobernador corrupto denunciado en nuestra publicación. Murió impune.


Fueron incalculables las denuncias efectuadas en ese entonces por este grupo de patriotas que integramos la publicación, hasta que llegó el momento en que se lo hiciera con el Ministro de Gobierno, el radical Oscar Machado, quien para poder asumir su cargo fue indultado dos días antes por el Superior Tribunal de la Provincia de una condena a prisión por haber emitido cheques sin fondos. Lo insólito del caso fue que el aludido nos querelló por calumnias, a pesar de que la información era cierta y se encontraba ampliamente documentada en el mismo medio, acudiéndose al argumento infantil de que pusimos la palabra cheque en plural cuando la condena había sido por un solo cheque sin fondos. Este insólito hecho, que nos mantuvo bajo proceso judicial durante tres años y en el cual un conjunto de jueces se fue excusando sucesivamente por no querer cometer el papelón de condenarnos por algo que era verdad en su sustancia, concluyó abruptamente cuando, en un procedimiento judicial conocido como absolución de posiciones, el aludido ministro se negó a contestar si era o no cierto que, además de su condena por emitir cheques sin fondos, tenía también en curso una denuncia por quiebra fraudulenta.


 

 

 

 

 

 

 

 

El ministro radical que nos querelló. Asistimos así a la primera causa judicial que el sistema llevó en nuestra contra para silenciar nuestra prédica.

En esta primera etapa se publicaron en total 14 números hasta fines de 1986. En lo sucesivo nos mantuvimos expectantes ante una anunciada revolución que nos habían prometido los que se rindieron en Puerto Argentino, cuyo conato (y decimos así pues se redujo sólo a esto) aconteció en la Semana Santa del año siguiente. Dicho movimiento conocido como Carapintada tuvo a dos líderes que nos mantuvieron en vilo durante unos tres años bajo la promesa vana de hacer una revolución nacional, la que nunca aconteció. En el caso del primero, Aldo Rico, percibimos al poco tiempo que se trataba de un hombre más del sistema que simplemente intentaba usar el reclamo militar para hacerse propaganda a sí mismo a fin de postularse luego como candidato político y participar por lo tanto del reparto junto a los corruptos que nosotros denunciábamos. Y el segundo, Alí Seineldín, si bien no se podía decir que era un potencial corrupto, sí en cambio se trató de un sujeto sin espina dorsal, que se sometiera sumisamente a sectores de la iglesia güelfa en sus componendas electorales. Fue así como, a pesar de haber gestado en 1988 una gesta revolucionaria que prácticamente llegara a las puertas del Estado, terminó pactando con el ultracorrupto Menem al cual le puso a su disposición todo su movimiento y simpatizantes.


Segunda época. 1991. El vano intento por crear una fuerza política


Esta segunda época contó con un total de 5 números. La misma fue un intento por buscar una alternativa tras los fallidos movimientos militares del período 1987-90 a través de una salida electoral, pero no porque creyésemos en la democracia sino porque pensábamos que se podía usar la misma para penetrar en el sistema como un caballo de Troya, haciendo desde un escenario más vasto lo que efectuábamos desde nuestra publicación. La consigna principal fue la denuncia de aquellos intentos separatistas que bajo la excusa del federalismo se estaban gestando en las provincias patagónicas a través de sus gobernadores, tratándose de una nueva forma de corrupción, más sórdida y profunda que las anteriores. En tanto la burguesía solamente pensaba en el dinero, los dos regímenes estaban dispuestos a secesionar dicha región con la excusa de que el usufructo de sus grandes riquezas principalmente energéticas, sumado al hecho de tener muy pocos habitantes iba a convertir a esa región en aquella con el mejor producto per cápita del planeta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Denunciando planes separatistas.

Es de lamentar sin embargo que este proyecto duró muy poco porque lamentablemente muchas de las personas que nos acompañaron inicialmente sucumbieron a los cantos de sirena que llevara adelante el potencial corrupto Aldo Rico con su partido Modin, el cual resultó una estafa armada por el aludido para poder hacerse de dineros ofrecidos por el poder de turno. Es de destacar que, si bien estas deserciones significaron el final de la segunda y breve etapa, nos quedó sin embargo la satisfacción de haber constatado la inanidad de tal intento también fallido. Y con respecto al separatismo denunciado, debe resaltarse, tal como se hace notar aquí en otra nota, que el mismo si bien no arribó a consumarse en su plenitud, logró en cambio, en connivencia con el gobierno de Menem al cual se respaldó en su reforma constitucional para que lograra una reelección, que las provincias patagónicas se hicieran con la propiedad de los recursos energéticos de la nación Argentina, es decir se hicieran propietarias de su subsuelo, en modo tal que se produjese el peculiar hecho de que el 2% de la población argentina se hiciese propietaria de del 70% de sus recursos energéticos y como en verdad tampoco fue el pueblo de tales provincias el que gozara de tales beneficios, fueron en cambio sus políticos los que lo hicieron como el caso de los gobernadores Massacessi y Kirchner quienes pudieron candidatearse a la presidencia de la república gracias a la solvencia obtenida tras tal provincialización.

Es de destacar finalmente que el régimen corrupto en la provincia de Neuquén se vengó contra el director de este periódico, contando con la complicidad de la prensa y de organismos de Derechos humanos, acusándolo falsamente y en sede judicial de haber reivindicado en clase la matanza de 30.000 personas cuando él en su función docente, tal como se demostró en los tribunales, tan sólo se había remitido a manifestar que fueron 8.900 los desaparecidos tal como se relatara en el informe Nunca Más.


Tercera época. Desde 1995 en adelante. Impulsando el pensamiento evoliano y tradicional.


Esta nueva etapa coincide con la difusión del pensamiento evoliano en nuestro medio y en la necesidad de llevar a cabo un debate de principios con los sectores del nacionalismo en la Argentina. En sus comienzos intentamos promover tal cambio desde ese mismo movimiento actuando nuestro medio como órgano de difusión de la Confederación Nacionalista Argentina, fundada por Walter Beveraggi Allende, ya fallecido, contando para ello con la colaboración de su secretario general, Horacio Cook. Lamentablemente nos dimos cuenta también con el tiempo de que el nacionalismo argentino era una fuerza terminada y estéril en especial luego del colapso de su sector militar carapintada. De tal modo a partir del n.º 11 de la publicación dejamos de usar esa palabra y calificarnos abiertamente como evolianos y tradicionalistas alternativos, cosa que continúa hasta nuestros días en donde ya somos el medio de expresión del Centro Evoliano de América.

Es de destacar que el sistema siguió persiguiéndonos, esta vez a nivel nacional e internacional, debido a que el enemigo es el mejor termómetro para conocer a aquellos que lo combaten verdaderamente. Fue así cómo ese mismo año fuimos denunciados por el embajador de Israel como publicación promotora del antisemitismo y de sus secuelas en nuestro suelo como los famosos atentados contra la embajada israelí y el edificio de la AMIA. Tal denuncia derivó en un proceso al que fue sometido el director de este medio cuatro años más tarde por violación de la ley antidiscriminatoria. Fue curioso el hecho de que a pesar de que las denunciadas en su momento fueron también dos publicaciones nacionalistas güelfas como Patria Argentina, de Federico Ibarguren y Memoria, de Antonio Caponnetto, solamente El Fortín y su director fueron procesados. Y lo más increíble es que nosotros nunca nos proclamamos como contrarios al judaísmo, como en cambio lo hacían abiertamente las anteriores, sino simplemente contra el sionismo en tanto secularización de tal forma de religión tradicional a la que respetábamos como tal. Pero no concluían allí los absurdos. El fiscal de ese entonces, el actualmente procesado por corrupto Stornelli, para investigarnos nombró a tres peritos docentes de la Carrera de Ciencias sociales que pertenecían a la cátedra Che Guevara y además dos de ellos eran de origen judío. Resultaba curioso que quienes reivindicaban el accionar de un siniestro asesino fueran los encargados de peritarnos respecto de la eventual comisión de un delito. Pero lo más insólito fue que, a pesar de haber revisado minuciosamente nuestras publicaciones, no pudieron en momento alguno hallar actitudes discriminatorias sino simplemente ‘prejuicios’ en tanto habíamos dicho que en la última gran contienda bélica habían muerto algunos judíos, es decir una cosa cierta pues no sucedió con todos ellos. El juez Urso, más tarde también hecho renunciar por corrupto, aceptó igualmente procesarnos bajo un delito no tipificado en nuestro código penal como el del prejuicio. Sin embargo la causa, una vez apelada, no pudo pasar por la instancia superior en tanto se determinó que la misma había prescripto por el tiempo, es decir fuimos absueltos por un mero tecnicismo jurídico. Esto sin embargo sirvió para que continuaran impertérritas las persecuciones periodísticas y judiciales a través de libros como el del periodista Kollmann que nos acusó de ser el ideólogo de la profanación de tumbas hebreas acontecidas en la Argentina y el escritorzuelo Sebreli que nos acusó falsamente junto a Julius Evola de ser nazis y de haber sido expulsado de la enseñanza por tal motivo. Y seria muy largo enumerar todas las persecuciones padecidas pro el sistema. Las cuales representan para nosotros una verdadera bendición del Cielo pues el enemigo como los perros del Quijote de la Mancha nos indica que estamos cabalgando y nos impulsa por lo tanto a multiplicar nuestras energías.

Queremos cerrar esta nota expresando el anhelo de que puedan existir otros 100 números de El Fortín aunque no los podamos ver.



 

 

 

 

 

 

 

 

Siguen los ladridos del régimen en búsqueda de chivos expiatorios ante sus fracasos estrepitosos.