CONMEMORACIÓN DEL BICENTENARIO DE LA PSEUDO INDEPENDENCIA DEL PERÚ





La República del Perú, este 28 de julio cumple doscientos años de “independencia” y de vida republicana, celebrando este mismo año 2021 su Bicentenario; pero los eventos, acontecimientos, crisis y desastres que han ocurrido en los últimos años, han dado lugar a que no se celebre con gran pompa dicho histórico acontecimiento, y que casi nadie sienta orgullo y ánimos de que esta “República” cumpla doscientos años, desde ese fatídico 28 de julio de 1821. Asimismo, en este año, el “pueblo” peruano eligió electoralmente a su nuevo presidente, donde otra vez el “fujimorismo y el antifujimorismo” marcan la cancha para definir el destino político, social, cultural y económico de este país. Un país que se encuentra en franco colapso y desastre en todos los sentidos y frentes; ciertamente acelerado por ese antagonismo “fujimorismo y antifujimorismo”, que realmente ha dividido y partido el país en dos irremediablemente. Ahora el Perú se encuentra a un paso del colapso total y del caos absoluto; aunque en realidad siempre se encontró en la destrucción, autodestrucción y desgobierno desde 1821. A continuación, y como un botón de muestra de lo que decimos, pasaremos a pormenorizar los acontecimientos y las crisis que se suscitaron en estos últimos años, como también sobre los primeros años de existencia de esta deleznable y degradada “República”.

El pasado año 2016, el banquero y lobista financiero Pedro Pablo Kuczynski fue elegido presidente del Perú por un periodo de cinco años, que debió culminar su gobierno este año 2021; pero como renunció a su cargo presidencial por presiones y ofensivas del Congreso de mayoría fujimorista, no pudo culminar su mandato, recayendo el cargo presidencial en su vicepresidente Martín Vizcarra. Justo, en el trascurso del mandato de este personaje siniestro y abyecto, sucedieron varios eventos decisivos y determinantes, que desembocaron en el actual estado de cosas de aguda precariedad, permanente inestabilidad y mayor desgobierno sobre este país en franca descomposición. Seguidamente, vamos a describir dos acontecimientos significativos impactantes, que llevaron al Perú a esta encrucijada e inestabilidad insuperable:

1) El Caso Lava Jato, que develó la enorme estructura de corrupción estatal-privada de coimas y sobornos, operada por la empresa brasileña transnacional Odebrecht en Latinoamérica; pero que en el Perú la influencia delictuosa de esta empresa coimera fue mucho mayor que en cualquier otro país latinoamericano. Dicha empresa brasileña delincuencial, entregó sobornos (de cientos de miles y millones de dólares) a varios presidentes peruanos consecutivos a cambio de la aprobación exclusiva de onerosas licitaciones de proyectos de infraestructura, de enorme provecho y ganancia corrupta en favor de la mencionada empresa brasileña. Y precisamente, los presidentes sobornados que recibieron con gusto coimas y dinero corrupto de Odebrecht (y que también trabajaron junto con esta empresa delincuencial) fueron: Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski-Martín Vizcarra. Primero, Alejandro Toledo que estuvo encarcelado en EEUU para ser extraditado al Perú, por haber recibido 31 millones de dólares de sobornos de Odebrecht. Luego, Alan García que se suicidó para evitar la prisión preventiva en su contra, porque la justicia lo estaba investigando por el caso Lava Jato. También Ollanta Humala fue encarcelado por recibir dinero y otorgar licitaciones a la emprensa Odebrecht, por la construcción del proyecto Gasoducto Sur Peruano. Y Pedro Pablo Kuczynski, que renunció a la presidencia antes de ser sacado por el Congreso, porque cuando fue ministro principal del gobierno de Alejandro Toledo, estuvo de consultor de la empresa Odebrecht recibiendo pagos de ésta, en grave contraste y violación del cargo público que desempeñaba, yendo en contra de los intereses públicos de la nación en pro de meros intereses particulares capitalistas; y que actualmente está bajo arresto domiciliario. Y Martín Vizcarra, que sucedió al renunciante Pedro Pablo Kuczynski, fue destituido por el mismo Congreso que fomentó e instauró tras haber disuelto el anterior Congreso de mayoría fujimorista, pensando que así lograría mayor impunidad y frustraría las investigaciones penales que se estaban realizando en su contra; pero como si fuera un golem el Congreso que él mismo engendró: lo terminó destituyendo y sacando de la presidencia por «incapacidad moral permanente»; porque también sus empresas pertenecieron al «Club de la Construcción», que tuvo fuertes vínculos delincuenciales con la empresa brasileña trasnacional Odebrecht, y que por ello está llevando varios procesos penales.

Esto demuestra abismalmente, la arraigada decadencia y descomposición de esta degenerada clase política peruana (sea de “derechas” como de izquierdas por igual), en donde dos de los expresidentes mencionados fueron encarcelados, uno está con prisión domiciliaria y otro se suicidó. Todo lo cual evidencia, a qué extremos llega la persecución y consumación de los intereses particulares económicos de estos politiqueros sin escrúpulos junto con empresarios capitalistas inescrupulosos (como los del Club de la Construcción), con el objetivo común de enriquecerse ilícitamente parasitando el Estado y depredando los recursos de este país tan rico. Que evidentemente, este mismo sistema político-económico liberal democrático, permite y avala toda esta vorágine de corrupción y saqueo “institucionalizado” por parte de estos politiqueros y empresarios mafiosos que saquean el erario nacional.

2) Y la pandemia global del SARS-COV-2, donde el Perú es uno de los países que más ha padecido la pandemia global del nuevo coronavirus (COVID-19), siendo el país con el mayor número de muertos por millón de habitantes en el mundo; por causa de la tremenda ineficiencia y negligencia en el manejo de la pandemia, primero, por parte del desgobierno atroz de Martín Vizcarra desde que comenzó esta crisis sanitaria. Siendo el Perú, el país con el peor desempeño en el control de la pandemia de toda Sudamérica y del mundo en general. Justo, en el transcurso de la misma sucedieron los procesos de vacancia contra el mencionado expresidente, y que esta vacancia presidencial logró consumarse en el mes de noviembre del año pasado (2020). Y, que en ese mismo mes de noviembre, Manuel Merino, que desempeñaba la presidencia del Congreso, asumió como nuevo presidente de la ”República”; pero que duró menos de una semana en el cargo presidencial, porque fue obligado a renunciar por presiones del poder del sector político-institucional “caviar”: que fomentó y organizó marchas multitudinarias en rechazo de la destitución de Martín Vizcarra; y que éste a pesar de su desastroso manejo sanitario de la pandemia, gozaba todavía de amplia popularidad en vastos sectores de la población peruana; porque Vizcarra desde que reemplazó a Pedro Pablo Kuczynski, explotó un discurso extremadamente demagógico, populista y de un cierto bonapartismo barato. Por el cual, mucha gente ilusa creyó en su lema: “lucha frontal contra la corrupción”; siendo él mismo un corrupto y mitómano de primera, que no se cansaba de proferir mentiras, patrañas, embustes y falsas promesas de puro populismo barato.

Luego de dimitir Manuel Merino, fue designado por el Congreso el hace poco presidente: Francisco Sagasti Hochhausler. Otro mandatario lábil y deleznable, que con sus fanáticas políticas y directivas ideológicas progresistas neomarxistas de DD.HH., debilitó y degradó más la institucionalidad de la Policía Nacional del Perú y en menor grado la de las Fuerzas Armadas; a raíz de las marchas pro-vizcarristas antes mencionadas, casi similar al mismo proceso que se vio en Chile el año 2019. Y esto incentivó a que organizaciones políticas socialistas-comunistas radicales de orientación castrochavista, tomaran más impulso y hegemonía en sus pretensiones de tomar y ocupar el poder político central, y entre ellos también organizaciones político-civiles de Sendero Luminoso (MOVADEF y CONARE-SUTEP). Y consecuentemente, el reciente candidato presidencial Pedro Castillo, asumió como el nuevo presidente de este país, llegando al poder ejecutivo por el partido marxista-leninista “Perú Libre”. Compitiendo en las elecciones presidenciales con la excandidata del neo-fujimorismo Keiko Fujimori: que fue derrotada; y que si ella ganaba las elecciones iba a significar la vigencia permanente de la Constitución fujimorista de 1993 de corte netamente neoliberal en lo económico, jurídico y social. Y que el neo-comunismo actual (a igual que de sectores de izquierda moderada a radical que no se denominan abiertamente comunistas) está pretendiendo (ya en el poder) abolir dicha Constitución vigente y convocar una Asamblea Constituyente para promulgar y establecer una nueva Constitución de corte socialista, como actualmente ya está ocurriendo en Chile. En consecuencia, se anuncia, el advenimiento del Cuarto Estado: la consolidación del Socialismo del Siglo XXI en este país. Y que el fujimorismo nuevamente derrotado en elecciones presidenciales, significa de alguna manera, el declive y la descomposición del Tercer Estado (la burguesía conservadora liberal) en el Perú.

El fujimorismo, que tuvo la oportunidad de perpetuarse en el poder indefinidamente, ya con Alberto Fujimori como autócrata, pero que por sus sugestiones democráticas no acabó con sus verdaderos enemigos denominados “caviares” (izquierdistas y pseudo-socialistas que en el fondo son neoliberales progresistas); y que éstos, siempre impidieron que la hija (Keiko) de Alberto Fujimori nunca ganara las consecutivas elecciones presidenciales en las que participó. Y como anteriormente, mencionamos la antítesis “fujimorismo y antifujimorismo”, un verdadero antagonismo artificial, propició que un partido de ideología marxista-leninista gane las elecciones presidenciales por primera vez en la historia moderna de este país. Y es mentira que el fujimorismo sea de genuina Derecha, pues Alberto Fujimori para ganar las elecciones de la década del noventa, utilizó y explotó un populismo técnico directo para ganarse a las masas populacheras y mezclarse impúdicamente con ellas; y también la corrupción, rapiña, mafia y saqueo del Estado en el que incurrió su régimen delincuencial: oscureció y desacreditó los logros que pudo haber tenido dicho régimen fujimorista. Y que lisa y llanamente, casi similar al régimen de Pinochet, la corruptela y orgía del pasado régimen fujimorista, terminaron favoreciendo al comunismo nacional vigente y empoderado; y que en realidad el fujimorismo es de izquierdas, como también son izquierdistas los demoliberales de Alejandro Toledo-PPK-Vizcarra y el APRA que murió para siempre cuando se suicidó Alan García Pérez. Se trata esencialmente, de pugnas entre izquierdistas e izquierdismos para parasitar el Estado y saquear, depredar, socavar y destruir este país llamado Perú, ya desde 1821 a todo dar.

Y en fin, esta pandemia del SARS-COV-2, ha provocado cerca de 200,000 fallecidos por el coronavirus en el Perú, siendo un país con menor población que Colombia, Argentina, Brasil y que a pesar de eso, es el segundo país con la mayor mortalidad en Sudamérica. Debido a la honda ruina de las instituciones estatales de esta republiqueta caduca, pues el Estado peruano desde hace doscientos años, sobre todo, es un pseudo-Estado u Estado fallido sin remedio ni punto de no retorno. Justamente, la democracia visto y desarrollado en este país, ha conducido a este estado manifiesto de precariedad y desorden en el que está sumido el Perú; y que al parecer se evidencia que es irreversible esta situación de constante disolución.





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El Perú, cuna de antiquísimas y grandes civilizaciones tradicionales de orientación y realidad metafísica y de espiritualidad suprahumana, que desembocaron en el Imperio de los Incas: un Imperio Solar que se fundamentó en principios vivos de jerarquía (castas), centralidad, orden y universalidad. Que posteriormente, dicho Imperio Inca fue absorbido por el Emperador Carlos V al Sacro Imperio Romano Germánico; pero que desde 1821, en donde el Perú dejó de ser un Virreinato Tradicional para convertirse en una mera “republiqueta” débil, errónea, caótica y anárquica. Una “republiqueta” de origen francmasónico de inspiración anglófila franchute, de donde se difundieron e impusieron seudo valores e ideales nocivos ponzoñosos del liberalismo, que darían lugar a las nefastas ideologías modernas antitradicionales subversivas de la democracia, el individualismo, el nacionalismo artificial (los pseudo-nacionalismos chovinistas artificiales que fueron utilizados como instrumentos para fragmentar y destruir los Imperios Tradicionales desde dentro, que todavía subsistían en los siglos XIX y XX), el constitucionalismo jurídico de derecho torcido, la “separación u división de poderes” que sirvieron para subvertir, destruir y desmembrar el Estado Tradicional que fue el inmenso y rico Virreinato del Perú. Que en efecto, todo lo mencionado, es lo que efectuaron y consumaron los anglófilos masones de San Martin y Simón Bolívar, éste mismo vaticinando y avizorando en lo que se convertirían en poco tiempo las republiquetas hispanoamericanas pseudo independizadas, manifestó:

«[…] los pueblos son como los niños (y como las mujeres) que luego tiran aquello porque han llorado. Ni Ud., ni yo ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen, y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces.[…]

Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos (ecuatorianos) que todavía son colonos y pupilos de los forasteros; unos son venezolanos, otros granadinos, otros ingleses, otros peruanos y quién sabe de qué otras tierras los habrá también. Y después, ¡qué hombres! unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón, todos ignorantes sin capacidad alguna para administrar. […]

La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos los colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, este sería el último período de la América. […]

La primera revolución francesa hizo degollar las Antillas, y la segunda causará el mismo efecto en este vasto continente. La súbita reacción de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaban, o más bien los van a completar. Ud. verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia, y ¡desgraciados de los pueblos! y ¡desgraciados de los gobiernos!» (1)

En conclusión, la conmemoración del bicentenario de la pseudo independencia del Perú, es pura patraña y calamidad concatenada, que encarna doscientos años de inestabilidad, desorganización, caos, desorden, anarquía, divisiones, envidias y traiciones. Y que en estas últimas décadas, el afianzamiento del virus de la democracia en esta republiqueta fallida: ha conducido que el Perú caiga en la vorágine autodestructiva del advenimiento y consolidación del Cuarto Estado; y si no se da tal consolidación, de todas maneras, el país se dirige a un mayor grado de desastre y disolución. Realidad funesta que también comparten las otras naciones hispanoamericanas en mayor y menor grado, pero que indica que estas “republicas” democráticas, liberales y socialistas desde sus fundaciones: son un absoluto fracaso contraproducente y erróneo sin punto de no retorno. El ciclo se cierra.





NOTAS:


Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830) https://es.wikisource.org/wiki/Carta_de_Bol%C3%ADvar_al_general_Juan_Jos%C3%A9_Flores_(1830)



Juan Carlos Casalino Antezana

Julio del 2021