AFGANISTÁN 1989: DESINTEGRACIÓN DE LA URSS

UCRANIA 2022: DESINTEGRACIÓN DE RUSIA?


Central atómica de Zaporiya en peligro de estallar.

El mundo moderno, es decir ese universo de máquinas, masas y puros individuos, tiene dos cabezas solidarias. La Rusia actual, es decir la continuidad de la antigua URSS, y los EEUU. Los dos son Estados materialistas para los cuales la vida física y la economía como destino son las metas esenciales para el hombre, pero mientras que el primero realiza el materialismo en forma coercitiva a través de gulags, “suicidios”, o envenenamientos por polonio, el segundo, en tanto pregona la democracia, permite la existencia de una cierta libertad, la cual puede ser aprovechada por los hombres de la Tradición en tanto capaces de cabalgar el tigre, es decir de utilizar aquellos elementos, que en el común de las personas resultan ser fuente de alienación y esclavitud, para destruir al mismo mundo moderno e implantar un universo en donde sea el espíritu el que reine y no la materia y los consumos infinitos.

Pero para un mayor esclarecimiento del tema agreguemos lo que sigue.

  1. Ambos materialismos son formas profanas de dos religiosidades originarias. El protestantismo bíblico en el caso de los EEUU, y el bizantinismo ortodoxo en el caso del imperialismo ruso. Sin embargo, a pesar de las diferencias, ha habido un factor que los ha unido: en los dos la religión ha estado determinada a lo largo de su historia por la actitud de un crudo exclusivismo por el cual se reputaba a la propia como la propietaria de la verdad y al pueblo que la representaba como la nación elegida y determinada para el logro de tal fin. Pero mientras que el bíblico evangelista ha puesto el acento en la distancia existente entre el hombre y Dios otorgándole a éste la soberanía, abriendo así las puertas a la idea de que era la gracia divina la que establecía la justicia universal generándose así un hiato o un espacio en donde tal pueblo bíblico no actuara de forma directa, tal la concepción económica del libre mercado, el ruso en cambio, al haber desconocido tales distancias, se ha atribuido a sí mismo el carácter de pueblo teóforo encargado de hacer cumplir por el mundo entero la voluntad de Dios, siendo a través de sus acciones que la misma se expresaba. Por lo cual la secularización bolchevique de tal concepto significó la utilización de cualquier medio a su disposición para hacer primar su voluntad, la que, si en un caso expresaba la manifestación de los intereses de la religión verdadera realizada por un determinado pueblo encargado de redimir a la humanidad, con la secularización es en cambio lo relativo a la causa del partido bolchevique, en tanto representante de los intereses históricos del proletariado, o el triunfo del mundo multipolar como dicen ahora, en la medida que las ideologías resultan meros instrumentos mutables de una vocación de dominio.

  2. Por tal motivo, en tanto representa al más peligroso y letal, la liquidación del imperialismo ruso secularizado en sus diferentes manifestaciones, bolchevique o euroasiática, debe ser la meta prioritaria a implementar pues terminando con uno se podrá seguir luego con el segundo, siendo un error garrafal hacerlo con los dos al mismo tiempo, tal como hiciera Hitler en la segunda guerra mundial o el Estado Islámico en fecha reciente.

  3. Esto fue comprendido por el movimiento mujaidin quien terminó con la Urss con la victoria sobre la fuerza bolchevique en Afganistán siendo el paso siguiente el ataque contra los EEUU, tal como aconteciera luego en Somalia primero y más tarde en el Trade Center.

  4. Sin embargo el proceso de disolución de Rusia que se iniciara con Gorbachov y Yeltsin fue detenido por dos movimientos sucesivos y solidarios, uno fallido, con el intento de golpe de Estado de 1991 y el otro exitoso cuando la KGB, el antiguo servicio de inteligencia del régimen bolchevique, logró infiltrar en la cúspide del Estado al agente Putin quien con gran eficiencia logró reimplantar las antiguas metas del bolchevismo camuflándolas con un conjunto de sofismas ideológicos ya implementados muchos de ellos con el stalinismo, como la lucha contra los homosexuales y la exaltación de la religión, pero por supuesto al servicio del Estado ruso. Es decir que el régimen de Putin ha significado la reimplantación del comunismo ruso en sus aspectos esenciales representando así un freno al proceso disgregador iniciado en 1989 con la aplastante derrota en Afganistán. Ello se lo ha hecho notorio entre otras cosas por el proceso incesante de reconstitución de sus antiguas fronteras. De este modo fue como se reconquistó Chechenia, Ingushetia, Dagestán, partes de Georgia, Moldavia, y tantas otras hasta llegar a la misma Ucrania que hoy se encuentra invadida y en guerra.


Por lo tanto el inicio de la invasión a Ucrania iniciado en febrero de este año debe comprenderse en el contexto del proceso de reconstitución del imperio bolchevique ruso pues, tal como dijera el mismo Putin, la disolución de la URSS fue la más gran tragedia histórica acontecida luego de la segunda gran guerra, la cual debe sin más repararse.

Los despistados pseudo derechistas identitarios y demás yerba euroasiática que curiosametne se encuentra también en este continente, demostrando tal cosa el grado de profunda decadencia a la cual se ha podido arribar, suponen que el Sr. Putin no pretende recrear un antiguo imperialismo, sino al contrario liberarnos a todos del mundo global y liberal creado por los EEUU, el que sería el único imperialismo existente. Es decir que sus brigadas de mercenarios Wagner enviados al Africa, al Medio Oriente y en poco tiempo también a América, serían fuerzas libertadoras a nuestro servicio. La vocación de idiotas útiles de esta gente pareciera no tener límite alguno.

Hemos dicho que la liberación de la humanidad respecto de la anomalía moderna solamente será posible a través de la estereotipación dialéctica de las dos formas en que ésta se expresa. Afortunadamente esta vez el occidente liberal no se dejó engañar más, tal como sucediera con las anteriores invasiones de Georgia y Chechenia en donde, en perfecto silencio cómplice, permitió el genocidio de tales pueblos. Con Ucrania las cosas han cambiado sustancialmente. Hoy día, tal como aconteciera en la guerra de Afganistán, el occidente liberal ha estado ayudando al pueblo ucraniano a defenderse y debemos decir que, de acuerdo a los últimos acontecimientos y luego de 200 días de guerra, la suerte se está inclinando a favor de éste representando muy posiblemente para el tirano Putin el inicio de su fin y por lo tanto la profundización del proceso de disolución del imperio ruso como paso previo al de los EEUU.

De todos modos antes de cantar victoria queremos advertir respecto de la posibilidad de que tal déspota, en un acto de desesperación, desate una represalia nuclear haciendo estallar la central atómica de Zaporiya que fuera ocupada por sus fuerzas y produciendo así un grado de contaminación mayor que el acontecido en Chernobyl.

Los próximos días serán decisivos para detectar lo que sucederá. Es de esperar que la oposición interna que existe actualmente en Rusia haga triunfar al sector moderado, el mismo que diera cuenta de la hija del ideólgo halcón Dugin, quien luego de este hecho se ha llamado curiosamente a silencio. Este sector pretende continuar con el proceso de perestroika iniciado por Gorbachov y Yeltsin.