La Civilización que niega su esencia no tiene porvenir

La civilización moderna deja detrás de montañas enormes y montones de  basura, que abarca la ecología de bosques y campos, envenena la tierra y el  agua. 20 Fotografía de stock - Alamy

 

 

A lo largo de los 3 últimos siglos, se ha ido expandiendo, arraigando y profundizando la noción de que el ser humano es un cuerpo físico con ciertas capacidades racionales, sentimentales y emocionales, y que de hecho, todo se reduce a una realidad física de complejas interacciones químico biológicas. Esto de hecho, significa reducir no solo al ser humano a la nada, sino a toda la creación, para usar un término de las religiones monoteístas.

La ciencia moderna combinada con las ideologías liberales, tan sobradas y soberbias, han logrado que las generaciones nacidas aproximadamente desde la década de los 80’s del siglo pasado -e incluso desde la década de los 60’s en algunos casos- sean, por llamarlas de algún modo, huérfanas de la realidad espiritual, mayormente en el mundo occidentalizado, pero que se ha ido extendiendo desde entonces a casi todos los países y culturas en el mundo en mayor o menor grado.

Esta ignorancia fundamental que no solo no es atendida por la sociedad postmoderna, ya que de hecho es negada o por lo menos seriamente ignorada, no significa que deje de existir esa dimensión espiritual interior, lo que provoca que se trate de compensar con otras cosas, y desde luego, será con aquellas que le ofrece su entorno cultural, que serán mayormente profanas, sin alcance espiritual efectivo o incluso, mas dañinas que el permanecer ignorantes.

En la actualidad, para la inmensa mayoría de la gente, tener acceso a una educación medianamente fundamentada en lo religioso (religiones ortodoxas) es por demás complicado, y ni hablar de una educación tradicional genuina, que es prácticamente una imposibilidad total, lo que ha impulsado un fenómeno mundial, desde hace décadas, de buscar distraerse con actividades cada vez mas superfluas, fugaces y negativas; traduciéndose todo esto en generaciones cada vez mas dañadas ya no solo a nivel del alma, sino incluso en los aspectos más elementales de la interacción social.

El ser humano es tal por su capacidad y necesidad de relacionarse con lo divino de manera central y total. Una civilización como la postmoderna, que se ha esforzado tanto por desterrar esa Verdad de la esencia misma del Hombre e insistir en que la “realidad” es el mundo físico reducido a un entendimiento de lo mas limitado y superficial que puede moldear y abusar a su antojo con el concepto de progreso, ha logrado de hecho, instaurar la sociedad mas inhumana e infrahumana que jamás se haya conocido.

Y como esa sociedad postmoderna no puede de hecho, suprimir la verdadera naturaleza humana, ese enorme vacío se tiene que suplir con otras cosas, pero por la misma conceptualización de esta sociedad, las opciones lejos de ayudar en algo, agravan el problema, y sus efectos están a la vista en todas partes, todos los días. Como simple ejemplo ilustrativo, diremos que nunca en la historia hubo tanta riqueza material en el mundo y tan variada, y curiosamente, nunca hubo tanta pobreza ni tanta violencia, extendidas por todo el mundo. Y podríamos señalar decenas y decenas de ejemplos.

Es mas que evidente que a la postmodernidad no le queda mucho camino por recorrer, está forzando al límite una visión del ser humano y de la creación que son insostenibles, y mientras mas insista en seguir adelante, mas violenta será la corrección que se experimentará.

Francisco Galarza

Agosto de 2022.