Unabomber en diálogo con la Tradición



El escritor ruso Nicolas Berdiaev dijo “La técnica ha dejado de ser neutral. El problema técnico es para nosotros un problema espiritual, el del destino del hombre y de su relación con Dios.”. Theodore Kaczinski nombra solamente cuatro veces a Dios en su manifiesto y cuando lo hace es a través de paréntesis aclaratorios, emparentándolo con la casualidad y el azar. ¿Podemos pensar (junto a Gautier) que “Ted”, en su fondo, intuía, que el azar es, en realidad, otro de los “seudónimos de Dios”?

El matemático ludita estadounidense Theodore Kaczinski, conocido popularmente como Unabomber, protagonista de una de las búsquedas más derrochadoras e incansables del FBI, puso fin a su vida, a los 81 años, la semana pasada en una prisión de Carolina del Norte, Estados Unidos. Había pasado 27 años encarcelado por enviar cartas bomba a universidades y líneas aéreas dejando un saldo de 3 muertos y 23 heridos.

El 19 de septiembre de 1995 y, como condición impuesta por “Ted” al cese de los atentados, los diarios The Washington Post y The New York Times publicaron integralmente (y dividiéndose los costos) su texto “La Sociedad Industrial y su Futuro” conocido vulgarmente como el Manifesto Unabomber. Esta tesis expone in nuce la alienación, la falta de libertad y el nihilismo del ser humano moderno inmerso en una sociedad dirigida por avances tecnológicos impersonales, obligatorios y anónimos que alejan cada vez más a las personas de cualquier autonomía real sobre sus vidas. Todo esto haciendo especial hincapié en las consecuencias que tal estado de cosas implica para la psique humana y especialmente, para la naturaleza, a la que invita a rehabitar y revalorizar. Vale la pena recordar que la carrera terrorista y literaria del Unabomber se dio desde el ostracismo de una cabaña construida con sus propias manos en los bosques de Lincoln, Montana, donde no contaba con agua ni energía eléctrica.

El profesor de Ciencias Políticas, James Q. Wilson (citado en el Manifiesto) dijo luego de leerlo
que “si esta es la obra de un loco, entonces los escritos de muchos filósofos políticos son apenas mas cuerdos” y es que Theodore no estaba solo en su crítica a la sociedad industrializada, puede resultar más que interesante, traer de vuelta, en la época de la Inteligencia Artificial y el Internet G5, entre otros, el siguiente extracto de “Introducción a la Metafísica” de Heidegger:

Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el último rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se haya vuelto accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda «asistir» simultáneamente a un atentado contra un rey de Francia y a un concierto sinfónico en Tokio, cuando el tiempo ya solo equivalga a velocidad, instantaneidad y simultaneidad (…) cuando al boxeador se le tenga por el gran hombre de un pueblo, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por un triunfo entonces, sí, como un fantasma que se proyecta más allá de todas estas quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego qué? La decadencia espiritual del planeta ha avanzado tanto que los pueblos están en peligro de perder sus últimas fuerzas intelectuales, las únicas que les permitirían ver y apreciar esa decadencia.”

¿No sería posible también, que, más allá de cualquier rivalidad virtual, Spengler cierre la reflexión de Heidegger recordándonos que “Solo partiendo del alma puede descubrirse la significación de la técnica”?

Alma es otra palabra que escasea y, de hecho, solo aparece una vez en el manifiesto Unabomber, específicamente en el siguiente pasaje: “Puede haber o no un alma humana inmaterial, pero, si la hay, es claramente menos poderosa que los mecanismos biológicos del comportamiento humano. Puesto que, si ese no fuera el caso, entonces las investigaciones no podrían manipular tan fácilmente los sentimientos y el comportamiento humano con drogas y corrientes eléctricas”.

Theodore, además de olvidar momentáneamente en ese párrafo al tipo de hombre que critica (masivo e indiferenciado donde el alma es anecdótica) quería y no quería aceptar que detrás de su misión (dharma) disfrazada de inmanencia cientificista había una trascendencia. Su postura hermética, su lógica proposicional se convierte a modal solamente cuando aparece el factor religioso (“si existiese o no”, “quizás”, “podría ser”).

En el año 2017 se hizo una recomendable dramatización de la vida de Kaczinski “Manhunter: Unabomber” donde se representa de una forma simbólica el momento en que él debe elegir entre el camino de la eternidad o el de la salvación material cuando la abogada Judy, en complicidad con el hermano de Ted, buscan salvarlo de la silla eléctrica alegando “locura”, lo cual le devolvería la libertad pero implicaría que todo su pensamiento, incluido el Manifiesto, quedaría limitado tan solo a las derivas de un demente carente de autonomía. El diálogo que se da luego es interesante:

Ted. - Me mentiste en la cara.
Judy. - Estamos salvando tu vida.
Ted. - No permitiré que continúes con la defensa de la inestabilidad mental, ni ahora ni nunca.
Judy. - Tengo una obligación ética con el Sistema de hacer lo que sea para salvarte la vida.
Ted. - ¡No estás salvando mi vida, Judy! ¡Estás salvando mi cuerpo y destruyendo el trabajo de mi vida!

Theodore elige el camino de la eternidad, del mismo modo que Sócrates prefirió enfrentar la muerte a escapar deshonrando sus propias ideas en el Critón. El hecho de contrastar la salvación del cuerpo con el trabajo de su vida no es más que un eufemismo del Ánima y hasta suena forzada su omisión.

La crítica del Unabomber a un pueblo dormido, desnaturalizado y esclavizado nos suena conocida, dice en su párrafo 19: “El activista de izquierda recurre al colectivismo ya que solo puede sentirse fuerte como miembro de una organización grande o un movimiento de masas que lo identifique.” Ted propone que la Izquierda se transformó en una suerte de ethos del mundo moderno, superando el partidismo para transformarse directamente en una forma de ser: la masa, los esclavos que, citando a Julius Evola, son el hombre “nivelado para abajo”, “un fenómeno cuantitativo, más que cualitativo” y que solo puede ser combatida por el denominado Hombre Diferenciado. El problema es que Theodore encuentra la solución en un escapismo romantizado hacia los bosques, cuando solo es posible construir la salida a partir de una aceleración de los acontecimientos basada en las mismas armas del enemigo y que el gran pensador italiano comparó con la imagen tomada del Zen de “Cabalgar un tigre”, ese tigre es nuestro hostis en común, “Quien por espada mata, por espada morirá”.

La fugaz obra de Theodore Kaczinski pecaría, bajo nuestro punto de vista, de haberse quedado en el umbral del cuerpo y del Alma, sin siquiera especular sobre la existencia del Espíritu, ámbito que si llegaron a tocar los otros escritores que citamos y todos los que se omitieron, pero aun así, su importancia para nosotros radica en que Theodore se volvió símbolo (casi popular) de una doctrina crítica del sistema industrial cuantitativo, y esa postura la mantuvo hasta el último segundo, sirviendo como ejemplo, representación e incluso ilustración, de como una esencia puede volverse viva y sobre todo operativa, no en cuanto al cuestionable actuar terrorista sino a la unificación de una postura con una vida.

René Guénon decía en “La Crisis del Mundo Moderno” que el occidente (y ya hoy en día, también el oriente) actual son una anomalía, ya que es la primer civilización que vive plenamente en el mundo material. Tranquilamente puede ser este pensador quien tenga la última palabra y cierre nuestro diálogo virtual con Theodore:

La masa ha sido dirigida siempre, de una forma o de otra, y se podría decir que su papel histórico consiste sobre todo en dejarse llevar, porque no representa más que un elemento pasivo, una “materia” en el sentido aristotélico; pero actualmente basta para moverla con disponer de medios puramente materiales, esta vez en el sentido ordinario de la palabra, lo que muestra el grado de envilecimiento de nuestra época, Y, al mismo tiempo, se hace creer a esa masa que no está dirigida, que actúa espontáneamente y se gobierna a sí misma el hecho de que lo crea permite vislumbrar hasta dónde puede llegar su ininteligencia.”



Rodrigo Villanueva, 16/06/2023