CRÓNICA ACERCA DE SERRUCHOS SILENCIADOS Y DE CERVEZAS ABUNDANTES

 

Día Internacional de la Cerveza | Sabor y Estilo

No quisiéramos que estas líneas que a continuación transcribimos sean interpretadas como una réplica al artículo que, sobre mi persona en particular, editara el día 7-12-98 el periódico Página 12, ya que consideramos imposible establecer un debate y ni siquiera un intercambio de ideas con personas que se encuentran tan en las antípodas de nuestra manera de pensar, por lo que cualquier intento al respecto se trataría de una pura conversación entre sordos. El mismo únicamente nos interesa por su carácter indicativo de una serie de temáticas que permiten comprender con mayor precisión y evidencia el terreno en el cual se mueve el pensamiento último, en especial a través de su principal manifestación cual es hoy en día el periodismo.
Para quienes no lo hayan leído simplemente resaltemos que allí, queriéndose destacar que el suscripto se trata de un nazi peligrosísimo, lamentablemente "no medicado", siendo la "persona clave" que organiza los eventos de los vernáculos de tal ideología, se quiso abonar tal afirmación reexhumando una carta que el mismo enviara en 1987 (es decir hace doce años) al periódico Alerta Nacional, en ocasión del asesinato que se consumara en contra de quien hasta ese entonces se desempeñaba como director de esa publicación, don Alfredo Guereño. En dicho texto se trataba de dar una explicación a ese grupo de jóvenes nacionalistas y peronistas acerca de las razones por las cuales se había consumado tal crimen, el cual, dicho sea de paso, obviamente no fue prácticamente referido por publicación alguna, tampoco por Página 12, por supuesto, ni por ninguno de los pegajosos organismos de Derechos Humanos que gozan de tantos espacios en la prensa, y ello se debe al hecho de que Alfredo Guereño tuvo en vida la suerte de no ser un izquierdista, como en cambio ha sucedido por ejemplo con el fotógrafo Cabezas, el cual, gracias a su adscripción a tal ideología, tan simpática y agradable para el sistema que nos oprime, puede gozar del privilegio de obligarnos a que no nos olvidemos de él en razón de la fastidiosa prédica a la que nos somete toda su prensa. Quizás un mérito involuntario del artículo haya sido el de permitirnos recordar a Guereño y los contenidos de esa carta que aquí aprovecharemos para transcribir.
Nosotros, decíamos, pretendíamos en la misma brindarle una explicación a un grupo de jóvenes que había perdido a uno de sus dirigentes en un asesinato el que, además de alevoso, se presentaba como realmente insólito por sus características. Era un nueve de Julio de 1987, los integrantes de Alerta Nacional realizaban en ese entonces un asado de homenaje a nuestra independencia. Fue allí que Alfredo Guereño se ausentó por unos instantes para ir a comprar un paquete de cigarrillos y nunca más volvió a esa reunión. Más tarde su cadáver fue encontrado tirado en el hueco de un ascensor, desangrado, su cuerpo casi no pesaba, su brazo izquierdo había sido serruchado a la altura en la cual los miembros de esa agrupación solían endosar su brazalete insignia, el siete de San Cayetano. En esa carta hicimos notar que tal hecho, simultáneamente siniestro y extraño, había sucedido justo unos días después (un 28 de junio de 1987) de que en la Argentina había acontecido otro muy insólito serruchamiento. Esta vez no de un vivo, sino de un muerto; pero no de cualquier muerto, ni tampoco un hecho sucedido en una morgue sobre un cadáver anónimo para realizar algún tipo de experimento medicinal. Eran las manos del General Perón las que habían sido serruchadas. Ante el asombro y la carencia de explicación en el que este grupo nacionalista y peronista había ingresado tratamos de brindarles una interpretación de los acontecimientos, vinculándoselos con un tercero sucedido en esos mismos días, también de carácter misterioso y sin explicación "oficial". El 17 de agosto de ese mismo año, es decir en el aniversario de la muerte de nuestro padre de la patria, las cuatro caras del Obelisco aparecieron manchadas en su cúspide con un extraño líquido de color rojo, posiblemente (ya que hoy en día no podemos saberlo con precisión debido a la rapidez con que fueron borradas las pruebas) se habría tratado de la sangre de Guereño. Acotemos que ya en ese entonces dicho monumento, el cual, de acuerdo al ritual propio del intendente masón que lo erigió, simboliza un falo erguido, es decir un centro energético, estaba rodeado por un alto vallado y además, para llegar a su cima, se necesitaba tener una copia de sus llaves o haberse conseguido alguna facilidad para ingresar. En ese entonces nuestra explicación de los hechos se basó en la idea de que en el mundo actúan poderes ocultos los cuales, con el silencio cómplice y la indiferencia de la prensa, pueden efectuar libremente sus acciones sin ser molestados por nadie, ya que, gracias al reblandecimiento colectivo que los medios de difusión masiva generan en la mayoría, se ha logrado que la gente sólo crea que existe lo que dicen o muestran los diarios o la televisión y no lo que ve. Es decir la imagen hoy en día ha suplantado a la realidad. Por ello no solamente no hay explicación con respecto a estos hechos misteriosos, sino que ni siquiera los mismos existen hoy en día en la conciencia de la comunidad, gracias al eficaz ocultamiento efectuado por la prensa. Es decir que, si bien se pudo mantener en silencio que a Guereño lo serrucharon y desangraron, y hasta que la inmensa mayoría de los argentinos ignore quién fue Guereño, todos sin embargo vieron bajo sus propias narices que el Obelisco apareció manchado de color rojo, todos se enteraron de que a Perón le amputaron las dos manos, pero nadie o muy pocos se han preocupado por buscar alguna explicación al respecto y ello, además que por el aludido reblandecimiento, por el verdadero terrorismo que inflige la prensa para la cual quien pretendiera explicar lo que ellos no explican sería poco menos que un "delirante", alguien que necesitaría ser medicado, tal como ha sucedido en nuestro caso particular con el anatema que nos lanzara el periodista de Página 12 por haber cometido una tal herejía. Nosotros que no tenemos miedo al ridículo ni a decir en voz alta que "el rey está desnudo" dimos en su momento una explicación de estos tres hechos, la cual resumimos y ampliamos seguidamente.

    1. Lejos de considerar a la manera moderna y positivista que la historia la hacen los pueblos o los políticos que aparecen cotidianamente en los medios, creemos que otras fuerzas son las que actúan detrás de los bastidores, fuerzas cuyo poderío principal consiste en su capacidad para ocultarse y lograr dirigir hacia otra parte la atención de las personas. Sin embargo las mismas en determinadas circunstancias, las que explicaremos, suelen aparecer en escena generando ciertos hechos que operan a la manera precisa y simultánea de orientaciones y ritos. Agreguemos a su vez que dichas fuerzas no son meramente físicas, sino principalmente metafísicas. Es decir que las mismas no son solamente humanas aunque operen a través de seres pertenecientes a nuestra especie.

Pero nosotros no formulamos tal aseveración en modo antojadizo; no hemos inventado absolutamente nada al respecto. Digamos que nuestra posición se encuentra abonada por todas las grandes tradiciones milenarias de la humanidad, las que en unanimidad concibieron la historia como el campo de lucha entre dos fuerzas antagónicas, las cuales, si bien actuaban en la realidad física, eran en el fondo la expresión de otra realidad de orden superior: fuerzas del caos enfrentadas contra fuerzas del orden, potencias de la luz contra las de las tinieblas, ángeles buenos versus demonios malos, etc. Y aun ciertas cosmovisiones modernas, a la manera de un lejano eco de esta verdad, no han permanecido ajenas a tal visión, como la marxista por ejemplo, la cual ha secularizado tal doctrina tradicional sustituyendo dicha guerra cósmica por una mera lucha entre clases económicas antagónicas.

    1. Las fuerzas del caos tratan de conducir al mundo hacia el reino de la pura materia, es decir hacia lo que desdeña de la forma y de lo que es orden, hacia lo que es tendencia irracional hacia la nada, lo que teológicamente se calificara como el satanismo. El mundo moderno con toda su "cultura" profana, de la cual es suma expresión la aludida prensa modeladora de la opinión pública, es justamente un mundo moldeado en función de lo que es puramente físico y material. El materialismo último de los modernos, tal como exuda el artículo de Página 12, consiste en la negación enfática de la realidad metafísica y la aceptación tan sólo del plano físico más superficial, el que captan nuestros sentidos externos.

    2. De acuerdo a la concepción cíclica de la historia, la Modernidad que hoy vivimos corresponde a lo que la Tradición calificara como la edad del Hierro. La misma está caracterizada por la ruptura del orden normal de la civilización y dicha caída ha acontecido por grados. Comienza primero con la rebelión de la clase política en contra de la espiritual (Segundo Estado), luego con la rebelión de la clase económica, la burguesía, en contra de la política (Tercer Estado), para después pasar a la rebelión de la clase proletaria contra la misma burguesía, con la revolución rusa (Cuarto Estado), hasta llegar a la fase última que es la que estamos viviendo hoy en día y que corresponde a lo que ha dado en llamarse como el Quinto Estado.

    3. El Quinto Estado se caracteriza por ser una síntesis de los dos que lo precedieron tomando de los mismos sus aspectos más negativos. Del liberalismo (Tercer Estado) ha recabado el afán desaforado hacia la producción y el consumo y del comunismo (Cuarto Estado) su espíritu totalitario e intolerante hacia los que piensan diferente, habiéndose erigido hoy una sola manera de pensar, la democrática, como la única posible ante la cual todas las restantes son repudiadas y reducidas a la categoría de nada o enfermedades (nuevamente el articulista de Página 12, que nos considera enfermos por considerar al Anticristo como una hipótesis histórica, es un ejemplo cabal de lo que afirmamos). Justamente este mundo totalitario de la materia, este caos organizado, es lo que teológicamente se conoce como el reino del Anticristo.

    4. Y aquí interviene la interpretación que diéramos de los tres hechos. Las fuerzas del caos, que actúan en todos los contextos, en 1987 festejaban en la República Argentina un gran triunfo como el logrado en la Semana Santa de ese año cuando el presidente Alfonsín, junto a la restante partidocracia, dirigiendo una pueblada, logró desbaratar una sublevación militar y aventar el peligro de golpe. Quienes conocen la dimensión metafísica saben que los ritos no son solamente acciones evocatorias, sino operaciones por las cuales se intenta lograr que ciertas direcciones se sublimen y dinamicen a través de la convocatoria de fuerzas que pertenecen a esferas superiores a la meramente física, lo que corresponde propiamente a la dimensión de la magia, que es la faz práctica de la metafísica.

Serruchando las manos de Perón se atacaba el principio del caudillismo, esto es, la unión entre lo militar y el pueblo. La muerte sacrificial de un joven dirigente nacionalista significaba el ataque hacia el patriotismo. La patria y la nación son conceptos y realidades orgánicas que se contraponen al principio de gobierno mundial hacia el cual se dirige el poder oculto del Quinto Estado. Finalmente, el haber rociado con sangre el Obelisco es una ceremonia ritual conocida como la circuncisión, la cual es propiamente un bautismo, realizado aquí en el centro energético de la república, a través del cual se intentaba simbólicamente efectuar un acto de posesión y control.

    1. Dichas acciones rituales, no eran nuevas en nuestra historia reciente; ellas ya habían tenido antecedentes en una dimensión más pequeña. Por lo que hemos podido detectar, desde 1969, cuando por primera vez y ante la indiferencia colectiva un billete de quinientos pesos (moneda nacional) apareció con un diablito impreso a poca distancia de la efigie de San Martín junto a tres seis diseñados disimuladamente sobre su cabeza. Dichas figuras serán recreadas luego en 1983, en vísperas de la democracia, agregándose la orientación del diablito en el reverso del monumento a la bandera. Los significados y las fechas han tenido una claridad muy precisa. 1969 representa el comienzo de la sangrienta guerra civil que asolará a la Argentina por más de 10 años. 1983 significó simultáneamente su final victorioso para dichas fuerzas junto a la celebración de la derrota en Malvinas y su consecuencia, la democracia.

    2. No podemos dejar de resaltar la mezcla de malicia e ignorancia del articulista cuando nos achaca haber dicho que la circuncisión simbólica del Obelisco fue "una acción judía para controlar la Argentina". No sólo no hemos afirmado tal cosa que han entrecomillado, sino que por el contrario nuestra carta tendía a ampliar el horizonte de esos jóvenes nacionalistas que caían con facilidad presa de querer reducir el problema de la subversión a la acción de los judíos. En todo nuestro escrito está expresado con absoluta claridad que el enemigo oculto es de carácter metafísico y que querer reducirlo a una determinada comunidad es justamente hacerle el juego. La ignorancia de los articulistas (nos olvidábamos decir que hay también una periodista de ese diario que la emprende en contra nuestro) es la de suponer que sólo los judíos practican la circuncisión. La mejor prueba de que no queríamos achacarle la responsabilidad a ellos es que mantuvimos ex profeso en reserva en ese entonces la información de que el secretario de obras públicas de la municipalidad de Buenos Aires, quien poseía copias de las llaves del vallado y de la puerta del Obelisco, se llamaba Jacobo Fiterman.

Un final para sonreír: de acuerdo a Página 12 la culpa de todo la tiene la cerveza.
Por último debemos corregir nuestras apreciaciones anteriores. Es falso que Página 12 no intente explicar estos tres extraños acontecimientos. Pues bien, de acuerdo al matutino, no habrían sido los judíos, como según él habríamos afirmado nosotros, quienes mancharon el Obelisco, sino un grupo de farristas que celebraban una despedida de soltero "con mucha cerveza" quienes se mandaron, gracias al portentoso efecto causado por tal líquido y alcohólico elemento, la prodigiosa escalada de 60 metros por una superficie plana y luego de haber saltado con estacas las punzantes vallas de seis metros que lo rodeaban. Es que realmente casarse hoy en día en la Argentina es una verdadera proeza. De la misma manera que Guereño, por haber tomado mucha cerveza en el asado, se habría muerto desangrado tras pincharse con el alfiler de su corbata. Y a Perón finalmente le habrían serruchado las manos unos estudiantes de medicina quienes, tras tomar también "mucha cerveza", quisieron cumplir con un exceso de diligencia con un trabajo práctico de la Facultad por el que se les solicitaba traer unas manos para analizar en clase pues les habían dicho que al ser "la realidad la única verdad" había que experimentar con cuerpos reales y no remitirse a meras lecturas.
No cabe duda de que cada vez nos sentimos más estimulados a leer la "prensa seria".

Marcos Ghio