Comunicado de Prensa

Ante el fallecimiento del Papa Wojtyla

 

 

Tras el reciente fallecimiento del papa Wojtyla, cabeza ostensible de la religión cristiana ecumenista promovida en el mundo en forma manifiesta tras el pasado Concilio Vaticano II, este Centro de Estudios declara:

  1. Que hacemos nuestras las recientes declaraciones del actual presidente argentino Kirchner quien ha manifestado que, gracias a la intervención del fallecido Papa durante la guerra de Malvinas, nuestro país pudo obtener la actual “paz democrática” que viene viviendo de manera ininterrumpida desde hace más de veinte años. Paz democrática que, como bien sabemos, nos ha traído importantes “logros” y fenómenos autóctonos, tales como el “corralito”, los “cartoneros”, los “cacerolazos”, los “piqueteros”, los “ñoquis”, etc. Es decir el gran “milagro” de que uno de los países más ricos de la tierra hoy cuenta con un nutrido grupo de habitantes subalimentados, con un “riesgo país” tan sólo superado por la república de Zimbawe, con casi la mitad de su población sin trabajo estable y con índices de inseguridad que en determinados barrios resulta superior a la que se vive en Bagdad.

  2. Que efectivamente fue el papa Wojtyla, como muy bien nos recuerda Kirchner, quien en plena guerra de Malvinas, cuando se estaba en los momentos culminantes del combate de Puerto Argentino, vino personalmente a soliviantar las conciencias de nuestra población a fin de que aceptara la “paz” a cualquier precio, esto es, que se rindiera rápidamente al mando británico a fin de alcanzar a “vivir en democracia”. Hoy en día, luego de 23 años de aquel trágico acontecimiento, hemos podido conocer el duro precio que nos significó tal forma de vida nueva que él nos proponía entonces. Y es de preguntarse si acaso no ha sido mayor el precio pagado por tal “paz” que las bajas que hubiéramos tenido de haber continuado con tal guerra hasta el final. Es decir si acaso la muerte no hubiese sido preferible a la siniestra rendición propuesta por el papa.

  3. Que por lo dicho y por otras conductas similares de Wojtyla, como su reciente invitación a Saddam Hussein para que se desarmara a fin de no ocasionarle tantas bajas a los “demócratas” en su sana acción beligerante por otorgarle a su pueblo la misma libertad que obtuviéramos nosotros tras Malvinas, sin hablar de cuestiones estrictamente religiosas, como el perdón a los judíos y a todo el mundo y su permanente intromisión en las más disímiles cuestiones políticas del planeta, continuando con ello con una antigua tradición güelfa de la Iglesia que preside y que explica en lo profundo los efectos demoledores de nuestros días operados en nuestra religión católica, es que este Centro en manera alguna se suma al coro de todos aquellos que lamentan su muerte.

  4. Que posee un significado sumamente esclarecedor el hecho de que el fallecimiento de quien fuera uno de los más grandes enemigos de la Argentina y parteros de su actual hecatombe democrática haya acontecido justamente un 2 de abril, fecha en la cual, con la transitoria recuperación de Malvinas, se conmemora el principal acontecimiento histórico de los tiempos más recientes en el cual por primera vez, luego de la Vuelta de Obligado en el siglo XIX, nuestro país hizo frente militarmente a los mismos poderes de los que formaba parte en vida el papa Wojtyla. Es de esperar que tal profundo significado pueda ser comprendido por un importante sector de los argentinos de buena fe a fin de que no se sigan dejando utilizar por una institución que desde hace décadas ha abandonado cualquier sesgo de sacralidad entregándose de lleno a los brazos del mundo, pasando a formar parte de sus poderes fácticos opresores.

Buenos Aires, 4 de abril de 2005.