IRAK

LA DESTRUCCIÓN DEL HOTEL SADEER

 

Las recientes elecciones de Irak, tras las imágenes patéticas de votantes con los dedos manchados de tinta suspirando por la democracia, han servido entre otras cosas para que se terminaran las falsas oposiciones en el frente moderno entre pacifistas y belicistas. Luego de las felicitaciones de Putin, Chirac y Schoeder al no tan tonto Bush, el magnate Soros, jefe de la cruzada en contra de éste en las últimas elecciones, acaba de arrepentirse reconociendo que aquel en el fondo “tenía razón”. Sin embargo lejos se encuentra de haber concluido o al menos disminuido la guerra en tal territorio, luego de tal “victoria” norteamericana; muy lejos se está de haber dado con Al Qaeda y con sus líderes, sino todo lo contrario. La guerra es cada vez más intensa y a pesar de los silenciamientos a los cuales ahora acude la prensa, cada día que pasa son mayores las pérdidas que se ocasionan a los norteamericanos y aliados.
Entre las múltiples acciones silenciadas o disminuidas al plano de las noticias fantasmales de los periódicos, escondidas en escasas líneas que nadie habitualmente lee ni sobre las cuales tampoco se reflexiona, queremos destacar una de ellas por su importancia significativa en varios aspectos que señalaremos seguidamente. El pasado nueve de marzo un camión de basura repleto de explosivos fue hecho detonar frente al Hotel Sadeer de Bagdad, sito frente al Ministerio de Agricultura, en plena “zona verde”, es decir en el lugar “seguro” para los ocupantes extranjeros allí instalados. De acuerdo a los informes de la prensa, tal establecimiento era utilizado para hospedar a contratistas del ejército norteamericano. Se reconoce que en el ataque murieron tres personas, sin decir la nacionalidad, pero que 40 resultaron heridas, de las cuales 30 son norteamericanas, aunque sin mencionarse la gravedad de las mismas, siempre por razones de propaganda. Es de señalar también que, en tanto se trataba de una zona de altísima seguridad, el vehículo no fue simplemente estacionado, sino que previamente a ello un comando de Al Qaeda compuesto por rebeldes vestidos con uniformes policiales, eliminó a las guardias de seguridad en la puerta del Ministerio de Agricultura.
Más significativas aun son las declaraciones de Al Zarqawi justificando el atentado. Se lo hizo no simplemente por tratarse de un complejo necesario para los norteamericanos, sino por ser el mismo y concurrentemente a ello “un hotel de judíos”. (extractado todo del diario La Nación de Buenos Aires del 10-3-05)
Esto último y otras declaraciones afines del mismo tenor ha ratificado por parte de importantes sectores de la colectividad judaica del mundo entero la sospecha que siempre han tenido de que el fundamentalismo islámico es un fenómeno equiparable al nazismo y que debe ser combatido con todos los medios disponibles al alcance, aun aliándose con aquellos sectores que tradicionalmente han sido sus más duros enemigos, pero que en la actualidad, en razón de su duro embate antiislámico y antifundamentalista, producto de un racismo biológico compartido con sectores ortodoxos de aquel sector, aunque con signo diferente, resultan los mejores aliados. Ello quizás pueda explicar las razones por las cuales la comunidad judía de Amberes ha llamado a votar por el candidato neonazi en recientes elecciones, en razón de ser este sector el más coherente en una postura antiislámica fundamentalista. A ello se le podría asociar además los halagos recíprocos entre el postfascista Fini y el sionista Sharon. Por supuesto que son también estos sectores los que lo apoyan a Putin en sus genocidios de musulmanes chechenio y quienes dicen a su vez que Bin Laden no existe, en estrecha competencia de derechos de autor con esa pieza de museo llamada Fidel Castro, revolucionario de bolsillo, totalmente funcional a los Estados Unidos y por lo tanto nunca sacado del lugar que ocupa a pesar de encontrarse a unos pocos kilómetros de su territorio.
El mundo pues asiste a un fenómeno nuevo de encuadramiento de posiciones sobre el que habrá que reflexionar.

Buenos Aires, 10-03-05