VIDAS PARALELAS: LOS CASOS MARCÓ Y TEJERINA

 

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Siguiendo la modalidad inaugurada por Plutarco en la antigüedad, señalemos una serie de paralelismos históricos entre dos casos sucedidos en ámbitos tan sólo en apariencias contrapuestos, el de un anciano español de la ciudad de Barcelona que mintió para favorecer la causa del Holocausto y el de una joven juzgada por el asesinato de su pequeña hija recién nacida en la localidad jujeña de San Pedro, la que alegó haberlo hecho en razón de una violación padecida. Trataremos de encontrar un punto en común entre ambas situaciones.
En el primero, el de Eric Marcó, se trata de un “respetable” señor que durante unos treinta años, luego del final del régimen franquista, invadió las redacciones de los diarios, las salas de conferencias, los programas televisivos y todo medio de comunicación imaginable narrando los crueles sufrimientos padecidos por él durante el régimen nazi en dos de cuyos campos de concentración habría estado sufriendo múltiples suplicios. Las azoradas mentes hispano parlantes pudieron así tomar conciencia cercana durante varios años del tremendo genocidio padecido por la humanidad en la primera mitad del siglo pasado y múltiples lágrimas fueron las que se vertieron por su causa habiéndose así incrementado sobremanera el repudio universal hacia el mal absoluto. Pero henos aquí que intempestivamente un buen día un historiador que intentaba buscar notoriedad dio con una pista insospechada. Descubrió casi por casualidad que el aludido Marcó nunca había estado en un campo de concentración y todo lo que de los mismos él contaba era nada más que el producto de su propia imaginación, al parecer muy frondosa y creativa. Pero lo más insólito de todo fue escuchar las explicaciones del venerado y muchas veces premiado anciano, en la actualidad muy enriquecido en razón del rédito alcanzado por sus penosos “sufrimientos”. Resulta ser que él había hecho todo para contribuir con la causa antifascista, pensando que de esta manera, dándole a la misma un carácter de mayor dramatismo y “hablando en primera persona” iba a convencer así a muchos de que “nunca más”. Por supuesto que no nos dijo nada respecto del destino que le piensa dar a las opíparas ganancias obtenidas a costa de una “ficción” que nunca fue presentada como tal. Grande fue sin embargo la indignación de la gente defraudada por tantos años, y hasta quizás alguno debe haber empezado a reflexionar respecto de la veracidad de la judaica teoría holocáustica defendida por Marcó a lo largo de su suculento negocio y sus best sellers. Pero afortunadamente para éste han salido en su defensa un conjunto de “intelectuales” también premiados del sistema a fin de blanquear su situación y disminuir así las consecuencias nefastas que este hecho desgraciado pudiera ocasionar a una causa tan noble. Así pues el “poeta” Vargas Llosa le ha dado la bienvenida a Marcó por su ingreso al mundo de la ficción literaria del que él también forma parte; posiblemente de aquí en mas en una interesante “movida cultural” se le suplante el premio de victima holocáustica por el más tierno de “poeta” de tal fenómeno de ficción y todo entonces seguirá en su lugar sin inconveniente alguno. Pues bien sabemos que, en tanto se trata de ideología, para ésta lo principal es siempre su triunfo el que se encuentra más allá del bien y del mal, de la verdad o la mentira.
Paralelamente a tal acontecimiento hemos presenciado también el sonado caso de la joven Tejerina, una nueva “víctima” de una violación acontecida en un inocente cuerpo virginal. Resulta ser que la frágil niña veinteañera, luego de tal violencia quedó embarazada, pero en razón de no haber tenido medios suficientes para abortar, ocultó por varios meses su situación simulando simplemente una ocasional gordura hasta que, luego de una insistente ingesta de laxantes, logró adelantar su parto en el baño de su casa, pero ¡ay desgracia para ella! la niña nació viva y ante tal drama la joven víctima no encontró mejor solución para su problema que eliminar a su inoportuno huésped con una veintena de puñaladas. Llevada a juicio oral por tal asesinato se gestó en toda la sociedad progresista, feminista e izquierdista a secas un vasto movimiento de protesta por los derechos de la mujer a poder disponer libremente de su cuerpo, de la misma manera que el hombre. Y hasta no faltaron exaltaciones de la “valentía” de la joven por haber sido capaz de resolver tal situación aun a sabiendas de poder ser condenada. Es decir, como en el caso Marcó, alguien que se ha sacrificado por todos nosotros y que por su testimonio nos hace tomar conciencia del tremendo machismo, fachismo y otras espantosas maldades que padece aun nuestra comunidad. Fueron patéticas las escenas en las cuales la joven llegó a contar cómo tuvo que desprenderse de su bebé pues “le vio la cara del Pocho, el violador”. Varias lagrimas también se derramaron por su causa. Incluso los jueces tuvieron en cuenta una serie de “atenuantes” en su condena, la que no fue de cadena perpetua tal como hubiese correspondido, sino mucho menor en razón de que, además del de la pretendida violación padecida, también se encontraba el de haber sido víctima de “padres represores”, los que también por su violencia y cerrazón la habrían obligado a huir de su hogar por lo que su conciencia nunca habría llegado a ser libre, sino que se trataba de una victima reiterada de un sistema “represor”.
Sin embargo, tal como en el caso antes aludido, se descubrió que no era cierto que había sido violada, sino que se trató de una relación consentida con un vecino con el que salió voluntariamente en su auto en plena madrugada, luego de abandonar un boliche tras la ingesta de gran cantidad de alcohol. Que además se demostró que tal “violación” había acontecido varias semanas después del inicio de su embarazo, por lo que no era tampoco cierta su virginidad alegada. Y por último que la fuga de su hogar para vivir en compañía de sus otras dos hermanas también liberadas se debía al hecho de que no quería seguir más estudiando, sino simplemente poder salir de noche las veces que quisiera sin ser así “reprimida” como antes. Claro que no contó con serlo por un imprevisto e indeseado embarazo.
Es de suponer que, también en concordancia y paralelismo con el caso Marcó, saldrá ahora a la palestra algún gran literato o intelectual que nos hará notar que la joven en realidad mintió para favorecer la causa de la mujer y que su relato y testimonio será de aquí en más bienvenido al mundo de la ficción. En abono de tal hipótesis se encuentra también el hecho de que, según varios testimonios vertidos, iba con muy poca ropa encima cuando concurría de noche a divertirse. Es decir que se sacrificaba con mucha valentía para cazar así a  siniestros “violadores”. Todo vale pues por el triunfo de la causa.

Lucas Baffi

19-6-05