ESTADO ACTUAL DE LA GUERRA DE CIVILIZACIONES

 

A fin de que el torrente de acontecimientos que se suceden a un ritmo vertiginoso no nos lleve a distraernos y a perder de vista lo esencial, hagamos una puesta a punto de lo que está sucediendo.
1.- A la gran mayoría de nuestros contemporáneos se le escapa el hecho de que estamos presenciando el final de una época, la modernidad, sistema de vida que, si bien posee múltiples antecedentes que lo preanunciaron, se fue consolidando a partir de la Revolución Francesa hasta llegar a nuestros días de terminalidad postmoderna con una suma de fenómenos sucesivos y más degradados del mismo tenor. Lo característico de tal forma de civilización ha sido el hecho de haber constituido un mundo centrado exclusivamente en lo que cambia y dentro de esto en lo que le es esencial: el bienestar material, en el cual el consumo y la producción, las dos actividades principales de la economía, han representado el motor de la historia y la razón de ser de la humanidad moderna. Como consecuencia de ello, y en tanto determinada por la economía como destino esencial, la forma de gobierno que se ha impuesto en tal sistema ha sido la democracia, es decir el régimen numérico de la soberanía de las masas acorde con las pautas necesarias de un sistema que, para poder funcionar bien, precisa de la producción en serie y de la nivelación de gustos y usos así como del cada vez mayor aumento de las necesidades de consumo.
2.- El régimen moderno durante gran parte del siglo XX se ha desarrollado a través de un falso antagonismo que contraponía a dos materialismos rivales entre sí, es decir a dos manifestaciones diferentes de un mismo espíritu: el capitalismo liberal, cuyo centro se encontraba principalmente en los EEUU y Europa y el comunismo marxista cuyas sedes principales se hallaban en Rusia y China. Los dos eran materialistas, los dos concebían a la economía como el destino irreversible del ser humano y competían entre sí en tratar de demostrar que su forma de gestión era la más eficiente. Si una economía liberal autogestada en la cual la iniciativa privada era lo principal, por un lado, y por el otro si lo era en cambio una intervencionista en la que el Estado cumplía la función esencial.
3.- El conflicto entre EEUU y la URSS se resolvió en 1989 cuando, tras la caída del muro de Berlín, a los pocos meses se produjo de manera rápida y meteórica el derrumbe del comunismo. Muchos dijeron –y Fukuyama fue el principal promotor de tal idea– que esto significaba el fin de la historia con el triunfo final del liberalismo el cual había demostrado ser más exitoso que el comunismo.
4.- Sin embargo esta situación de euforia de los norteamericanos no duró mucho tiempo pues una serie de situaciones sumamente conflictivas, consistentes en atentados violentos y en guerras “de baja intensidad” que no pudieron en manera alguna resolverse y además en los lugares más dispares del planeta, acontecidas principalmente en donde hubiese comunidades islámicas, desembocaron en un hecho fundamental, el 11 de Septiembre de 2001, cuando un tremendo doble atentado en las Torres Gemelas y el Pentágono, que produjera cerca de 3.000 muertos, pusiera en cuestionamiento la invulnerabilidad de tal sistema.
5.- Tal fecha fundamental marca lo que podemos denominar sin posibilidad de equivocarnos como el comienzo de una nueva etapa de la historia signada por una guerra abierta entre dos civilizaciones rivales. Por un lado el “Occidente” moderno y materialista y por otro el Islam medieval y fundamentalista. Pero sería un error garrafal asimilar tal postura con la que sustentara el politógo norteamericano Samuel Huntington por la que se considera a esta guerra como la que contrapone a dos espacios geográficos y culturales atávicamente enfrentados como el Occidente representado por el cristianismo y el Oriente expresado en este caso a través del Islam, los dos en antagonismo en razón de una motivación de poder y en última instancia de carácter también economicista. La interpretación de Huntington es moderna pues para la misma es el afán de poder material lo que moviliza a las comunidades y en el seno de éstas las concepciones del mundo no son nunca lo esencial, sino simplemente coberturas o justificaciones ideológicas formuladas para fortalecer y hacer triunfar la propia posición. En cambio lo que aquí sucede es exactamente lo contrario de lo que dice el aludido politólogo. Las que se enfrentan son dos concepciones del mundo antagónicas: una moderna y ocasionalmente occidental tan sólo porque en los países que la sustentan se encuentra la cuna del Occidente y el cristianismo, la otra en cambio medieval y fundamentalista, la que, si bien islámica por la forma religiosa asumida, posee mayores afinidades con la figura de Sacro Imperio universal que rigiera en la Edad Media occidental y con su teocentrismo que con el “islamismo” de los diferentes califas pronorteamericanos y “occidentales” que hoy gobiernan en el Medio Oriente. Para el fundamentalismo islámico, de la misma manera que para el catolicismo medieval, lo principal no es la vida sino la supravida, la eternidad; por ello es que en su guerra en contra de la modernidad practica la experiencia kamikaze, a la cual el “occidente” bestializado, que tan sólo puede ver cosas materiales, confunde con la categoría de “suicida”. A su vez la gran meta política sustentada es la constitución de un gran Califato, es decir un orden en el cual lo religioso, no necesariamente representado a través de una Iglesia, tiene primacía sobre lo simplemente político-económico y la función de gobierno no se encuentra determinada por la consecución del bien común o del bienestar vacuno, sino por la conquista del cielo y la eternidad, esto es, por la realización de la condición de persona por parte de los individuos humanos que componen una comunidad gregaria y a los cuales el capitalismo democrático en cambio, en un movimiento exactamente inverso y descendente, pretende masificar a fin de que participen del proceso de producción en serie y de goce de todas la chucherías tecnológicas que inventa cotidianamente para llenar nuestro tiempo y “vacío existencial”.
6.- Por supuesto que tal concepción de la realidad, totalmente diferente de la que los diversos “medios informativos” cretinizadores de la opinión pública propala sistemáticamente, nos proporciona un enfoque distinto del que se conoce habitualmente. Digamos al respecto que en primer lugar no es verdad que el comunismo ruso cayó por la superioridad demostrada por la economía de mercado, tal como no se cansan de decirnos nuestros “comunicadores”. Ningún imperio se derrumba solo y menos aun por una competencia económica. Fueron una serie de derrotas militares las que lo hicieron caer; pero principalmente la más estrepitosa que sobreviniera en Afganistán, luego de 8 años de guerra, por parte del fundamentalismo islámico, lo que diera lugar a un vasto proceso de rebelión en cadena en las diferentes repúblicas subyugadas por la URSS. Pero además que la caída del comunismo ha sido el paso previo e indispensable para que la otra pata de la modernidad, el capitalismo, comience también su vertiginosa picada.
Luego del 11S Norteamérica se entrampó solo en dos guerras desastrosas que han iniciado su proceso decadencia en razón del desprestigio militar obtenido ante el mundo entero. Sea en Afganistán como en Irak el fracaso de EEUU ha sido absoluto y su imagen de imperio con armas invencibles, ante el cual nada se podía hacer, sino tan sólo admirarlos o envidiarlos, se ha caído al suelo y ya muchos aceptan, algunos con resignación y otros con asombro, que se trata de un tigre de papel, tal como dijeran sea Mao tsé Tung como el mismo Bin Laden en situaciones diferentes. Pero además el otro fenómeno que se silencia es que la guerra se ha ya hecho global y prácticamente en todos aquellos lugares del planeta en los cuales existen comunidades islámicas ha surgido una rebelión fundamentalista y medieval, tales como Líbano, Palestina, Somalia, Nigeria, Sudán, Filipinas, Chechenia y demás republicas ex soviéticas, Pakistán, Uirguistán en China, Kashmir en la India, etc. La casi totalidad de Asia y África se han convertido en un verdadero hervidero que amenaza sobre Europa quedando por el momento tan sólo a salvo el continente americano.
7.- Al haberse convertido la guerra en global y al haber demostrado EEUU su incapacidad por derrotar a tal enemigo cuyo peligro para ellos es muy superior a lo que representaba en cambio el comunismo, el que era apenas un rival, la táctica actual es la de buscar aliados.
Al respecto digamos que existen dos estrategias diferentes en el seno de la clase dirigente norteamericana:
 a) La de aquellos que, como Bush, consideran que hay que buscarlos entre todos aquellos países que tengan problemas con los fundamentalistas, tales como la Unión Europea por su problema inmigratorio, Rusia por los chechenios y otras comunidades islámicas aledañas; y esta estrategia en estos últimos días se ha extendido a China y a la India los cuales también tienen problemas en sus respectivos territorios con comunidades islámicas vinculadas al fundamentalismo como los uirguises en el primer caso y los de la región de Kashmir en el segundo, tratando así de constituir un gran frente transcontinental cuya numerosidad lo haría prácticamente invencible. Al respecto recordemos los datos de esta semana que ha pasado. Rusia ha firmado un pacto de ayuda para producir tecnología nuclear con la India con el aval de EEUU el cual no ha objetado que tal país tenga la bomba atómica como en cambio lo ha hecho con Irán y Corea del Norte. Por el otro Tony Blair que ha propuesto que China e India pasen a formar parte del exclusivo Grupo de los 8, el cual funcionaría así como una especie de estado mayor en la lucha anti-fundamentalista.
b) A esta estrategia se le opone un importante sector de la política norteamericana que incluye a la totalidad del partido demócrata y a un vasto grupo de republicanos que consideran que esta alianza no es suficiente debido a que no está garantizada la participación efectiva de los aliados de EEUU en un conflicto con el fundamentalismo. Citan el caso específico de Afganistán en donde, a pesar de participar allí más de 20 países con efectivos militares, los únicos que realmente se comprometen en la guerra son EEUU e Inglaterra pues los restantes Estados europeos no quieren saber nada de pelear y renunciar al confort material que les brinda la vida. Proponen en cambio acentuar la división en el seno del bloque fundamentalista incentivando la antítesis entre el sector chiíta y el sunnita, para aislar al más duro de todos que es sin lugar a dudas Al Qaeda. Consideran que la estrategia de Bush de enfrentar a Irán es contraproducente pues terminará lanzándolo a los brazos de Bin Laden.
Esperemos entonces que se realice una vez más la estrategia de Bush el cual, al revés exacto de lo que dicen Fidel Castro, Chávez y los montajistas, es un perfecto instrumento de Bin Laden.

Walter Preziosi