Guerra de Civilizaciones

DE IRAK A AFGANISTÁN
LOS NUEVOS CAMBIOS EN LA POLÍTICA NORTEAMERICANA

 

La semana pasada se han dado a conocer las conclusiones, ya anticipadas muchas de ellas en varios medios, que el Grupo de Investigaciones sobre Irak, compuesto por prominentes políticos demócratas y republicanos, diera sobre la situación actual en tal país luego de la invasión norteamericana de 2003 y la consecuente caída del régimen de Saddam Hussein.
Demás esta decir que, tal como se sabía, se consideró que la situación es catastrófica y que las posibilidades de resolución de la crisis dependen indefectiblemente del paulatino retiro de las tropas norteamericanas en un proceso que no debe superar el 2008. Pero el punto que quizás sea novedoso por lo categórico y contundente fue el relativo a la sugerencia de iniciar tratativas con Irán y Siria a fin de lograr con ellos la pacificación de la región.
Aquí es donde caben hacer algunas reflexiones. En primer lugar hay que decir que, si bien el informe de dicha Comisión no es vinculante, del mismo participan personalidades muy influyentes de la política norteamericana como James Baker III, principal asesor de Bush padre y vinculado a Henry Kissinger del lado republicano y del demócrata figuras como el senador Hamilton, estrechamente vinculado con el clan Kennedy, por lo que siempre su opinión influirá en una manera u otra en el futuro. En segundo lugar, amén de que desde las esferas gubernamentales se haya en un primer momento manifestado un rechazo hacia tales conclusiones, ya ahora se percibe un notorio cambio en el léxico utilizado sea por Bush como por la Rice cuando se refieren a los requisitos para iniciar un dialogo con Irán. Si antes ellos decían que rotundamente que sólo lo harían cuando este último renunciara a su tecnología nuclear, ahora se le solicita que dé garantías de que no continuará estimulando la violencia en la región. A lo cual el régimen iraní ha contestado que no solamente lo hará, sino que también ayudará a Norteamérica a retirarse pacíficamente del país. Lo cual ya anticipa una verdadera alianza táctica.
Podemos decir que, a partir del informe de la Comisión, se vislumbra un cambio de panorama significativo en el Medio Oriente, algo así como un sinceramiento y una puesta de casi todas las cartas sobre la mesa. El tema de una posible invasión a Irán, que había desvelado a tantos politicólogos, ya se ha disipado al menos en lo inmediato. No es que Norteamérica se trague gustosamente este sapo, lo que sucede es que, de acuerdo al arte de lo posible, hay que elegir prioridades y en este momento el problema pasa por otro lado. Irán no es el enemigo, sino simplemente el adversario, el competidor, alguien que, del mismo modo que Chávez en Sudamérica, solicita un lugar bajo el sol. Si tuviéramos que traducirlo al lenguaje de un político vernáculo, “quiere interactuar en el mundo uno”, por ello participa de su economía de mercado, se beneficia con los aumentos en el precio del petróleo que la guerra de Irak y la destrucción de su estructura energética le ha proporcionado. No quiere destruir al occidente que le compra, sino simplemente ocupar un puesto privilegiado en el banquete, como China, como Rusia y tantos otros. Ya queda muy poco de aquella revolución fundamentalista que hiciera en su tiempo el Ayatollah Khomeini quien jamás hubiera ayudado a irse a los norteamericanos, sino muy posiblemente los hubiera en cambio ayudado a ahogarse en su propia salsa. Compartiendo esta vez la hegemonía con el régimen laico de Siria pretende extender su influencia en Irak y allí hacer la tarea que Norteamérica no ha podido realizar, esto es, desmantelar la red que Al Qaeda ha logrado armar en tal territorio organizando en la provincia de Anbar una estructura independiente, el Estado Islámico de Irak. Sabe que sin la presencia norteamericana la lucha va a perder un sesgo nacionalista y se remitirá decididamente a un conflicto entre etnias rivales tratando de desarticularse a la sunnita en el sector más combativo vinculado con su fundamentalismo.
¿Pero qué pasará luego de que Irán haya ayudado a Norteamérica a irse de Irak? ¿Adónde irán los 145.000 soldados norteamericanos, los 33.000 ingleses y las otras fuerzas allí estacionadas? Algunos posiblemente sean premiados con una jubilación anticipada, pero el grueso de ellos tiene un destino ya fijado y del cual no ha hablado el documento de la Comisión: Afganistán. Allí es donde se encuentra el verdadero problema para los norteamericanos y para el “occidente”. Fue la rápida derrota talibán de 2001, cuando en pocos meses se desbarató la presencia fundamentalista en tal país, lo que alentó a invadir Irak, en razón de una información equivocada que se le había dado a Bush. Luego, la derrota norteamericana de la que comentamos ha dado lugar paulatinamente a un resurgimiento del talibán en los últimos dos años. Y especialmente en el 2006 se ha producido un incremento en el 400% de las acciones de guerra por lo que, de acuerdo a los que nos informa la Agencia Kaliyuga, las fuerzas de la OTAN están recluidas en sus bases militares, su presidente en su palacio de gobierno, en un país que prácticamente se encuentra ya en manos de tal movimiento. A ello se vincula además el hecho de que en la vecina Pakistán el régimen prooccidental de Musharaf, luego de haber fracasado en sus intentos por pacificar la región de Waziristán, limítrofe de Afganistán, le ha otorgado a aquella una autonomía a fin de que desde allí no se opere en el resto de su territorio. Ello ha hecho que en tal lugar se haya asentado la plana mayor de Al Qaeda y que desde allí se planifiquen todas las acciones que no sólo se desarrollan en el país limítrofe, sino también en Irak, en África con las guerras de Somalia y Sudán, y aun en territorios anteriormente ajenos a tal organización, como Líbano y hasta la misma Siria. La insurrección fundamentalista bajo la orientación de Al Qaeda es pues el gran problema de los EEUU y el enemigo verdadero contra el cual debe concentrar la totalidad de sus energías. A ello se asocia también que en la reciente reunión de la OTAN en la ciudad de Riga no pudo lograr de los países europeos que envíen más contingentes para luchar contra el talibán. Resulta verdaderamente patético comprobar la situación de los “aliados” que han enviado tropas a Afganistán. Los principales, Francia, España, Alemania e Italia, lo han hecho sólo a condición de que sus ejércitos no entren en combate, es decir que solamente efectúen ayuda humanitaria. Por lo cual los únicos países que envían soldados al frente de batalla son Inglaterra, Canadá y en menor medida Holanda. EEUU deberá pues una vez más encargarse personalmente de hacer el trabajo sucio que sus aliados europeos no quieren realizar, tal como tampoco quisieron hacerlo ni siquiera en su propio continente; recordemos Kosovo. Es hacia aquel lugar que irá el grueso de los contingentes que abandonarán Irak. Al respecto resulta muy curioso constatar la diferencia que existe, comparando los medios de los respectivos países, en el tratamiento que se le da a la muerte de los soldados en batalla. Por ejemplo cuando muere un italiano en Afganistán, los diarios locales hablan del tema por semanas enteras. En cambio en los EEUU ni siquiera se menciona el nombre de alguna de las decenas de marines que mueren mensualmente. Es indudable que el consumismo y el materialismo en Europa ha cundido mucho más por lo que se considera allí un absurdo morir por Afganistán y renunciar a todos los placeres que otorga la vida. Ante ello se encuentra el paradojal sentido que el talibán otorga a la existencia. Siguiendo una concepción tradicional de la cual participara el mismo Occidente en otras épocas, quien moría por Dios, en este caso Allah, no perdía la vida sino que por el contrario la incrementaba. Así pues nos relata Kaliyuga que, en consonancia con tal concepción, en las tumbas de los kamikazes afganos concurren multitudes a retirar terrones de tierra pues los mismos tienen efectos taumatúrgicos y curativos, en tanto se sabe que bajo ella se encuentran los cuerpos de quienes están con Dios. Indudablemente son dos concepciones antitéticas las que chocan en esta guerra y el “occidental” europeo, entretenido en disfrutar de su presente, ignora que el combate que renuncia ahora a hacer lo tendrá con el tiempo en las puertas de su casa.
Una vez que Norteamérica concentre sus fuerzas en Afganistán organizará desde allí y con el consentimiento tácito de Musharaf la invasión de la provincia pakistaní de Waziristán a fin de quebrar la cabeza de Al Qaeda. Por lo cual se confirmará así lo que venimos diciendo desde hace meses en el sentido de que el verdadero objetivo es Pakistán y no Irán. Al Qaeda y Bin Laden y no Ahminajedad. Con esto los esfuerzos de tantos montajistas e “investigadores” funcionales, que hablaban de autoatentados a fin de confundir la entidad del enemigo verdadero, habrán quedado sin más sepultados pues el discurso del enemigo se habrá unificado. *
Por último unas palabras respecto de Israel. Es indudable que en este nuevo contexto la actual dirigencia de tal país se verá sumamente perjudicada. Muy posiblemente veamos un cambio de guardia, lo que se completará con un retiro de los territorios ocupados y un despliegue hacia las fronteras de 1967, salvo en Jerusalén. Ese será el Israel “borrado del mapa”.
 

·        En un nuevo indicio del advenimiento de importantes cambios en la política norteamericana y de puesta de todas las cartas sobre la mesa, el nuevo ministro de Defensa Robert Gates acaba de decirnos que Bin Laden no existe, coincidiendo de este modo con Castro, Chávez y todos los montajistas. Es que pasa lo mismo que con los fantasmas que tampoco existen, pero que los hay, los hay.