LÍBANO
LA ENTRADA EN ESCENA DEL GRUPO FATAH AL ISLAM MODIFICA LAS RELACIONES DE FUERZA EN LA REGIÓN

 

Beirut (varias agencias): La aparición del grupo fundamentalista islámico Fatah al Islam, adscrito a la red Al Qaeda, ha generado una situación de verdadera conmoción en la región estableciendo un inesperado giro en la actual guerra de civilizaciones. Este grupo, cuyo jefe es Shaker al-Abasi, se ha hecho fuerte en el campamento de refugiados palestinos de  Nahr al Bared estableciendo allí una especie de gobierno paralelo y obligando a las fuerzas libanesas a entrar directamente en acción. Es de destacar que, a pesar de ser un movimiento de escaso número de combatientes (se calcula que son cerca de 200), las fuerzas armadas de El Líbano no han logrado expulsarlo del lugar y en los diferentes intentos han sufrido un gran número de bajas. calculándose, según la agencia AFP, en 33 los soldados libaneses muertos en los diferentes intentos frustrados por expulsar a ese grupo. A pesar de ello el ejército se refirió tan sólo a "un civil muerto y 19 heridos". Lo curioso del caso es que este sector sunnita, a pesar de su antagonismo con el gobierno de El Líbano, aliado de Israel y EEUU, adversarios ambos de Hezbollah en la última guerra de 40 días, ha contado con la franca oposición de esta última organización que ha llamado abiertamente a su aniquilamiento. Así pues, mientras que EEUU ha resuelto enviar ocho aviones con prertrechos bélicos en apoyo del ejército libanés. el grupo fundamentalista a su vez ha manifestado su intención de resistir "hasta la última gota de sangre" y ha agregado también que iniciará acciones bélicas en otros campamentos a través de células dormidas y atentados com bombas en la ciudad de Beirut. El campo de refugiados cuenta con 40.000 habitantes, pero se calcula que más de la mitad ha huído del lugar. Actualmente la ciudad carece de agua, electricidad y alimentos. Es de destacar al respecto que a raíz de la agudización de los acontecimientos el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, ha manifestado que en última instancia, en razón del hecho de que el grupo qaedista ha producido como reacción la intervención norteamericana en el país, ello sería una nueva demostración de que tal sector está al servicio de los EEUU y que el mismo representa la excusa que éste utiliza para intervenir en las contiendas. A nuestro entender lo que él debería preguntarse, sin que ello signifique desmerecer la lucha que su organización ha sostenido recientemente en contra de Israel, es por qué la excusa para la intervención en su país no ha sido la existencia de su organización. O dicho en manera más simple si la ideología que sustenta Hezbollah es el verdadero obstáculo para los norteamericanos.
Las razones de tal antagonismo entre ambos sectores de lo que ha dado en llamar el fundamentalismo islámico deben encuadrarse en el marco del conflicto entre  concepciones y consecuentemente estrategias que existen entre el régimen de Irán, quien se encuentra detrás de Hezbollah, y las que en cambio están detrás de Al Qaeda quien sostiene al grupo de Fatah al Islam. Lo cual nos obliga a efectuar una breve disquisición sobre el tema a fin de esclarecer el panorama de los miembros de este foro.
Las raíces del fundamentalismo islámico
Basado en el pensamiento del teórico egipcio Al Qtab, el fundamentalismo islámico pregona un retorno liso y llano a las concepciones raigales de la propia religión tales como fueran formuladas por el  Corán y por la civilización emanada del mismo. Tal concepción era tradicional en tanto que en la misma lo sagrado y religioso, expresado a través de la meta principal cual era la conquista del cielo por parte del creyente, era el eje principal en el que sustentaba toda actividad de gobierno, estando ello en preciso contraste con la modernidad para la cual los intereses materiales y el "bienestar" ordenan la política. De acuerdo al fundamentalismo la función de gobierno no estaba determinada ni por la economía ni por los intereses de parte de  grupos de personas organizados alrededor de una determinada nación. El nacionalismo en ninguna de sus variantes, ni pseudo-religiosa y menos aun profana, era aceptado por el Islam tradicional, sino en cambio el ideal político que se sustentaba era el Califato, figura ésta que es nuestro equivalente occidental del Imperio. El Califa, más que un simple jefe de gobierno, era en este mundo el continuador de la acción de Mahoma y consecuentemente para éste su tarea esencial consistía en realizar la gran guerra santa a fin de conquista del Cielo, lo que implicaba derrotar a todos aquellos enemigos que impedían a los seres humanos alcanzar la vida eterna, sea en la esfera interna del sujeto, la gran Guerra Santa, como por extensión en la externa, la pequeña guerra contra los infieles que, por afuera de uno mismo, obstaculizan la obra. Por ello el primer revolucionario fundamentalista que llevara a la práctica tales principios en nuestra era, el ayatollah Khomeini, consideraba que la gran meta política de todos los islámicos, sin distinción entre chiítas y sunnitas, no era la de obtener un Estado poderoso materialmente, sino derrotar al Gran Satán y a sus emisarios, representados principalmente por los EEUU e Israel. Estos poderes no eran meramente económicos, sino que significaban principalmente los grandes corruptores de la moral de los pueblos y en consecuencia el obstáculo que éstos hallaban en su realización espiritual, en la medida que sembraban el caos a través del consumismo y el pansexualismo como en nuestros días impidiendo así las grandes metas sagradas antes mentadas.
A la muerte de Khomeini la revolución iraní, capitaneada ahora por Ahminajedad, ha pasado de la sustentación prioritaria de tales principios universales comunes a todos los islamistas a la subordinación de los mismos a los intereses particulares de la nación iraní. Si tuviéramos que hacer una comparación podríamos decir que  Ahminajedad es a  Khomeini lo que Stalin era a Lenin. De la misma manera que en aquel caso el actual gobernante iraní ha reducido los grandes ideales y principios de la revolución fundamentalista de Khomeini a la defensa de los intereses de su propia nación. Es por tal razón que lo que él busca en los distintos países hoy en conflicto, tales como El Líbano e Irak, es ocupar un rol hegemónico.
La vertiente que ha mantenido en cambio la pureza del ideal fundamentalista está representada en cambio por Al Qaeda, la que sostiene aun el principio del califato que sostuviera Khomeini. Es por tal razón que hoy la misma ha entrado en colisión no sólo con los EEUU sino también  con el régimen iraní. Y es por tal causa también que Norteamérica e Israel, concientes de tal situación y de dónde se encuentra el verdadero enemigo, han entrado en negociaciones secretas, aunque no tanto, con tal régimen con la finalidad de "pacificar" la región. Es decir para evitar lo que ambos desean: impedir que en la misma se instaure un régimen fundamentalista. En el día de ayer el diario israelí Haaretz, en una nota que hoy reproduce el columnista de Clarín Oscar Cardozo, ha difundido la versión de que Israel ha entrado en negociaciones con Siria para encontrar puntos de coincidencia a fin de hacer frente al verdadero enemigo común de ambos: Al Qaeda. También se afirma que el ejército israelí no profundizó su guerra contra Hezbollah en Líbano porque no quiso deshacerse de un adversario que en algún momento podía llegar a convertirse en un aliado contra ese mismo enemigo.
Los hechos de los próximos días esclarecerán la situación.
 Buenos Aires, 25-5-07
Walter Preziosi