Dos estrategas: Bin Laden y Brezinsky
AL CUMPLIRSE LOS 28 AÑOS DE LA INVASIÓN SOVIÉTICA A AFGANISTÁN

 


En el día de hoy, 27 de diciembre, hace 28 años que, en 1979, la en ese entonces Unión Soviética iniciaba la invasión a Afganistán. Hecho éste que será sumamente significativo pues, de acuerdo a unánimes opiniones, fue el acontecimiento que determinó el comienzo de la caída del comunismo ruso, la que se precipitaría diez años más tarde en 1989 cuando dicho régimen, en el mes de febrero, tuvo que retirarse derrotado del país que previamente había  invadido y, unos meses después en ese mismo año, como consecuencia de esta derrota estrepitosa, se produciría la caída del muro de Berlín, simbólicamente conocida el momento del derrumbe del comunismo.
Pero la circunstancia afgana adquiere una importancia mayor hoy en día en tanto que tal país enfrenta una invasión similar a de hace 28 años, esta vez por parte de los norteamericanos, aunque ahora, a diferencia de ese entonces, no es una sola potencia la que realiza la invasión, sino que son los EEUU,  junto a otros 38 países los que participan de la misma. Pero además, siempre a diferencia de ese entonces, no existe ningún gobierno que colabore con el movimiento talibán que resiste a dicha ocupación. Incluso Rusia, China y su vecino Irán, los grandes “enemigos” de los norteamericanos, la apoyan calurosamente.
La resistencia heroica que el movimiento talibán ha venido desarrollado durante todos estos últimos años logrando insólitamente, a pesar de su escasez de recursos, derrotar a los norteamericanos y a sus aliados, nos hacen abrigar la esperanza de que, así como Afganistán ha sido la tumba de la Unión Soviética, también lo sea de los EEUU y de los países que participan de su forma de vida. Es por ello que hoy en el homenaje que queremos efectuar recordando la primera invasión y posterior ocupación durante 10 años, desde 1979 hasta 1989,  queremos hacer presentes algunos acontecimientos puntuales que la caracterizaron.
En primer término queremos destacar que durante ese largo período de cruel ocupación más de un millón de afganos perdió la vida y otros tres quedaron heridos. Pero amén de tales hechos sumamente desgraciados al que el comunismo nos ha acostumbrado a lo largo de toda su historia preguntémonos además, en razón de que muchas veces se ignora, respecto de cuáles fueron las cuasas que precipitaron la invasión soviética. Es interesante al respecto prestar atención a lo que se manifestara en una obra escrita en 1997 sobre las actividades de la CIA de aquel período, titulada “Desde las sombras", y cuyo autor fuera el actual Secretario de Estado norteamericano, Robert Gates. Allí él hizo notar que, seis meses antes de la invasión soviética,  la CIA comenzó a brindar ayuda a los rebeldes islamistas que operaban en Afganistán a fin de impulsarlos a tomar las riendas del gobierno. Esto fue también confirmado recientemente por  Zbignew Brzezinski, ideólogo de la Trilateral Comission y en ese entonces (1979) asesor del presidente Jimmy Carter. En una entrevista ofrecida al periódico francés  Le Nouvel Observateur explica que fue él quien le aconsejó al presidente prestar ayuda al movimiento de los mujaidines. “Le dije en ese entonces a Carter que esta acción estimulará a los soviéticos a intervenir militarmente y fue así como éstos cayeron en la trampa. Afganistán siempre fue un país incontrolable, nunca pudo llegar a ser colonia de los ingleses (1). Al invadirlo, los rusos tuvieron su Vietnam”.

Brezinsky con suma astucia comprendió que en ese entonces la URSS tenía un gran temor respecto de que el crecimiento del islamismo, sea en Afganistán como en su vecino Irán que acababa de tener su revolución fundamentalista con Khomeini, se convirtiera en un foco de agitación incontrolable en las diferentes repúblicas soviéticas que contaban con importantes minorías islámicas y que desde hacía tiempo bregaban por su independencia.

Pero en su respaldo hacia los islamistas afganos, EEUU cometió a su vez un error de grandes dimensiones, mucho peor que el de los soviéticos al invadir el país. En su entusiasmo por producirle una crisis incalculable a la URSS, no repararon en las diferencias que existían en el seno de dicho movimiento. Mientras que había un sector representado por Massud que solamente bregaba por la independencia de su país y pretendía únicamente expulsar del mismo a los rusos, otro en cambio, representado principalmente por Hekmatayar y más tarde por Omar, abrigaba además sentimientos abiertamente antinorteamericanos y consideraba que la guerra contra los soviéticos era un aprendizaje y  un fin en sí mismo sino que se encuadraba en una perpectiva de mayor alcance la de llevarla a cabo contra su rival ocasional, los EEUU.
En el seno de este sector y durante toda la contienda bélica de Afganistán se fue constituyendo un grupo de élite que será luego el eje del movimiento de Al Qaeda que estaba nutrido de un sentimiento abiertamente antinorteamericano que ni siquiera ocultó durante la guerra contra los rusos.
EEUU cerró los ojos ante esta realidad e incluso cometió la gran equivocación de llegar a creer que, en razón de las rivalidades existentes entre chiítas y sunitas, era posible a través de la confrontación de dos grupos extremistas antagónicos, los talibanes y la Revolución iraní, terminar con ambos a la vez luego de que el comunismo ruso hubiera dejado de existir. Fue por tal razón que, en vez de respaldar al grupo de Massud, la Alianza del Norte, dejó crecer al movimiento talibán el cual ya estaba estrechando lazos con Al Qaeda.
El resultado de todo esto fue el 11 de septiembre del 2001. En esa fecha no solamente se destruyeron las Torres Gemelas y se atentó contra el Pentágono, sino que también fue eliminado el comandante Massud que era la carta que pensaba usar EEUU una vez que los fundamentalistas se hubiesen anulado entre sí.
La invasión posterior de este país y de Irak fue una habilísima maniobra del gran estratega opuesto a Brezinsky, Osama Bin Laden. Éste, en tanto no se ha encontrado nunca movilizado por fines nacionalistas, concibió los atentados como una provocación a los norteamericanos similar en proporciones a la que se hiciera con los rusos para hacerlos caer en la trampa de Afganistán. Bin Laden concibió muy hábilmente que la presencia norteamericana en el Oriente ocupando naciones iba a actuar como un reactivo en el seno del Islam. Cosa que efectivamente es lo que está sucediendo y es también lo que explica que, a pesar de todo el despliegue militar que se está efectuando en tal región, no logran cumplir con sus objetivos consistentes en el desbaratamiento del fundamentalismo islámico.
En pocas palabras, si Brezinsky utilizó a los islamistas para destruir a la Unión Soviética, éstos a su vez utilizaron su invasión como un aprendizaje que les sería oportuno para cuando el principal enemigo cayera también en la misma trampa en que cayeran antes los soviéticos. Brezinsky pues, el gran estratega, terminó sirviendo a la táctica de otro que lo superó en habilidad.
Finalicemos esta nota con un homenaje a los héroes que durante casi tres décadas vienen combatiendo por todos nosotros para terminar con los dos materialismos “metafísicamente iguales”, valga pues en el día de hoy este recordatorio.

(1)   Es de recordar que en pleno apogeo colonial en el siglo XIX un ejército británico completo fue exterminado al pretender invadir Afganistán en tanto se buscaba ocupar este país para unir geográficamente el Medio Oriente con la India, ambas colonias de los ingleses.
Buenos Aires, 27/12/07
Walter Preziosi