EL ISLAM, EL PAPA Y SUS CORIFEOS ARGENTINOS

 

En vísperas de cumplirse un nuevo aniversario de nuestra heroica guerra de Malvinas no debería resultarnos irrelevante comparar la acción desarrollada por el papado en ese entonces, hace unos 26 años, con la que hoy en día, en esta nueva contienda por la que atraviesa el "occidente" desde el 2001 tras la invasión que efectuara a Afganistán, lleva a cabo esa misma institución en relación al que aparece como su enemigo ya a todas luces manifiesto, el Islam.
En 1982 el Papa de ese entonces, en concordancia con la política motorizada especialmente tras el Concilio Vaticano II, venía a la Argentina con la expresa intención de instarnos a adherir a los valores de la modernidad y apartarnos en consecuencia de un catolicismo guerrero y medieval, tal como el que comenzaba a perfilarse con atisbos preocupantes para el mismo en nuestra contienda de Malvinas. Dicha guerra, que se había iniciado por un simple reclamo territorial, en un curso insospechado estaba asumiendo en cambio todos los caracteres de una verdadera lucha en contra ya no de una nación en particular, en este caso Inglaterra, sino de aquellas fuerzas principales que sustentaban los valores de la modernidad, tales como la Unión Europea y los EEUU. Quienes en ese entonces vivimos de cerca lo acontecido podemos recordar cómo desde diferentes medios, a medida que se iba profundizando ese conflicto, se iba desarrollando simultáneamente una verdadera campaña en contra de las diferentes expresiones de la cultura inglesa y norteamericana en nuestro suelo. Y fue en esa circunstancia de alto fervor patriótico que se estaba viviendo en nuestro país que el Papa, aprovechando el vasto predicamento de su figura entre nosotros, vino especialmente y de manera imprevista en una acción casi desesperada, pero finalmente exitosa, para desarmarnos y hacernos volver atrás en nuestros postulados a fin adherir a los valores de un mundo que, por contraste con lo que se sostenía en ese entonces, exaltaba a la vida como el bien principal y consecuentemente con ello a los otros subsidiarios, tales como la paz y la democracia, cuyas secuelas terminales hoy estamos viviendo con plena intensidad y náusea.
Y esta actitud asumida en ese entonces por el papado en contra de una nación, que había llegado a sostener su guerra con un grado de tensión y elevación  tal como de haber arribado a denominarla como una "Cruzada del Rosario", se encontraba en relación precisa con el giro decisivo que la Iglesia católica había iniciado años antes especialmente a través del Concilio Vaticano II en el que, cortando de cuajo con su antigua y milenaria tradición medieval y metafísica, adhería a valores abiertamente modernos y temporales consistentes en el rechazo hacia todo aquello que no expresara a la simple vida como el bien principal y, en consecuencia con ello, no adhiriera a una actitud de secularización de la existencia que comprendía a todas sus manifestaciones, y en especial a aquella institución rectora de la sociedad civil, el Estado, respecto del cual, en consonancia con el movimiento triunfante con la Revolución Francesa, se enfatizaba en su carácter "democrático" y laico.
Claro que el éxito fulminante obtenido en la Argentina para lograr desarmar una guerra en contra del "occidente", respecto del cual el papado pretende ser una de sus principales guías espirituales, no puede ser equiparable a las acciones que en cambio con una finalidad similar el mismo hoy en día, 26 años más tarde, desarrolla en contra del nuevo enemigo, en este caso el Islam y su expresión más cruda y "violenta", el fundamentalismo. Esto lo ha puesto en claro al menos en dos oportunidades el nuevo papa Ratzinger. La primera de ellas fue en el 2006 cuando, en un famoso discurso en la universidad de Ratisbona, calificó al Islam como violento y por lo tanto como un obstáculo verdadero para un mundo de "paz y democracia" como aquel en el que deberíamos obligadamente  vivir.
La segunda fue hace pocos días. En ocasión de celebrarse la Semana Santa el Pontífice procedió a efectuar un acto de bautismo público en la basílica de San Pedro al famoso periodista egipcio Magdi Allam, recientemente convertido al catolicismo. Quizás el hecho pueda parecernos irrelevante si no se tuviera en cuenta que tal figura es un equivalente actual de lo que fuera tiempo atrás Oriana Fallaci. Magdi Allam es un converso del Islam que ha efectuado desde el mismo medio en que lo hiciera antes la aludida periodista italiana, el Corriere della Sera, una prédica virulenta en contra de su antigua religión poniendo un acento especial en su expresión fundamentalista y asumiendo por contraste una exaltación abierta de Israel y de los EEUU, habiendo llegado a justificar todos los genocidios efectuados en contra de los pueblos árabes con la excusa de que se trata de terminar con el terrorismo y de defender los valores del "occidente". Que el Papa haya efectuado, nada menos que en San Pedro, un acto público de bautismo de este personaje nefasto es todo un signo de los tiempos en que vivimos y es un acto de plena coherencia con la política asumida por la institución que representa, es decir, es una continuidad de lo efectuado durante la guerra de Malvinas.
Las secuelas de tal actitud debieron manifestarse también en las asumidas luego por sus subordinados y corifeos consuetudinarios, muchos de los cuales los tenemos también en la Argentina. Tiempo atrás uno de sus principales colaboradores, el cardenal Carlo Cafarra, arzobispo de Bolonia, había manifestado textualmente en su explicación del discurso del Papa en Ratisbona:  “Con el Islam sólo es posible un vínculo basado en la racionalidad a fin de obtener la paz y la convivencia (es decir de convertirlo en moderno), y es tan sólo desde esta perspectiva que se produce un diálogo interreligioso... En cambio con Israel la relación es de otro tipo. Cada vez veo con mayor claridad que no se puede ser cristiano sin ser simultáneamente judío. Desde mi punto de vista el único diálogo interreligioso posible es con el judaísmo. Puesto que nuestra descendencia espiritual es desde Israel.”
Para agregar también: "Con el Islam sólo podemos encontrarnos en el ámbito de la convivencia humana, de la razonabilidad, de la educación. Pero la relación que como cristiano yo tengo con Israel no es equiparable a la que puedo tener con las restantes religiones”. Es por ello que el Papa simultáneamente a su rechazo por el Islam como "violento" promueve en su seno a movimientos abiertamente seculares, como el de Kemal Ataturk, Nasser u otros y en cambio rechaza con vehemencia a aquellos sectores más religiosos y fundamentalistas que quieren "borrar del mapa" a Israel. En una reunión que sostuviera con el premier Olmert se manifestó abiertamente contrario a tal posibilidad. Por supuesto que mientras que actúa en consonancia con tal política a nivel general realiza otras acciones secundarias e inofensivas a fin de confundir a los ingenuos o no tanto que abundan en nuestro derredor. De este modo, mientras por un lado se combate al único sector que le hace efectivamente la guerra al judaísmo, simultáneamente a ello se vuelven a autorizar las misas en latín y hasta se generan confusiones y ambigüedades respecto de la aceptación de expresiones pertenecientes al antiguo misal no terminándose de rechazar aquel pasaje que hablaba de los "pérfidos judíos". Es decir que mientras se apela a figuras retóricas de carácter inofensivo e inconsistente, en la práctica se demoniza a aquellas fuerzas que efectivamente hacen frente a tal perfidia.

Es en consonancia con tal discurso intrascendente que solamente puede engrupir a gente poco avisada que la revista Cabildo en su último número se enfervoriza con la actual política asumida por el Papa al que califica como un iluminado "timonel" y adhiere simultáneamente a ello con su prédica antiislamista y pro "occidental" aunque acentuando sus tintas hasta límites inverosímiles y hasta alarmantes. Así pues en un artículo aparecido en su último número repudia la reciente constitución de una nueva nación islámica en Europa con Kosovo argumentando que el Islam es un gran enemigo del cristianismo y por supuesto, tal como lo decía el cardenal Cafarra, también del judaísmo. Pero lo hace enfatizando aun más las posiciones respecto de lo que había dicho el papa Ratzinger pues, si éste se había conformado simplemente con calificarlo de violento, Cabildo especifica un poco más denominándolo como narcotraficante, para agregarnos también que, especialmente en su variante fundamentalista, serían además agentes de los norteamericanos. En tal aspecto dicha revista ha de tal modo hecho pública su adscripción a las teorías conspirativas respecto del 11S por las que afirma que, a pesar de todas las cosas malas que les están sucediendo a los EEUU, tal como lo manifestaran entre otros el menemista Graziano, tanto Al Qaeda como los talibanes han sido inventados y son un instrumento de la CIA. No se dan cuenta que de este modo hacen lo mismo que el presidente Bush y por supuesto también el Papa, pues por caminos diferentes concuerdan en demonizar y descalificar al fundamentalismo el cual termina en todos los casos siendo representado como una fuerza enemiga. Olvidan que ha sido la única que fue capaz de ganarle una guerra a Israel y de llevarle a cabo una contienda  victoriosa a Inglaterra y a los EEUU, cosa que en cambio nosotros lamentablemente no hemos sido capaces de hacer en Malvinas. Aunque habría que agregar que en su entusiasmo por tal descabellada teoría conspirativa llegan a extremos realmente sorprendentes que lo superan a Graziano y a otros delirantes de un tenor similar, como el  de considerar que, como los talibanes que hoy ocupan los dos tercios de Afganistán -gracias a una heroica guerra que han sido capaces de llevar a cabo durante siete años en contra de 37 naciones en su mayoría europeas, las mismas que nos combatieron en Malvinas- serían a pesar de ello agentes de los EEUU, entonces sucedería que, como el tercio restante está en manos del gobierno adicto de Karzai, todo el país estaría ocupado por los norteamericanos. Para efectuar luego un curioso silogismo. Como Al Qaeda es según Cabildo una institución "terrorista y narcotraficante" y a su vez apoyó en algún momento al movimiento de liberación de Kosovo, entonces los 2 millones de musulmanes albaneses que ocupan tal territorio y que se han declarado a favor de su independencia serían por extensión también narcotraficantes. El articulista, que al parecer se ha tomado muy en serio la expresión de Ratzinger respecto de la violencia de los musulmanes, propone que éstos en Kosovo deben seguir viviendo bajo la tutela de los 200 mil serbios que en absoluta minoría allí habitan (1). Esto no le evita además incurrir en una serie de contradicciones. La principal de todas es que no se puede estar con la guerra de Malvinas y al mismo tiempo con el papado y con Europa. Las dos cosas son contradictorias. Por ejemplo Cabildo nos reconoce en el aludido artículo que la guerra fue hecha contra las naciones que integraban la Otan, es decir principalmente contra las que hoy componen la Unión Europea, pero por otro lado se preocupa por el daño que a ésta le produciría una inmigración exógena que le haría perder su esencia propia. ¿En qué quedamos: estamos con Europa o en contra de ella? Aunque en su rechazo por la inmigración resulta ser más papista que el Papa.  Olvida señalar que los inmigrantes que hoy se encuentran en tal continente lo están no porque se hayan dirigido allí por una intención expresa de desnacionalizarlo, sino debido a la pobreza extrema a la que los han sometido políticas económicas respecto de las cuales los países europeos han estado entre los principales beneficiarios. El articulista debería recordar además que entre los inmigrantes que hoy se encuentran deambulando por el viejo mundo hay cerca de 500 mil compatriotas suyos, los cuales en su inmensa mayoría viven en condiciones precarias y son demonizados con el despectivo mote de "sudacas"(2). Pero debería también tener presente puesto que lo ha vivido que ellos están allí no porque lo hayan querido sino porque en su inmensa mayoría fueron obligados a hacerlo debido a los saqueos a los cuales hemos sido sometidos especialmente en los últimos tiempos. Es falso considerar que Europa ha sido invadida por los inmigrantes, sino que es aquella la que los ha hecho venir para explotarlos obligándolos a vivir en condiciones de ciudadanos de segunda clase y haciéndoles realizar todas aquellas tareas serviles que los europeos, que como bien se nos recuerda nos invadieran en 1982, hoy no quieren realizar por hedonismo.
En segundo lugar digamos que es falso manifestar que creando naciones islámicas o introduciendo a otras en la Unión Europea, como el caso de Turquía, también se islamice a Europa. Se olvida al respecto señalar que el ingreso de aquel país a tal comunidad ha sido promovido por el mismo Papa con lo cual no puede decirse ni que Bush ni que Ratzinger lo hayan propuesto porque quieran islamizar al "occidente", sino que lo contrario es en cambio lo verdadero. Dichas fuerzas modernas apuestan con tal medida a neutralizar al Islam pues consideran que haciéndolo ingresar a tal organismo profundizarán en su seno el fortalecimiento de una fuerza secular y progresista como lo es la modernidad y de este modo aventarían así el peligro del fundamentalismo. Reconocemos que esto es una posibilidad que por supuesto no deseamos. De todos modos consideramos que habría que asumir tal desafío. Nuestro criterio es al respecto el siguiente. A diferencia exacta de lo que afirman publicaciones del estilo de Cabildo a quienes tales cosas no le interesan, consideramos que, tal como están las cosas, ni Europa ni la Iglesia católica hoy en día por sí solas serán capaces de desarrollar una fuerza anti-moderna, como en cambio está presente en el Islam a través del fundamentalismo. Por lo tanto, de operarse el ingreso a tal continente de una nación de tal tipo o con la constitución de una nueva, como el caso de Kosovo, se abre una posibilidad positiva de que un contacto más estrecho con la modernidad produzca el efecto contrario del que anhelan Bush y el Papa, es decir que se genere una reacción fundamentalista que pueda extenderse por contagio aun al mismo catolicismo. En cualquier caso consideramos que para Europa siempre será más beneficioso que en su seno se constituya el califato de Bin Laden antes que la democracia de Zapatero o de Sarkozy o de Berlusconi.
Ésta es una posibilidad que lamentablemente nosotros no tuvimos en 1982 y la consecuencia de ello han debido ser, sin que se nos hubiese ofrecido una alternativa en contrario, Alfonsín, Menem y Kirchner, es decir nuestros equivalentes a los demócratas europeos antes mentados.

(1) En el colmo de las contradicciones el articulista, si por un lado reconoce que las fuerzas ocultas de la subversión promovieron la Primera guerra mundial para destruir los últimos imperios tradicionales de Occidente, por otro hace la apología de Serbia en contra de las restantes comunidades que componían la ex Yugoeslavia, entre las cuales no solamente las hay musulmanas, sino también católicas como Croacia. Olvida que fue justamente Serbia la que hizo desencadenar la primera Guerra Mundial y que desde su seno fue que se constituyó la tiranía comunista que afectó a las diferentes comunidades eslavas. También debería tener presente que no resulta un dato menor que la actual presidenta Kristina, de la misma manera que Cabildo, se ha opuesto a la independencia de Kosovo.
(2) Resulta llamativo que en nuestro país no haya surgido ni siquiera una voz de protesta entre los diferentes grupos nacionalistas respecto del trato que hoy reciben nuestros compatriotas en Europa totalmente desproporcionado en relación al que nosotros le diéramos a la inmigración europea en el pasado siglo. Si Europa hoy tiende a dictar cada vez más leyes discriminatorias respecto de nuestros inmigrantes, que paradojalmente son casi todos descendientes de aquellos europeos que se radicaran en nuestro territorio, nosotros en su momento hasta redactamos una Constitución especial para que los igualara a los nativos, vedándoseles únicamente la posibilidad de llegar a ser presidente de la república. Lo que en cambio resulta inverosímil e ingresa en el terreno de lo absurdo es que una revista que se reputa a sí misma como nacionalista salga a defender las políticas antiinmigratorias de los europeos que incluyen también a nuestros compatriotas.

 

Marcos Ghio
Buenos Aires, 31-03-08