A propósito de los triunfos de Sarkozy y de Berlusconi
LA NUEVA "DERECHA" EUROPEA

 

El reciente triunfo de Berlusconi en Italia, que fuera precedido meses antes por el de Sarkozy en Francia, ha recibido un unánime reconocimiento como el de un avance de la "derecha" en Europa. Sin embargo tal calificativo exige una serie de disquisiciones necesarias. Tradicionalmente se ha entendido por tal cosa la adhesión a ciertos principios permanentes, tales como la justicia, la verdad, el orden en la organización de las sociedades y consecuentemente con ello, en el caso del gobernante que los sustenta, una actitud de coherencia y subordinación a los mismos, lo que se exterioriza en acciones de franqueza, rectitud en la conducta y de rechazo hacia todo oportunismo, viveza, ambigüedad o demagogia que, como bien sabemos, son aquellas posturas de las que hacen gala nuestros políticos consuetudinarios. Tal es así que, como un recuerdo residual de tal consideración, en el lenguaje cotidiano ha quedado incorporada la palabra derecho o diestro como sinónimo de tales cosas referidas a las conductas comunes y ejemplares y a la inversa la izquierda ha estado vinculada en cambio con aquello que es condenable, ruin, comprendido como sinónimo de siniestro (sinistrum es en latín el término utilizado para referirse a la izquierda, el que se sigue conservando en la lengua italiana, no así en la nuestra ni en la francesa), es decir como aquella conducta relativa a lo carente de principios, a la búsqueda del mero interés material y egoísta, al oportunismo. Pero hoy en día es tal el desorden que se vive que justamente se interpreta todo lo contrario cuando se hace referencia a tales polaridades en la política cotidiana. Así pues un hombre de izquierdas es calificado como una persona sumamente apegada a las ideologías y a los principios más que a los hechos y el de derecha, comprendiendo por tal cosa especialmente a políticos como Berlusconi y Sarkozy, aunque podríamos también acoplar a figuras vernáculas como Menem, estaría señalando en cambio a individuos pragmáticos, astutos, a personas que más que interesarles el triunfo de ciertos principios o ideas les preocupa en cambio el logro de ciertas oportunidades y que acusan justamente a la izquierda de ser demasiado ideológica, utopista y poco "realista". Y tal inversión se la percibe hoy en día en ciertas políticas cotidianas. La derecha históricamente, en función de la sustentación de los valores antes mencionados, ha combatido sea al judaísmo por su tendencia a la secularización y a la subversión de los valores en la propia cultura, como al comunismo por su actitud tiránica y opresiva, así como a todas aquellas corrientes centrífugas que en el seno de la propia comunidad intentaran disolver los valores de la nación, tales como la unidad territorial y cultural de la patria o la misma lengua. Pero henos aquí que Berlusconi en sus dos primeras medidas de gobernante electo ha recibido en primer término en su mansión de la isla de Cerdeña la visita del ex comunista y KGB Putin, respecto del cual no se ha cansado de decirnos que es el político "europeo" con el cual mejor se lleva. Bien sabemos al respecto que, de los líderes post-comunistas que nos ha dado la ex Unión Soviética en los últimos 20 años, Putin es el que más ha intentado rescatar los valores del antiguo comunismo aplicando en su país los mismos métodos tiránicos, de opresión y exterminio respecto de las minorías étnicas, como por ejemplo la chechenia, con un extremo tal que haría enrojecer de envidia al mismo Stalin.
A su vez, para mostrarnos un nuevo sesgo de la evolución de la nueva Derecha europea, Berlusconi ha dicho que su primer acto de gobierno será visitar el Estado de Israel pues "se trata del bastión de la democracia que tenemos en el Medio Oriente". Pero esto no es todo. Berlusconi para enfatizar en su aspecto de "derecha" ha contado en su frente electoral y de gobierno con la invalorable alianza de otros dos sectores de la misma tendencia. Uno de ellos, la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, -quien se califica como post-fascista, ya que viene del antiguo Movimiento Social Italiano, heredero del Partido Fascista de Benito Mussolini- ha querido justamente demostrarnos su cambio operado visitando tiempo atrás al premier israelí Ariel Sharon. Endosando un kipá condenó públicamente el holocausto y se manifestó dispuesto a cumplir con una de las indicaciones principales que le diera el jefe sionista, la de combatir sin cuartel en el seno de su movimiento a la herencia de Julius Evola. Es que justamente se trata de hacer frente a la verdadera derecha, a aquella que sea capaz de purificar al fascismo de cualquier manifestación propia de la izquierda, aun la que el mismo Fini sustenta sin darse cuenta. Es curioso, y como un signo más de la subversión de valores en la que vivimos, constatar al respecto que el Estado de Israel reciba hoy en día más condenas por parte de sectores de la izquierda que de la derecha del estilo de Fini y Berlusconi. Pero lo absurdo llega más lejos todavía. Como Israel es una nación prioritariamente blanca en el Medio Oriente, rodeada de árabes semitas de piel oscura y los judíos que allí habitan son de origen europeo, ha habido exaltaciones recíprocas provenientes de sectores de extracción nazi, como los que realizaran un reciente Congreso de la Raza Blanca, "casualmente" en Rusia, que reivindicó al Estado de Israel como un bastión de tal grupo en el Medio Oriente, es decir en otras palabras, lo mismo que nos expresara el amigo de Putin, Berlusconi, y a su vez, como una acción de intercambio por tal alabanza, la comunidad judía de la ciudad belga de Amberes llamó a votar por el candidato neonazi pues es el que mejor defiende los intereses de los blancos europeos en contra de la corrosiva inmigración árabe y morisca.
Pero el colmo y broche de oro del oportunismo nos lo proporciona la otra pata del frente electoral de Berlusconi, la Liga del Norte de Paolo Bossi. Bien sabemos que este nucleamiento originado en la provincia de Lombardía sostiene abiertamente la disolución de la nación italiana constituyendo en el norte un nuevo Estado, la Padania, basándose principalmente en razones economicistas, pues considera que dicho territorio, si pudiera vivir por sí solo de las riquezas que produce sería mucho más rico de lo que ya es ahora. El mal para ellos es el sur italiano, la "Roma ladrona" que es de raza levantina y perezosa, poco propensa al trabajo y contemplativa, como nuestros gauchos argentinos, también desdeñados por Sarmiento y Alberdi porque eran lo opuesto al yanqui laborioso. Esta derecha es tan pragmática y oportunista que ni siquiera respeta la propia lengua ya que es poco adecuada para los negocios. Así pues del mismo modo que Alberdi sugería para nuestro país sustituir el español por el inglés, vemos en la foto que reproducimos a uno de sus principales líderes, Matteo Salvini, llevando un lema en dicha lengua en su remera relativo a que Padania no es Italia, sino un Estado independiente en todo, hasta en el idioma. Pero, tal como dijéramos, como se trata de una derecha pragmática, desperjuiciada y sin principios, vemos también en la foto que junto a él se encuentra Sonia Lamumba, su pareja, una africana cuyas notorias exhuberancias le permitirían a nuestro "derechista" sortear el obstáculo de que su racismo se le convierta en una ideología y dogma. Recordemos al respecto cómo otro de los líderes de su movimiento tiempo atrás se había exhibido en público con otra remera en la cual tenía grabadas las famosas caricaturas danesas que lo agraviaban a Mahoma, el profeta de una religión de pueblos perezosos de piel oscura. Pero indudablemente este último no es lo mismo que Lamumba.
En fin, ésta que se califica a sí misma como "derecha", en la medida que es oportunista, sin principios y solamente acorde con los intereses de la mera conveniencia, no es tal, es izquierda.

Marcos Ghio
Buenos Aires, 28/04/08