EL VERDADERO VALOR DEL 24 DE MARZO

 

Se recuerda en el día de la fecha, que ha sido expresamente declarado como feriado por el actual gobierno, un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976 que terminara con el gobierno democrático de Isabel Martínez de Perón.
Si bien varias personas han objetado que se celebre un acontecimiento que habría resultado infausto para el país, tal como constantemente se señala especialmente al hacerse notar que hoy en día los principales ejecutores de tal movimiento están en la cárcel, si es que no se han muerto antes, consideramos que hay dos circunstancias del mismo que le otorgan importancia y lo hacen merecedor de una recordación  aunque no de la misma manera en todos los casos ni tampoco por parte de todas las personas.
Tal como hemos señalado ya en otras oportunidades, el movimiento militar que se desencadenara con el consentimiento de gran parte de la sociedad civil de ese entonces y de varios partidos y políticos de renombre, tuvo como objetivo central restituir a la sociedad 'una democracia sana y estable' en tanto que se consideraba que la situación de caos civil y político que había en ese entonces, acompañada de una multiplicidad de hechos de violencia guerrillera, no lo permitía. Desde tal punto de vista no pretendió ser una revolución en el sentido estricto del término en tanto que no se propuso modificar el sistema, sino simplemente sanear el que ya había con los resultados por todos conocidos. Cuando los militares condenados por 'violaciones a los derechos humanos' nos hacen recordar tal circunstancia en sus dramáticos alegatos judiciales no hacen sino decirnos una verdad plena e irrebatible. En realidad fue gracias a ellos, pero por razones distintas de las que nos alegan, que hoy existe esa 'democracia sana y estable' por la que se movilizaron en ese entonces y por la que luego gobernaron durante unos siete años. Lo que por supuesto no dicen en tanto no lo han podido aun comprender es que ello ha acontecido paradojalmente a través y gracias a la demonización del movimiento del que formaron parte, en modo tal que ha sido ésta la colaboración principal que han brindado a tal sistema en tanto su acción sirvió para sembrar el desprestigio hacia el principio contrario de la democracia.
Pero en tanto este aspecto negativo y que consideramos que no debe ser de ninguna manera celebrado, sino más bien lamentado por nosotros, ya ha sido tratado en otra parte, remitámonos en cambio al punto realmente positivo y que a nuestro entender justificaría una celebración de los hechos de 1976. No es por supuesto por la democracia que nos aportó y lo que alborozados celebran nuestros políticos tras 25 años ininterrumpidos de tal estado de 'salud', sino en cambio la muy descalificada en nuestros días guerra contra la subversión, la que ha sido interpretada en clave democrática como una mera y simple matanza de 30.000 personas plagadas de ideales benéficos y justicieros. Independientemente del hecho de que nosotros también repudiamos todas aquellas injusticias que se cometieran durante aquella guerra habiéndose llegado en algunos casos, con la excusa de combatir a subversivos, a eliminar a enemigos personales, la realidad es que, salvando tales circunstancias especiales, se trató verdaderamente de una lucha realizada en defensa de nuestra soberanía nacional efectuada en contra de una potencia extranjera la que, mediante la utilización de agentes locales, pretendía convertirnos en su satélite a fin de arrebatarle espacios de poder al rival contra el que combatía en el dominio del planeta.
Afortunadamente para nosotros esto se encuentra comprobado a pesar de que la propaganda democrática lo quiera negar. Y la mejor prueba de ello no son los testimonios brindados por los militares del Proceso ni por personas afines a tal postura, sino por los mismos dirigentes de la guerrilla que asolara nuestro país en la década del 70' y que luego en menor medida siguiera actuando aun en el mismo período democrático hasta que en 1989 se produjera la caída del comunismo ruso, es decir su principal mentor. Son ellos mismos los que reconocen hoy, luego del fracaso de su acción, abiertamente y sin ningún tapujo, haber actuado como emisarios de tal potencia extranjera con la finalidad de instaurar en nuestro país un régimen como el de Cuba que en aquel entonces dependía de manera abierta y manifiesta de la Unión Soviética.
Esto se ha podido leer en una obra que hace algunos años, ya en período democrático y luego de terminada aquella guerra, el líder de uno de los dos principales grupos guerrilleros, el Ejército Revolucionario del Pueblo, E. Gorriarán Merlo, escribiera bajo la forma de una muy interesante biografía en donde nos señala una serie de hechos sugestivos que permiten esclarecer el tema del que hablamos y luego de cuya lectura no tendríamos más que manifestar el famoso 'a confesión de parte relevo de pruebas'.
Vayamos a lo allí relatado. En la larga exposición relativa a su actuación en el movimiento trotskysta, iniciada primero en las filas del grupo de Nahuel Moreno, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, representante en ese entonces de la 4ª Internacional en la Argentina, en la década del 60', el autor resalta allí el valor formativo de tal ideología, aunque, tal como se verá luego la superará con el tiempo con algo más efectivo y sustancioso. Sin embargo nos reconoce que lo aprendido de Moreno fue la aplicación de la dialéctica marxista, la que no consistía en una mera corroboración teórica de los acontecimientos sino en una verdadera filosofía de la praxis por la que se trataba de suscitar, a través de acciones militantes, la ley principal de la historia cual era la lucha de clases. A tal efecto las mismas consistían en que, en vez de dejar que los procesos sociales se desarrollaran en forma espontánea, había que accionar sobre los mismos en ese caso infiltrando en las fábricas afiliados a su grupo de origen universitario, en algunos casos médicos, arquitectos, etc., a fin de que, gracias a su mayor nivel cultural y entrenamiento, al ser elegidos delegados fabriles en un primer paso, pudiesen luego revolucionar el mundo obrero. Pero esta metodología de crear y agudizar conflictos allí donde éstos no existiesen o tuviesen un valor relativo con la finalidad de producir el hecho revolucionario recibirá un vuelco significativo luego de la guerrilla fallida efectuada por Guevara en 1968 en Bolivia en el contexto de la convocatoria de la OLAS en la Cuba de Fidel Castro en la que se planificara la expansión de la lucha armada en la totalidad del continente. Tal como se supo luego, dicho intento fracasado se efectuó en una república considerada como el eslabón más débil del Cono Sur pero con la finalidad expresa de construir una base de operaciones que apuntara principalmente al que se consideraba en ese entonces como el principal país de la región, la República Argentina. El imperio comunista que había logrado instalarse a través de Cuba en el continente americano, sabía que para poder subsistir le resultaba indispensable expandirse y quitarle a los EEUU, su competidor en el dominio del planeta, espacios geográficos vitales. Tal guerra silenciosa y bajo el manto de la coexistencia pacífica se desarrollaba entonces principalmente en los territorios pertenecientes al Tercer Mundo, en Asia, África y América Latina.
Avanzando ahora en el desarrollo de la obra relatada en relación al tema que nos ocupa y prescindiendo aquí del puntual relato referido a todos los secuestros y demás hechos violentos efectuados sea bajo el gobierno militar de Lanusse como en pleno régimen democrático, es interesante señalar que Gorriarán Merlo fue el lugarteniente y luego sucesor en el mando tras su fallecimiento del fundador del ERP, el grupo capitaneado por  Roberto Santucho quien se separara de Moreno en tanto consideraba que había que estereotipar el proceso dialéctico aplicado por éste ya no específicamente reducido al mundo obrero tal como sostenía, sino en la sociedad civil en su conjunto aplicando procedimientos de abierta lucha armada, tales como el foquismo, procedimiento de violencia por el que se agudizaran los conflictos sociales que se encontraban latentes al crear focos que actuaran como catalizadores. Es de resaltar aquí que, tras la escisión entre Moreno y Santucho en el congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores realizado en el año 1968 tras la muerte de Guevara, la Cuarta Internacional trotskysta con sede en París, lo reconocerá a este último como su representante. Sin embargo es de destacar también que el grupo de Santucho irá evolucionando con el tiempo del trotskysmo al stalinismo. El primero bien sabemos que se trata de un movimiento transnacional en tanto quiere hacer el comunismo sin estar subordinado a determinados regímenes socialistas, como la URSS o China, a los que calificaba como Estados obreros degenerados en razón del rol hegemónico asumido. El stalinismo sostenía a la inversa la identidad de intereses entre la expansión del comunismo en el mundo y el éxito político y militar de los Estados obreros. Eso es justamente lo que señalará de manera puntual en su libro Gorriarán Merlo cuando, luego de haberse escapado con Santucho de la cárcel de Trelew, nos da detalles de su encuentro en Santiago de Chile con otro integrante de su grupo, Joe Baxter *, quien había viajado especialmente allí con la finalidad de volverlo a vincular con la Internacional trotskysta de París y el aludido en cambio le señala que habían resuelto de allí en más subordinarse no a organizaciones abstractas y sin aval político de relieve, sino a Estados socialistas concretos como la URSS y Cuba. Queda en claro de este modo, a través de las declaraciones de su principal dirigente, que el ERP funcionará como agente de al menos un Estado extranjero en su accionar guerrillero en nuestro país.
Esto último lo volverá a recordar más adelante al relatar los trágicos hechos de La Tablada cuando su grupo asaltara un regimiento bajo pleno gobierno de Alfonsín produciendo una gran cantidad de muertos y heridos. Gorriarán nos explica que esa acción efectuada en 1989 tuvo la 'mala suerte' de haberse hecho unos meses antes de la caída del muro de Berlín y la consecuente disolución de la URSS. De haber sabido antes que el comunismo soviético habría dejado de existir no se habría tampoco tomado ese regimiento, pues la potencia para la que se estaba trabajando ya no iba a estar más.
Sin embargo, aun a la distancia, hagámosle saber, no al agente de un gobierno extranjero en tanto ya ha fallecido, sino a sus actuales seguidores, que se equivocó en su análisis no en tanto a que no supo prever un hecho por lo sorpresivo, sino debido en gran medida a las grandes limitaciones metodológicas del marxismo que le impidieron percibir lo que ya estaba sucediendo desde mucho antes. Su amo estaba a punto de ser derrotado en forma decisiva y, tal como se verá, definitiva a pocos días de la toma del regimiento de La Tablada y mucho antes de la caída del muro de Berlín, en el mes de febrero, en Afganistán luego de una heroica guerra en la cual los Muhaidines lo expulsaron de su país tras una larga lucha de nueve años logrando así desatar un movimiento centrífugo en el seno de la URSS, lo que terminara con su definitivo colapso. De este modo debemos considerar que dicha victoriosa contienda que no supo ver el aludido fue una continuidad de aquella que se efectuara primero en nuestra región en donde el comunismo soviético, sea en sus agentes como en sí mismo, fue derrotado estrepitosamente primero en Bolivia y Argentina concluyendo más tarde en Afganistán con una debacle definitiva.
Pero es de lamentar también que, si la guerrilla del ERP careció de visión apropiada de los hechos y por lo tanto sembró una innecesaria violencia aun para sus propios fines, tal como lo terminó confesando tras su estrepitoso fracaso uno de sus principales dirigentes, una ignorancia similar de los hechos sucedió con nuestro gobierno militar el que, mientras que en su territorio combatía a la guerrilla financiada por la URSS y Cuba, paradojalmente ayudaba de manera simultánea al primer país vendiéndole trigo en plena guerra de Afganistán produciendo así el repudio del entonces presidente norteamericano Carter que había llamado a efectuarle un boicot por la invasión efectuada. Esta ayuda absurda al comunismo ruso hizo que su filial local de corte pacífico en la Argentina, el Partido Comunista, calificara al Gral. Videla como un 'militar progresista' en el mismo momento en que éste estaba combatiendo a la guerrilla que por la izquierda aquellos estaban financiando y apoyando. 
Pero lamentablemente tal paradoja sigue existiendo aun en nuestros días. La misma no es tanto aquella de que mientras que la guerrilla comunista fue derrotada militarmente en nuestro país, varios de los que lo hicieron están presos y en cambio antiguos militantes de la organización ERP se encuentran ocupando cargos importantes en el gobierno, como el caso del actual secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde. Lo más insólito de todo es que hoy en día se siga con la misma ceguera demostrada años antes. Ello se lo puede ver en las calles en afiches de una autotitulada organización de familiares de militares presos, es decir de personas vinculadas con la doctrina que imperó durante el pasado gobierno militar, los que ponen en un mismo plano juntos al aludido Duhalde con Osama Bin Laden como si se tratara de una misma cosa. Más allá del gran dislate que significa poner a alguien que hoy está cómodamente ocupando un cargo gobernante con el aval de los poderes fácticos al lado de quien por el contrario vive en cambio escondido en un remoto e inhóspito lugar del Asia, luchando siempre contra ese mismo enemigo que el Proceso por sus incongruencias fue incapaz de derrotar en sus últimas consecuencias, es de notar cómo una vez más y repitiendo la misma ignorancia que tuvieran en la década del 70' soslayan que el actual jefe de Al Qaeda participó de la guerra de Afganistán en contra del comunismo ruso, es decir en contra del mismo enemigo contra el que se combatió en nuestro suelo. Esta actitud de verdadera ignorancia vacuna no es sino la continuidad del mismo error de haberle vendido trigo a los soviéticos en el mismo momento en que éstos financiaban a nuestra guerrilla. Si se quiere profundizar en la explicación de las razones del fracaso del Proceso militar, que lo está pagando con la prisión de sus principales ejecutores, acá tenemos una nueva prueba de incongruencia.

 

* Es interesante señalar aquí brevemente la historia de tal personaje que integrara primero como dirigente el grupo nacionalista católico Tacuara, del que se escindió a comienzos del 60' para hacerse marxista y luego abiertamente trotskysta al afiliarse al ERP junto con el aludido Duhalde que también estuviera vinculado a tal sector. Se separó luego de Santucho creando su fracción propia de nombre ERP "Estrella Roja", subordinada a la 4ª Internacional de París y manteniendo la fe trotskysta. Morirá trágicamente en un accidente aéreo.

Marcos Ghio
Buenos Aires, 24/03/09
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