A PROPÓSITO DE UN CIERTO NAZISMO

LA DECADENCIA BLANCA

 

El incidente que hace casi un año se produjera en razón de mi viaje hacia Perú y Ecuador al parecer, a pesar del largo tiempo transcurrido, no ha terminado aun en sus efectos. La acusación que me lanzara el sionismo vernáculo de ser el ideólogo que hoy tienen los grupos nazis peruanos ha tenido ahora una corroboración desde un lugar inesperado y en apariencias opuesto.
Un sector escindido de tal movimiento lanzó una proclama en un sitio web ecuatoriano indicando que somos los responsables, al haber difundido a Evola en su medio, de haber influido en el grupo de tal país en modo tal de que ahora el mismo no se encuentra compuesto más exclusivamente por blancos descendientes de europeos, sino también por negros y mestizos; que en vez de pregonar el Estado Nacional Socialista y republicano, sostiene en cambio el Imperio dinástico y otras cosas similares que pertenecerían a nuestro patrimonio doctrinario, en modo tal que el concepto evoliano de raza espiritual promovido en nuestro medio por nosotros habría sido el principal responsable de tal hecho.
Pero el aludido nazi despechado, debido al poco eco recibido y por el rechazo que se le brindara en dicha página, se dirigió entonces a otra que en cambio le resulta afín, la norteamericana White Pride (Orgullo Blanco) en donde encontró el adecuado apoyo a sus preocupaciones así como a un conjunto de amigos que lo acompañaron en sus rezongos y quejas respecto de mi persona por los deletéreos daños que habría originado a su causa, quiero aclarar aquí que involuntariamente.
Nosotros queremos aprovechar esta circunstancia para decir un par de cosas respecto del problema del racismo, no sin antes manifestar que, si es cierto que hay un grupo nazi peruano que ha resuelto abandonar el racismo blanco del estilo de Rosenberg y Hitler, bienvenido sea, y me alegra sobremanera haber contribuido a tal metamorfosis aunque el paso siguiente debería ser el de acompañar tales medidas con actos de prudencia que impliquen abandonar la exhibición pública de símbolos que llamen a la confusión y den argumentos al enemigo sionista.
Que nuestro racismo, en tanto es prioritariamente espiritual, no queda reducido a expresiones biológicas darwinianas que aúnan al hombre con el animal, sino que depende de una decisión interior, trascendental, originada en lo más profundo del yo.
En contraste con tales convicciones los nazis blancos de la aludida página me achacan, en su actitud de consuelo hacia el peruano despechado, de ser un resentido y un traidor con respecto a mi raza y a mi patria originaria. Quiero dar aquí una respuesta puntual.
Con respecto a mi condición de ‘blanco’, no considero yo que la esté traicionando, tal como achaca uno de los foristas, por el mero hecho de apoyar a grupos de origen árabe de piel oscura, como los adscriptos al fundamentalismo islámico, y no hacerlo en cambio con los pertenecientes a mi misma raza que en cambio invaden y bombardean el Oriente Medio y Central con la intencionalidad precisa de inculcarles principios decadentes, democráticos y consumistas.

Con mi raza acontece lo mismo que con mi religión, el catolicismo. No he abjurado de ninguna de ambas, ni tampoco pregono mestizajes o sincretismos. Así como considero que el judío o el musulmán deben ser tales y no convertirse a una diferente religión de la propia, como en mi caso en relación al catolicismo, pienso lo mismo respecto de las mezclas entre razas. Que cada una de ellas y que cada creencia religiosa conserven y practiquen la propia especificidad sea física, como psíquica y espiritual, ésta es mi meta y mi ideal. Y más aun pienso en el diálogo provechoso entre religiones y razas diferentes, las que nos pueden enseñar mucho, en especial si estamos atravesando un proceso de decadencia, como el caso del catolicismo hoy inficionado de modernismo y la raza blanca en pleno movimiento crepuscular de materialismo y democracia.
Aclaremos al respecto que con los miembros de ese foro concordamos en que dicho grupo racial atraviesa por un proceso de decadencia, sin embargo discrepamos con las causas que lo han originado. En tanto consideramos que el hombre no es un producto determinado por el medio, tal como pueden serlo un caballo o una liebre, no pensamos ni que los mestizajes raciales hayan sido la causa de la misma, sino en todo caso una consecuencia, ni tampoco que los mismos hayan generado una situación irreversible de la que sea imposible salir, tal como en cambio ellos consideran. Que tal como dijera Evola analizando el caso de ciertos mestizos como el de Otto Weiniger, mitad judío y mitad ario, dicha situación, lejos de convertirse en un factor determinante de decadencia, por el contrario puede producir una situación de reactivo. No casualmente en tanto es lo semejante lo que conoce a lo semejante, los mejores textos antisemitas fueron escritos paradojalmente por aquellos que tenían en su alma una sustancia de tal tipo, la que fueron capaces de vencer. Y hoy en día en tanto ya no existen las razas puras y ser ario no significa ser simplemente blanco (los judíos sionistas ashkenazis son blancos y de ojos azules) en todos nosotros la raza es algo que se construye en una lucha dialéctica entre lo ario y semítico presente en grados distintos en todos.
Por último el forista blanco manifiesta que también soy un resentido respecto de mi nacionalidad originaria, la italiana, en el sentido de que me considero solidario, como los marxistas, con los inmigrantes argentinos y demás sudamericanos, reprimidos y discriminados en el continente europeo. Resulta curioso y paradojal que ello sea sostenido por alguien que dice ser de aquella nacionalidad y que se sienta tan solidario con los mismos intereses europeos que manifiesta que en cambio yo no sé defender (1). Quiero explicarle una vez más que también aquí él confunde las causas con los efectos y que al respecto en todo este asunto de la inmigración yo no opino como miembro de una determinada nacionalidad, sino en función de ciertos principios universales que sostengo. Así como opino que ni los negros ni los árabes son los responsables de los mestizajes raciales que hoy padecen los blancos, pienso yo que el aluvión inmigratorio que hoy tanto atormenta a Europa no es culpa de nuestros inmigrantes, sino del sistema económico y financiero impuesto por la modernidad que una vez que ha logrado destruir las economías de países como el nuestro, luego ha completado tal proceso deletéreo estimulando el ingreso de mano de obra barata compuesta entre otros por más de un millón de argentinos entre los cuales había varios negritos como los que molestan a su par peruano blanco. Que tales inmigrantes luego se hayan mezclado con originarios europeos no es culpa de aquellos, sino de los países que han fomentado tal proceso inmigratorio.
Al respecto, aun si aceptamos la superioridad de la raza blanca respecto de las restantes, especialmente la negra, lo cual es para nosotros un tema discutible, habría que decir una vez más que es porque la primera ha decaído, que como consecuencia se ha producido la decadencia en el resto. El proceso de decadencia ha sido originado como en todos los casos por lo que es superior. No fue la clase burguesa y proletaria la responsable de revoluciones como la rusa y la francesa, sino que fueron las aristocracias las que no han sabido cumplir con sus funciones propias.

 

  1. Resulta gracioso que el forista, anónimo por supuesto, me achaque que por haber nacido en Italia no podría opinar de cuestiones propias de la Argentina. Sin embargo para él no es preocupación la circunstancia de postergación y sumisión por la que atraviesan sus compatriotas que deambulan por Europa en su mayoría víctimas de los holocaustos económicos producidos en el propio país por el mismo continente que hoy los ‘hospeda’. Representaría pues una verdadera contradicción que un europeo defienda mejor los intereses de sus compatriotas que un ‘argentino’ racista como él. Con respecto a la pretendida anécdota que reproduce de alguien que sería un gran rival mío y que me habría espetado en la cara tal situación personal, quiero aprovechar la circunstancia para decir que ello es de una falsedad absoluta, a pesar de que me consta que el mismo suele contarla en tertulias. De haber sido cierta con mucha seguridad le habría hecho notar que, más allá de que él pueda opinar de Europa sin que ningún europeo se lo objete, sino que por el contrario se lo celebre, en tanto él también es un crítico extremo de la pretendida ‘invasión’ a tal continente, en realidad ha acontecido que, a pesar de ser los dos de la misma edad, yo he vivido más tiempo que él en la Argentina, pues luego de haber llegado aquí en el primer año de mi vida, no me exilié como él en la época del Proceso militar, sino que seguí viviendo en la Patagonia, por lo cual me considero con tanta o más autoridad para opinar de tal país.

Marcos Ghio