EDITORIAL

NUEVA ETAPA Y VICIOS DE SIEMPRE

 

Este nuevo número de El Fortín, que ha salido un poco más tardíamente de lo habitual por razones técnicas, inaugura una nueva etapa al convertirse de aquí en más en una publicación bilingüe ya que brinda espacio a prometedoras figuras del mundo lusitano, como el Dr. Valdemar Abrantes, quien preside el Centro Evoliano de América en Brasil, siendo además el secretario general de nuestra organización. Asimismo retoma sus colaboraciones habituales el distinguido pensador tradicionalista español, prof. Eduard Alcántara, quien nos envía el capítulo de un libro recientemente editado en su país. Ambos escritos forman parte de la sección doctrinaria de la publicación.
En relación a los temas de actualidad, dos son las problemáticas esenciales que aquí se tratan. Por un lado, encontrándonos en vísperas del cumplimiento de los 30 años de la heroica guerra de Malvinas, se han elaborado tres notas sucesivas relativas al valor de la misma. Esto se ha debido también a que desde el gobierno se ha querido, tal como era de esperar, utilizar dicho aniversario y el contenido esencial de tal gesta en provecho de sus fines políticos, que son por otro lado los de la totalidad de la partidocracia que hoy rige los destinos del país.
Se enfatiza aquí en que para nosotros la guerra de Malvinas tiene un valor en sí mismo con independencia total del aspecto económico cuya gran importancia acaba de descubrirse, lo que ha por supuesto incrementado el interés por tales islas por parte de nuestra burguesía reinante.  Se considera pues que tal contienda se enmarca en la lucha incondicional por liberarnos de la influencia deletérea de la modernidad, en sus diferentes aspectos culturales, religiosos y políticos, representada paradigmáticamente por la civilización británica y por su efecto consecuente en nuestro continente, los Estados Unidos de Norteamérica. Asimismo, a partir de nuestra valoración de determinados aspectos que pueda presentarnos la revelación definitiva del informe Rattenbach sobre la derrota militar, hemos puesto el acento en el hecho de que, de profundizarse en los mismos, podría generarse un efecto de boomerang para las actuales autoridades que lo han promovido desde una perspectiva diferente. En la medida que allí se critique la falta de valor militar y compromiso en el desarrollo de la guerra que condujeron a la vergonzosa rendición, se estaría paradojalmente contrastando con la mentalidad pacifista hoy imperante.
Ha sido en el contexto de tal perspectiva que en nuestro blog principalmente y luego en la página amiga de Tsunami Político se estableció un intento luego fallido de debate con un representante del sector güelfo del nacionalismo el cual, en tanto también forma parte del sistema por las tradicionales afinidades que tiene dicha corriente con sectores de la Iglesia y de las FFAA, efectúa una incondicional defensa de todo lo actuado durante esa guerra considerando a la derrota no como consecuencia de los compromisos espurios de tales instituciones con el mundo moderno, sino como la consecuencia de meros factores accidentales y fatales. En nuestra columna de La Clava reproducimos parte de este debate inconcluso.
Asimismo la segunda problemática esencial, que es compartida con el analista internacional Walter Preziosi, estrecho colaborador nuestro y director de la Agencia de Noticias Kali-yuga, se refiere a la guerra de civilizaciones que ha tenido en estos últimos meses una serie de acontecimientos decisorios y significativos. Por un lado el comienzo de la resolución de la guerra de Afganistán con el inminente triunfo del movimiento talibán y la retirada oprobiosa de los norteamericanos y satélites, por el otro el avance de la revolución islámica en los países con gobiernos serviles al sistema. Tras la reciente caída de los regímenes libio y yemenita estamos presenciando ahora la heroica resistencia del pueblo sirio y de sus organizaciones de vanguardia.
En el desarrollo sistemático de tales eventos efectuados por Preziosi nos hemos visto en la obligación de entrar en un nuevo debate con el periodista del medio del régimen ruso Russia Today, Adrián Salbuchi, quien, una vez más a través de la página de Tsunami Político, nos lanzó un desafío público por el que pretendía descalificar a aquellas organizaciones que hoy están derrotando al sistema moderno del que él forma parte. Una serie de pulverizadoras respuestas aquí reproducidas lo pusieron en su lugar demostrando en manera contundente cómo el imperialismo al que él sirve como publicista de sus intereses es la contracara del yanqui sionista al que pretende combatir. Una vez más, del mismo modo que en el caso anterior del exponente del güelfismo, dicho analista se llamó a prudente silencio alegando una serie de excusas infantiles que de lo único que servían era para poner en evidencia su total falta de respuestas.
Este medio quiere ratificar nuevamente, a la luz de tales hechos, que la causa principal de nuestra crisis se debe a la carencia de una corriente de pensamiento alternativo de derecha, en el sentido estricto y no convencional del término, que contraste con la izquierda la que ha logrado confiscar para sí el monopolio del mundo cultural. La razón principal de todo ello -y que nosotros pretendemos superar- es la falta absoluta de un debate en nuestras filas lo cual se debe lamentablemente también a factores psicológicos consistentes en grandes complejos de inferioridad que determinan exagerados miedos al ridículo y consecuentemente una total falta de autocrítica. Es interesante destacar aquí la similitud en las respuestas justificatorias de la fuga respecto de cualquier debate que previamente se ha iniciado por parte sea del representante güelfo como del nazi pagano Salbuchi. Ambos consideran que debatir es ‘perder el tiempo’ y más cómico aun, significaría un desprecio por el lector en la medida que se estaría intentando sustituir una tarea mental que éste debe realizar por sí mismo en su interioridad. Es de destacar que esta postura, además de denotar un igualitarismo extremo que ni siquiera es hallable entre la izquierda más recalcitrante, significa el rechazo por cualquier acción docente. El que se postula como referente de una determinada corriente de pensamiento debe estar siempre en condiciones de debatir y responder a los cuestionamientos que se hagan a su postura ya que con ello ayuda a pensar y a incrementar los horizontes mentales de sus lectores. Si no lo hace, de acuerdo al dicho de que el silencio otorga, no solamente le está dando la razón al adversario, sino que, lo más grave todavía, empobrece con su actitud la labor de pensamiento que debe tener su corriente la que se enriquece a través del contraste y confrontación de ideas. Quizás no se esté dando cuenta de que el público toma debida nota de todo esto y juzga o califica a quienes, al estar más cerca de la verdad, son por lo tanto más capaces que otros de defenderla rebatiendo y poniendo en su lugar a la falsedad y el error. ¿Pero de qué puede servir una victoria en un universo de esterilidades?