“ LA  PATRIA  VALE  MÁS  QUE  LA 
      DEMOCRACIA”

    

El título de esta nota encabeza una información publicada por in diario español hace pocos días rn la cual cita párrafos de la exposición pública de un general español que expresó, advirtiendo a los secesionistas catalanes: “ La Patria es anterior y más importante que la democracia. El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley.”
     No conocemos nada de ese general, ni sus antecedentes ni su foja de servicios, pero vale la pena rescatar los conceptos vertidos  y reflexionar sobre ellos.
     El patriotismo es algo natural en toda persona bien nacida. Se siente afecto por la tierra en que se nació, por sus paisajes,  por su gente, por sus usos y costumbres, por su religión, por su idioma, por su familia, por los símbolos patrios, por la historia. No se nace como un átomo aislado y solitario. Se nace en un determinado tiempo y  lugar y condicionado por  ello. Todo lo contrario del desarraigado que a falta de todo ello cae prisionero de ideologías y de modas y es como una hoja al viento que tarde o temprano acaba en el suelo y se pudre.
     Una de esas modas  - de aquí la palabra moderno -es la democracia, que borra las raíces del patriotismo con su negación de las jerarquías, de los valores tradicionales  y con su perversa tentativa de igualdad insensata y de hacer tabla rasa con las auténticas diferencias.
     Y en este sentido es que decimos que el patriotismo vale más que la democracia, porque ésta se asienta en abstracciones ajenas a la vida real..  De ahí que con constituciones y leyes se intente dominar a los hombres en base a un racionalismo que es como un corsé opresor que impide que la vida se exprese libremente.
     El patriotismo tiene cierta vigencia en el espacio  y el tiempo, tiene cierta durabilidad, no es eterno puesto que forma parte del devenir. No es la Tradición. Pero lo más importante es que puede ser portador y vehículo de ella. En cambio la democracia no existía hace dos siglos, es pasajera, y lo peor de todo es que se pretende afirmarla como forma, estilo de vida y concepción del mundo, como una suprema deidad cuyos dogmas son inviolables y ay de aquel que los infrinja. Es lícito pués afirmar que vale más lo permanente, aún con sus limitaciones, que lo pasajero y transitorio,
    Pero también advirtamos que la invocación a la Patria puede ser equivocada cuando solamente se limite a temas materiales y economicistas como es el caso de casi todos los gobiernos actuales que de lo único de que se ocupan es de economía, de porcentajes, de tasas, de crecimiento, de inversiones, de consumo, etc.
      También es falso el patriotismo de los imperialismos que con su prepotencia material pretenden el gobierno mundial.
     Cuando el patriotismo, como lo entendemos, es portador y vehículo de la Tradición, debe ser diferenciado de esas formas demagógicas  materialistas y chauvinistas
   Debe ser como la flecha que impulsada por el diestro guerrero se clava en el blanco. La flecha es la Patria, el blanco la Tradición.

San Carlos de Bariloche, 5 de marzo del 2013.

JULIÁN  RAMÍREZ