UNA,  DOS,  TRES…VARIAS  GUERRAS

    

El título de esta nota parafrasea al dicho del Che Guevara “ uno, dos, tres, muchos Vietnam”, pero nosotros lo decimos en  un sentido contrario, es decir, con una inversión total de polaridad.  El Che Guevara lo hacía desde la perspectiva marxista, antimetafísica, materialista y atea.  Nosotros en cambio, desde el punto de vista tradicional en  la actual guerra de civilizaciones. El Che Guevara  planteaba las guerras en la falsa dicotomía entre socialismo o capitalismo. Nosotros lo hacemos en el marco de la antítesis entre Tradición o mundo moderno. Socialismo y capitalismo han demostrado ser dos caras de una misma moneda y en consecuencia las guerras marxistas han perdido toda vigencia.
     Frente a todo ello desde hace más de once años tenemos el privilegio de ver ante nuestros ojos la aparición y desarrollo de la guerra santa que hoy se manifiesta a través del fundamentalismo islámico. La guerra santa no es exclusiva del Islam. Julius Evola en su obra “Metafísica de la guerra”  analiza la guerra santa en otras civilizaciones como ser la hindú, la romana y la cristiana occidental, y por supuesto, también la islámica.
     Hoy día las cosas se ven claras desde el lado del fundamentalismo islámico. La yihad se desarrolla en el marco de la “umma” es decir en el conjunto de los fieles islámicos y en los espacios ocupados por esos pueblos. Allí se han multiplicado  los focos bélicos en todos estos años y se trata de un hecho innegable.
     Sin embargo en el resto del mundo NO islámico no se ha podido aun hacer nada parecido.  Se continúa sumergido en las distintas falsas alternativas del mundo moderno y éste es el gran desafío que afrontamos los tradicionalistas de origen occidental y católico, es decir cómo avanzar en el camino de una guerra santa partiendo de nuestras creencias y cultura.
     El Islam avanzará sin duda dentro de los límites de la “umma” pero este avance tendrá sus límites en los lugares dónde no haya fieles creyentes musulmanes. Nos cabe entonces afrontar la guerra de civilizaciones desde nosotros mismos planteándonos un catolicismo gibelino al margen de la Iglesia Católica, afuera de sus estructuras e incluso contra ella  puesto que está totalmente integrada al mundo moderno. No tenemos la suerte de contar con un San Bernardo, inspirador de la Orden de los Templarios, por lo tanto la prueba y el desafío serán muy duros. Pero es nuestra única forma de participar en la guerra mundial. Si las guerras santas se extienden más allá del Islam la suerte del mundo moderno estará sellada- Mientras se organice  la Orden a  la que aspiramos apoyaremos a los yihadistas. Para eso está el Frente Cristiano Islámico.
     Lo que rechazamos es la tentativa de algunos grupos europeos de desarrollar  una pseudo-religión neopagana  rodeada de símbolos de  las antiguas mitologías nórdicas y germanas y que se derrumbaron ante el cristianismo por el bajo nivel espiritual a que habían caído. Nuestro continente americano tiene aún profundas raíces cristianas unidas a las tradiciones indígenas y todo  ello nos da el soporte necesario para seguir adelante.

San Carlos de Bariloche, 26 de febrero del 2013.
JULIÁN  RAMÍREZ