CON  LA  SUBVERSIÓN  NO  SE  TRANSA


     
El título de esta nota, “Con la subversión no se transa”, alude a una frase de Julius Evola cuando plantea la absoluta incompatibilidad entre el espíritu tradicional y el mundo moderno. Se trata de realidades antitéticas, contrarias e incompatibles y que coexisten en lucha y, como en la filosofía taoista de  extremo oriente, se las califica como yang y yin. En el actual estado de la situación mundial es tal la marcha arrolladora del mundo moderno, el yin, que toda tentativa de enfrentamiento por parte del espíritu tradicional, el yang, debe partir de principios absolutos sin la ilusión de tomar alguna parte del mundo moderno, so pena de ser arrastrado por él.
     Y todo esto viene a cuento del reciente golpe de estado en Egipto en donde el gobierno de Morsi, democrático y que pretendía avanzar hacia una sociedad tradicional en la cual rigiera la sharia, la ley islámica, fue derrocado “manu militari” implantándose una dictadura laica que derogó la constitución, disolvió el parlamento y prometió elecciones en un futuro indeterminado y nebuloso y que ya comenzó la persecución de la Hermandad Musulmana, el partido desalojado del poder.
     Y ahora veamos cuáles son las profundas causas que han llevado a la caída del gobierno de Morsi. Adelantamos nuestra opinión: el haber tratado de realizar transformaciones de orden tradicional utilizando instituciones de neto corte moderno. Democracia, constitución, elecciones, parlamento, división de poderes, estado de derecho, han sido y son producto de la subversión liberal. El liberalismo es una fuerza cultural  profundamente subversiva. La otra es el marxismo; pero el liberalismo tiene  la sutileza de penetrar en forma pacífica. Casi sin violencia, como algo natural e indoloro, con disimulo, introduciéndose en los vericuetos e intersticios del tejido social, acostumbrando  a la gente a beber este veneno, que, como una droga, con el tiempo incluso es deseado.
    La Hermandad Musulmana cayó en la trampa, en que ya había incurrido en Argelia en 1991, cuando el Frente de Salvación Islámica ganó las elecciones y un golpe de estado impidió su acceso al gobierno desencadenándose una guerra civil que causó 200.000 muertos. Ayman al Zawahiri, actual jefe de Al Qaeda, en su libro “Caballeros bajo el estandarte del Profeta” publicado antes del 11-9-01, ya había hecho notar esto.    Agreguemos también un dato que fue totalmente subestimado. Desde los acuerdos de Camp David en 1979, que sellaron la paz entre Egipto e Israel, a modo de compensación por el mantenimiento del estado prostituto de Israel, EE.UU  aporta una suma no inferior a los 1.400 millones de dólares anuales a las FF.AA. egipcias, una verdadera bomba de tiempo que en estos días estalló.
     Esto es una severa advertencia para todos aquellos que en cualquier parte del mundo sinceramente y de buena fe pretendan combatir por la Tradición y contra el mundo moderno y se enredan con participaciones electorales y partidarias. Ellos deben recordar la decisiva frase de Évola: con la subversión no se transa.
   Pero estamos seguros de que si se aprende de una derrota se pueden obtener grandes beneficios para futuras victorias. Los yihadistas egipcios lo sabrán hacer y ya han comenzado. Cuenten con nuestro respaldo y apoyo.

San Carlos de Bariloche, 9 de julio del 2013-

JULIÁN  RAMÍREZ