AL QAEDA Y GREENPEACE


Estas dos organizaciones, si bien diferentes en cuanto a sus objetivos y metas, han tenido sin embargo ciertos puntos en común, sea en relación a la eficacia demostrada en sus acciones, como así también en las demonizaciones recibidas por parte de cierta opinión pública debidamente modelada por los medios cibernéticos hoy vigentes.

Con respecto al primer punto nadie puede poner en duda hoy en día  el hecho de que sea Greenpeace como Al Qaeda han sido tremendamente efectivos en los procedimientos empleados en modo tal de haber sido capaces de haber puesto en los primeros planos la causa por la cual los mismos combaten. Y también podría decirse que, si bien las metodologías empleadas han sido y son sustancialmente diferentes, pues en un caso una organización acude a la violencia y la otra en cambio a procedimientos prioritariamente pacíficos, en los dos casos la lucha emprendida es en contra de principios que son propios de la modernidad. Al Qaeda combate en contra de una civilización que ha hecho de la economía el destino del hombre y que ha expulsado a Dios y a lo sagrado de la vida colectiva. La bandera del califato islámico universal significa asociar la política al hecho religioso y trascendente en contraste exacto con la modernidad que la subordina en cambio a la economía y a los grandes grupos del poder financiero. Greenpeace también contrasta con un sistema que, en tanto ha hecho del consumo y la producción el destino de las personas, genera una destrucción desaforada del medio ambiente en función de las metas de un capitalismo voraz para el cual sólo interesa el presente y no la salud y bienestar de las generaciones futuras.

Sin embargo, y quizás ello se deba a lo exitoso de sus acciones, ambas organizaciones, tal como dijéramos, han soportado y lo siguen padeciendo las mil y una descalificaciones. Tiempo atrás, conversando con un funcionario del gobierno argentino que tenía a su cargo la defensa del medio ambiente y que en especial estaba abocado al problema de la contaminación de las reservas acuíferas del planeta, al preguntársele qué opinión le merecían las acciones efectuadas al respecto por Greenpeace, de manera inmediata la descalificó como una organización según él rentada por los grandes grupos económicos internacionales. Sin embargo no me podía contestar cuando se le mostraba que las diferentes protestas efectuadas eran justas y acordes con lo que él mismo estaba reclamando en los grandes foros. Una cosa parecida ha pasado todo este tiempo con Al Qaeda. A pesar de que dicha organización ha sabido combatir con suma eficacia a los dos grandes imperialismos que han flagelado a nuestro planeta en las últimas décadas, el yanqui y el ruso, partícipes por igual de un mismo principio moderno y materialista, habiendo llegado incluso a obtener en la victoriosa guerra de Afganistán la cuasi disolución de este último, sin embargo se sigue insistiendo aun en estos días que se trata de una agencia de los mismos EEUU. Todo esto es dicho a pesar de todas las evidencias que demuestran lo contrario. Así como no puede entenderse cómo un sistema que ha hecho de la explotación irracional de las fuentes energéticas del planeta estaría a favor de que se le pongan límites a lo que ellos mismos hacen, del mismo modo no podría entenderse en qué se pueden haber visto beneficiados los EEUU y el ‘mundo libre’ en su conjunto con una organización que le ha significado una cantidad ilimitada de gastos en materia de seguridad (pensemos en todas las acciones que se emprenden en nuestro tráfico aéreo cotidiano), que le ha producido pérdidas incalculables en materia económica y  militar, habiendo logrado que los EEUU hayan dejado ya de ser la superpotencia que por sí misma y en manera inconsulta podía resolver respecto de todo aquello que pudiese suceder en nuestro planeta. Y más aun tampoco puede entenderse, si las cosas son vistas desde el plano opuesto, cómo puede ser que los que serían agentes suyos, como los miembros de la aludida organización, son sistemáticamente torturados, asesinados, apresados en cárceles secretas o no tanto como la de Guantánamo, perseguidos por el mundo entero con drones y sobre cuyas cabezas pesan altísimas recompensas monetarias y en cambio paradojalmente a aquellos que efectúan denuncias rimbombantes de conspicuas conspiraciones que vinculan a tal organización con los mismos poderes que combate pueden circular libremente por el planeta entero no estando para nada en riesgo el propio pellejo. A su vez: ¿A quién le podría dar ganas de trabajar para la CIA en tales condiciones? ¿Y por qué dicha organización malgastaría tanto su dinero? Salvo que pueda ser al revés: que los verdaderos agentes de la misma sean en cambio los que descalifican con una serie de sofismas ingeniosos a quienes han demostrado suma eficacia en sus acciones.

Sabemos que los difusores de conspiraciones suelen acudir a multiplicidad de ‘pruebas’ para difundir sus asertos. Tal como hemos demostrado varias veces la mayor parte de las mismas son irrelevantes e incluso pueden servir para demostrar la hipótesis contraria, es decir que en vez de ‘probarnos’ que tales organizaciones son serviles al sistema, lo que nos prueban es en cambio que es el mismo sistema el que produce tales pretendidas ‘pruebas’ para que se crea que no existe tal enemigo capaz de ponerlo en jaque. Pero además, en el caso específico de Al Qaeda, nunca se ha podido ‘probar’ ni que Bin Laden hubiese sido agente de la CIA, ni que tampoco tal organización hubiese trabajado para sus fines. Todo se ha basado en conjeturas y en la famosa técnica del rumor por la cual, cuando una cosa es repetida varias veces y hasta el cansancio y acudiendo a medios descomunales y masivos para hacerlo, al final todos se lo terminan creyendo. Pero esta vez vamos a suponer que sea cierto lo que dicen los detractores. Vamos a aceptar tanto que Rockefeller financia a Greenpeace como que la CIA haga lo mismo con la red Al Qaeda. Supongamos por ejemplo que Rockefeller ha querido con sus aportes procrear una organización que en nombre del ecologismo ataque a su competencia petrolera y que la CIA, con la excusa del tradicionalismo islámico, use a Al Qaeda para atacar a la gloriosa Unión soviética, hoy Eurasia. De ser así ello demostraría también una limitación propia de nuestro enemigo el cual, del mismo modo que hoy al destruir el planeta en nombre del mayor confort de las generaciones actuales demuestra su irracionalidad y miopía en tanto se estaría también destruyendo a sí mismo, en las figuras de un Rockefeller y de la CIA, estaría también actuando del mismo modo al estar empollando el huevo de la serpiente que una vez que salga a la luz se encargará -y de hecho ya lo está demostrando- más tarde también de dar cuenta de ellos. Así como luego de haberse derrotado ala Unión Soviética, la creación de la CIA marchó contra quien la originó un 11S, para luego batirla en Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Malí, Siria, etc., es decir en el mundo entero, hoy Greenpeace, luego de haber reclamado contra petroleras rusas (aunque asociadas a la Shellbritánica) bajo la sugestión y subsidio del magnate norteamericano, hoy lo hace contra otras que en cambio no lo son y se encuentran también vinculadas a sus empresas. Se trataría pues de la técnica del yudo, consistente en usar la fuerza del enemigo en provecho propio. La misma fue muy bien comprendida por Lenin cuando manifestara: ‘El día en que queramos colgar a la burguesía ésta hará una licitación para vendernos la soga’. Recordemos que Lenin en plena guerra mundial fue transportado a Rusia por un tren blindado alemán. Se dijo entonces, del mismo modo que en los ejemplos aquí aludidos, que se trataba él también de un agente, en este caso de los alemanes. Pero la realidad fue que así como el Kaiser lo usó a Lenin, éste también se sirvió de su promotor y el resultado ha sido que mientras que el imperio alemán dejó de existir al poco tiempo, el ruso pudo constituir uno nuevo que duró más de 70 años. Es la misma situación que sucede en nuestros días. GP y Al Qaeda son usados y a su vez ellos usan a quienes los ayudan o han ayudado pero ¿quién ha salido más beneficiado de tales servicios reportados? Indudablemente sea Obama como Putin están de acuerdo hoy en día, a la luz de los últimos acontecimientos, que fue para ellos un tremendo error histórico haber hecho caer la Unión Soviética para dar cabida a la expansión del fundamentalismo islámico. Y de estar vivo el Kaiser con seguridad que se habría también arrepentido de haberlo ayudado a Lenin a hacer la revolución rusa, un pequeño logro no justificaba para nada una tremenda debacle futura. Rockefeller debe también pensar lo mismo con GP. Podrá quizás haber alcanzado a superar algún nuevo dividendo, pero si el ecologismo progresa como lo está demostrando tarde o temprano también tendrán que verse perjudicadas sus finanzas.


Marcos Ghio


2/06/14