LA MASONERÍA Y LA ARGENTINA

Murió Gelli, colaborador de la dictadura

 

Licio Gelli condecorado por Perón en su última presidencia


El pasado 15 de diciembre falleció en Italia, en la cama y a los 96 años de edad, quien fuera sin lugar a dudas el más siniestro y criminal mafioso que diera en el pasado siglo la masonería, el Gran Hermano Licio Gelli.

A pocos meses de tal evento y en consonancia con el mismo acaba de publicarse en nuestro medio por Editorial Sudamericana una obra titulada Propaganda Due es decir el nombre de la asociación delictiva capitaneada por el aludido sujeto. Su autor, Carlos Manfroni, fue citado por nosotros en una nota anterior en este mismo medio en tanto que, habiendo hecho sus primeras armas en las filas del nacionalismo güelfo, en una de cuyas revistas principales, Cabildo, fuera redactor junto al suscripto, fue posteriormente evolucionando en su pensamiento hasta adherir en el día de hoy al más recalcitrante macrismo liberal, cosa que fue oportunamente criticada por nosotros. Pero soslayando este hecho, debemos señalar que la obra resulta valiosa por los aportes que nos efectúa, proporcionando una documentación inédita y significativa en la cual se hace notar cómo la aludida logia no solamente fue importante en Italia e incluso en el Vaticano, habiendo sido imputada y con pruebas de resonantes asesinatos, como el de Aldo Moro, así como de muertes dudosas como la del papa Juan Pablo I a pocos días de su nominación y ante el pretendido intento que éste había hecho por investigar la corrupción existente en la Curia, promovida y digitada por sacerdotes masones que respondían abiertamente al aludido Gelli; sino que también se demuestra allí cómo esta figura y logia han intervenido activamente en la política argentina, en especial y principalmente en el período que abarca entre 1969 y 1983, no habiéndose tampoco disuelto su accionar ni siquiera en nuestros días. Debido a la importancia de las informaciones proporcionadas procederemos a reseñar aquello que para nosotros resulta lo principal, para concluir luego con algunas conclusiones personales sobre el contenido de la obra.


a) Orígenes de Licio Gelli

Se nos hace notar que en su juventud Gelli fue un activo militante del fascismo italiano en la época de Mussolini pero que, en vísperas de su caída y dando muestras ya desde ese entonces de una gran versatilidad y oportunismo, cambiará abruptamente de bando pasando a colaborar con los partisanos comunistas proporcionando a éstos listas e informaciones de funcionarios del régimen a fin de que fuesen capturados y ejecutados. Sin embargo nos destaca el autor que este hecho, que fue notorio y conocido por muchos, no impidió que con el pasar de los años se lo siguiese reputando igualmente como una persona de derecha y de posición fascista. De acuerdo a Manfroni, Gelli habría sido desde ese entonces agente de Moscú y aprovechando ciertos contactos obtenidos por una reciente afiliación masónica que fue incrementándose con el tiempo hasta arribar a los grados superiores de la organización, pudo entrar en relación estrecha con el alto mundo de la finanza y de la política. Es de destacar que, si bien la masonería italiana respondía a su central británica, tal hecho no obstaculizó en momento alguno su actuación ostensible como agente ruso.


b) Rapto y asesinato de Aldo Moro

Este hecho es reputado como el primer gran golpe maestro de la logia de Gelli y en el cual se aplicó a la perfección su capacidad de poder maniobrar simultáneamente con personas y sectores de ideologías dispares, sea del fascismo como del comunismo en sus variantes más extremas, dirigiéndolas a todas ellas hacia un mismo fin. El notorio político democristiano estaba a punto de consumar una importante acción por la que se permitiría anticipadamente aquello que luego acontecerá unos 10 años más tarde. Para eliminar la influencia que Moscú ejercía sobre el partido comunista italiano, el más importante en el mundo occidental e impulsar así esa independencia que daría lugar al fenómeno conocido como eurocomunismo, Moro pensaba hacerlo entrar en el gobierno, cosa ésta que no le gustaba a Moscú pues significaba la pérdida de un indispensable aliado. Con el secuestro y posterior asesinato esta maniobra fue así coartada de cuajo. Se destaca en la obra cómo la investigación con el tiempo llegó a demostrar que, si bien los autores materiales del hecho fueron miembros del grupo ultraizquierdista Brigadas Rojas, sin embargo desde altas esferas del gobierno y de las fuerzas de seguridad se proporcionó una total cobertura a la acción para que pudiese llegar a buen puerto hasta la consumación del asesinato. Estas personas que así actuaron eran todos secuaces de la logia capitaneada por Gelli y varios de ellos incluso militantes de grupos neofascistas.


c) Rapto y asesinato del General Aramburu


Una de las pruebas aportadas por la obra es la de mostrarnos la similitud en el accionar respecto del asesinato de Moro y el de Aramburu en donde una vez más actuarán personas de ideologías contrastantes convocadas y dirigidas con maestría hacia un mismo fin propuesto con antelación. Al respecto cabe reseñar aquí lo siguiente. Era propósito de Moscú lograr que en la Argentina pudiese instaurarse un régimen que le fuera favorable a sus intereses y para ello había apostado a la figura de Perón respecto del cual notaba una serie de factores que resultaban sumamente rescatables para sus fines. En primer término porque se trataba de una personalidad oportunista y abierta como Gelli a las más dispares y contrastantes ideologías a las cuales no tenía escrúpulo alguna en utilizar en provecho propio. Y además lo principal de todo, Perón era un notorio afiliado a la masonería, como se prueba en la obra y con estrechos contactos con la figura de Gelli, tal como luego se verá. Para obtener que tal político alcanzara el poder la maniobra consistió en lo siguiente. En 1970 gobernaba en el país un militar de ideología corporativista que quería instaurar un sistema de tal corte inspirado en el que se aplicaba en Portugal. El sector liberal de las fuerzas armadas con la finalidad de impedir tal proyecto había apostado a la figura del Gral. Aramburu para que impulsara junto a civiles un proceso de democratización en donde no estuviese presente la figura de Perón contando para ello con el respaldo muy numeroso de la clase media. Es de recordar al respecto que ya en 1955 el aludido había dirigido un golpe en contra de su par Lonardi, un militar de corte nacionalista católico con una orientación similar a la de Onganía. Para evitar una reiteración de tal medida se pergeñó contando con la complicidad de sectores pertenecientes al mismo gobierno el secuestro y posterior asesinato del aludido militar, pero para ello se acudió al accionar de un grupo que en la superficie era de orientación ideológica nacionalista de derecha siendo en ese momento su jefe un ex secretario de redacción de la revista Azul y Blanco, es decir el antecedente de lo que luego fuera la publicación Cabildo. Es de destacar que al frente el ministerio del interior se encontraba en ese entonces un conocido militar de orientación lonardista que, de la misma manera que en el caso de Moro, no intervino y dejó actuar al grupo libremente, tal como se muestra en la obra. Pero lo curioso del hecho es que el grupo Montoneros que ejecutó la acción tenía similitudes notorias con la figura de Gelli. Si bien en la superficie era de orientación fachista, en lo interno en cambio comulgaba con el marxismo en sus vertientes más extremas. Al respecto es de destacar que luego de este hecho este grupo fue admitido en el movimiento peronista iniciando allí y con el consentimiento del mismo Perón un proceso de notoria izquierdización de acuerdo a los planes de la masonería.


d) El gobierno masónico de Perón

La eliminación de Aramburu y su notoria participación en el mismo en forma indirecta por parte del gobierno de ese entonces logró el objetivo siguiente que fue sacarlo al mismo Onganía del poder en tanto éste pretendía instalar un régimen para nada afín con los intereses rusos gestionados en nuestro suelo por el P2. El paso siguiente fue impulsar, luego de un breve interregno, la llegada de Lanusse al poder, es decir un militar liberal también pero que, a diferencia de Aramburu, abriría un proceso democrático que permitiría el triunfo de Perón en las elecciones. Si bien el nuevo gobernante intentó impedir que fuera este último el que ganara las elecciones introduciendo una cláusula proscriptiva de su persona, los hechos se fueron luego desarrollando tal como la Logia quería. El primer paso consistió en introducir un gobierno de izquierdas como el de Cámpora que contaba con el apoyo pleno de los Montoneros ya convertidos a tal ideología en forma pública. De esta manera el comunismo tuvo así presencia en la Argentina. Sin embargo la dialéctica marxista utilizada hábilmente por la logia no apostaba a un régimen de tal tipo en su total pureza, a sabiendas de que sería luego derrocado por los EEUU y por los mismos militares argentinos, sino que el procedimiento consistió en lo sucesivo promoverlo al mismo Perón a la primera plana apareciéndose como el líder salvador del peligro marxista en la Argentina, y de tal modo obtener que quien se apareciera primero como el gestor y promotor de tal ideología en su movimiento con la finalidad de ocupar los primeros espacios del Estado, ahora lo hiciese por el contrario como el bombero encargado de apagar el incendio. Procedimiento éste muy usual en la ideología bolchevique aplicada a la perfección por el jerarca masón. Esta hábil maniobra hizo que Cámpora tuviese que renunciar al poco tiempo de haber asumido y que Perón volviera esta vez como presidente y con un porcentaje de votos que se aproximaba al 70%, es decir un 20% más del obtenido por su predecesor. A esta altura de la obra queremos destacar una primera diferencia que tenemos con el autor. Para éste Cámpora y no Perón eran las metas del P2 y sugiere de alguna manera que el viejo caudillo con su actitud firme lo defenestró. No consideramos que fue así de manera alguna. Para Perón, un líder oportunista como no hubo otro en toda nuestra historia, la juventud izquierdista fue el ariete necesario que usó contra los militares para hacerse del poder para luego, una vez que ésta hubiese cumplido tal función, acudir a los mismos militares defenestrados para combatirla y aplastarla. Esto está en última instancia corroborado por los mismos argumentos y pruebas aportados por la obra. No casualmente una de las primeras medidas tomadas por su gobierno fue otorgarle la orden del Libertador Gral. San Martín, es decir el galardón máximo otorgado por nuestro país a un extranjero, al mafioso y delincuente Gelli, tal como figura en la misma tapa de la obra. Indudablemente Perón formaba parte de los planes del masón. Además de ello el autor nos aporta la contundente prueba documentada de la pertenencia de Perón a la masonería y en sus últimos tiempos a la misma logia delictiva del italiano.


e) Las últimas acciones del P2 en la Argentina


Manfroni nos hace notar cómo el último gobierno de Perón no significó en lo esencial un cambio sustancial respecto del anterior régimen camporista. Tal es así que prácticamente los ministerios esenciales, en especial el de economía en manos de un judío marxista vinculado con Moscú en manera abierta, continuaron como estaban antes. Lo que sí es que se produce un cambio importante en el momento en que Perón muere y asume su mujer. A sabiendas la logia de que Isabel no estaba en condiciones de llevar a cabo un gobierno mínimamente normal*, pergeñó un nuevo plan. Puso un ministro de economía que le respondía el que produjo una tremenda crisis enla Argentina, conocida como el Rodrigazo, y de este modo favoreció la llegada de un nuevo gobierno, esta vez con la presencia de un militar perteneciente a la logia y en el cual Gelli había depositado todas sus esperanzas como el nuevo Perón, el almirante Massera.

Sería largo reseñar aquí todo los hechos insólitos acontecidos bajo la égida de tal siniestro personaje de nuestra historia responsable de los mil y un asesinatos, muchas veces hasta por cuestiones sentimentales, por lo que remitimos a la amplia documentación aportada. La realidad es que finalmente el aludido no pudo cumplir con su propósito de alcanzar a ser elegido democráticamente y terminó por el contrario sus días en prisión. Pero eso es ya otra historia.

Por último el autor considera a nuestro entender con razón que con la caída del comunismo en Rusia no se ha terminado con la intromisión de las logias en la vida política de las naciones. Indudablemente la figura de Putin, la cual no es mencionada en la obra, sería una ratificación de lo dicho. El comunismo, tras su colapso, ha cambiado nada más que la vestimenta, pero la antigua nomenklatura sigue en pie. A su vez con tal cambio de perspectiva se han modificado también los protagonistas en los cuales debe basarse para operar la logia. Ya no serían más los grupos marxistas, habiendo el marxismo caído en desuso y en estado de apoltronamiento democrático, sino los sectores fundamentalistas islámicos, en especial los vinculados con Irán. Aquí es donde hallamos una nueva objeción. Debe hacerse un distingo esencial entre el fundamentalismo chiíta el cual hoy se ha convertido en protagonista del tablero político como aliado entrañable de Moscú y a veces también de Washington, tal como hoy se lo ve en la guerra de Irak, y el fundamentalismo sunita representado principalmente por Al Qaeda y el ISIS los cuales no casualmente son condenados por los distintos periodistas vinculados a tal logia. Se puede agregar también que una vez más desde los ámbitos del nacionalismo güelfo hay actitudes de seguimiento y adhesión a los intereses de Moscú, del mismo modo que con el surgimiento de Montoneros y el asesinato de Aramburu. Podemos recordar al respecto la obra del padre Sáenz de enfática promoción de la figura del déspota Putin y la reciente visita a nuestro suelo del principal asesor de Putin, promovido desde el mismo peronismo y con la presentación de un notorio exponente del güelfismo.

Por último cabe destacar también que el autor señala la vinculación de Gelli con la figura de Berlusconi quien le debería a la pertenencia a tal logia su escalamiento sea en el mundo de las finanzas como en el de la política y que a través del mismo habría mantenido su influencia e impunidad a lo largo de la historia política italiana. Consideramos factible también pensar que tal cosa pueda haber sucedido con los Macri. Recordemos la peculiaridad de que el papá de Mauricio llegó al país desde Italia casi sin dinero y en corto tiempo se convirtió en uno de los principales grupos económicos con un hijo presidente. Pero tal cosa es difícil que la diga una persona adherida a tal corriente política.

Finalizamos esta nota con un par de reflexiones. La primera de ellas es que a la luz de todos los hechos contundentes que se detallan en la obra hay que ser realmente una persona sin carácter, y es lo menos que podemos decir, para reputarse aun peronista. La segunda es que el peligro que conllevan textos de este tipo es el de estimularnos a pensar que el mundo está totalmente gobernado por tales poderes ocultos y secretos por lo que nuestra acción independiente resultaría totalmente inútil cuando no contraproducente pues terminaría favoreciéndolos sin proponérnoslo en razón de su capacidad dialéctica que los mismos denotan en saber reconvertir en provecho propio aquellas acciones que tan sólo en apariencias se les opondrían. Pensamos lo contrario. El poder de tales logias viene, más que del dinero que poseen, del sutil lavado de cerebro efectuado por el que se ha convencido a muchos de que son omnipotentes y de que nada se puede en su contra. Y el fundamentalismo islámico con sus heroicas acciones, vituperadas todas ellas por los distintos laderos de tal logia, nos está hoy demostrando lo contrario.

Pero no nos podemos ir todavía sin manifestar nuestro inmenso repudio al hecho de que una excrecencia como la que aparece en la tapa de la obra haya muerto de viejo y sin ser molestado y que no haya existido un solo tribunal capaz de condenarlo a muerte o a prisión de por vida en una cárcel común. Una prueba más de que en el mundo democrático y crepuscular en el que vivimos la justicia no existe.



Marcos Ghio


12/06/16