HA MUERTO MARCELO VERDUGO


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Acabamos de enterarnos del fallecimiento de nuestro gran amigo Marcelo Verdugo acontecido el pasado 10 de octubre en la localidad de Cinco Saltos en donde lo conociéramos hace más de 30 años. 

La triste circunstancia de su fallecimiento no trae a la memoria un conjunto de hechos relacionados con el momento en que nos conociéramos en el año 1985 cuando, habiéndonos radicado en la zona del Alto Valle de Río Negro, Verdugo fue uno de los primeros directores de El Fortín en la etapa en que se editaba en dicha zona y  por tal motivo tuvo que padecer junto a nosotros la persecución del régimen corrupto en razón de las denuncias que efectuáramos desde aquel medio, todas las cuales pudieron ser corroboradas. Queremos detenernos aquí especialmente en estos hechos. Durante la década del ochenta del pasado siglo hubo en la región patagónica un grupo de argentinos que no quiso rendirse en la guerra de Malvinas y que por lo tanto luchó hasta el cansancio en contra de la anomalía democrática que habría de sobrevenir como resultado de tal derrota. Fue así como confiados en que una revolución cívico militar iba a restaurar a nuestra patria llevando a su consumación las consignas que se levantaron en abril de 1982 (cosa que lamentablemente no pudo acontecer), nos dedicamos, como una avanzada de resistencia heroica (por eso la palabra El Fortín rememorando así la antigua conquista del desierto), a denunciar a esa nueva banda de políticos corruptos ansiosos de dinero y de fama que habrían de ocupar el espacio vacío dejado tras la victoria británica. Fue así cómo en la provincia de Río Negro se denunció expresamente al gobernador Álvarez Guerrero quien, a pesar de fungir como un filósofo sostenedor de la exótica doctrina, el krausismo, que privilegiaba la moral sobre la política, sin embargo no tuvo escrúpulo alguno en su primer acto de gobierno en indultar a un violador cuyo padre hotelero 'casualmente' había tenido el privilegio de financiar su campaña electoral. Gracias a que entre los integrantes de nuestro núcleo había personas vinculadas a la justicia y a la fuerza policial, se tuvo acceso al expediente judicial que se le había instruido al violador Aikes el cual fue condenado finalmente a 7 años por haber dejado casi moribunda a una joven. Pero lo curioso del caso y que lo hacía aun más grotesco fue que el abogado que en su momento defendiera al violador y que esgrimiera la peculiar defensa de que, como el hecho aconteció durante la heroica guerra de Malvinas, el imputado se sintiera muy conmocionado por ello e inducido a violar (?), tal inverosímil abogado fue luego recompensado con un cargo de miembro del supremo tribunal de la provincia. Y era entonces de imaginarse que quien fuera capaz de esgrimir tales defensas no tuviera escrúpulo alguno en organizar una justicia servil y cómplice de todo delito que permitiese universalizar la violación de mujeres e indultar a delincuentes para que pudiesen asumir a cargos públicos. Así pues El Fortín denunció en su momento que en la localidad de Cipolletti, en un paraje denominado Isla Jordán, se organizó un festival de rock en el que participara el aludido gobernador como invitado y en donde se violaron a varias jóvenes alumnas. No sería casual que promoviendo tales conductas delictivas dicha localidad con los años se hiciera famosa por crímenes múltiples de jovencitas en tales circunstancias. Y ya como frutilla del postre El Fortín denunció en su momento que el superior tribunal compuesto por ese aludido abogado del violador había indultado esta vez a un emisor de cheques sin fondos condenado a prisión, para que de este modo pudiese asumir como ministro de gobierno de la provincia. Y es aquí en este punto en donde queremos retornar a nuestro gran amigo Verdugo.

Queremos destacar especialmente que se trató de un hombre humilde, habiendo trabajado desde la época en que lo conociéramos hasta sus último días como capataz de chacra. Fue poseedor de una cultura campechana de carácter ejemplar habiéndose destacado como poeta. Fue una persona de grandes principios que enarbolara siempre un profundo patriotismo y un rechazo hormonal hacia las ideologías foráneas y disolventes que intentaban afincarse en nuestro suelo. Lo conocimos en un secundario nocturno de Cinco Saltos en donde me desempeñaba como docente. Al conversar casualmente con una autoridad de dicho establecimiento respecto de las denuncias que efectuaba el periódico El Fortin, la misma nos indicó la existencia de un alumno que lo difundía con gran entusiasmo. Fue así como nos lo presentó. Y se dio en ese entonces una circunstancia singular. Sucedía que quienes llevábamos a cabo tal actividad nos desempeñábamos en la función pública pudiendo recibir represalias del gobierno que denunciábamos por lo que precisábamos actuar con una cierta cobertura. Cuando salimos por primera vez a la palestra se había ofrecido como director una persona rentista que no dependía como nosotros del empleo público, pero a la misma con el tiempo se le produjo un conflicto familiar debido al tenor virulento de nuestras denuncias y a las presiones recibidas especialmente por su esposa. Buscamos en ese entonces a alguien más que pudiese ocupar su lugar y allí fue como la casualidad nos presentara a la figura de Verdugo quien en manera entusiasta y con suma nobleza se ofreció a ocupar ese puesto dejado vacante. Esto por supuesto le terminó ocasionando problemas judiciales, afortunadamente superados luego, cuando el aludido ministro, de nombre Machado, nos querelló a todos, al director y a los instigadores, entre los que por supuesto me contaba, por haberlo calumniado. Lo gracioso era que él no negaba que lo habían condenado a prisión por emitir una promesa de pago falsa, sino que decía que fue por un solo cheque que lo condenaron y no por muchos como decíamos nosotros. Tal como vemos aun judicialmente la democracia resulta ser un fenómeno numérico. Por supuesto que tal querella no pudo prosperar pero en la medida que era efectuada por un funcionario público que tenía incumbencia en el nombramiento de jueces, logró que la misma durara cuatro años y de este modo amedrentar así a aquellos que quisiesen aprovechar de nuestra denuncia para desplazarlo del poder. Así funciona la justicia democrática, tal como vemos.

Hasta siempre querido camarada Verdugo y gracias por haber compartido con nosotros tantos proyectos comunes.