PRESENTACIÓN DEL LIBRO: “SAN JUAN DE LA CRUZ: UNA MÍSTICA TEOCENTRICA” de Marcos Ghio – Editorial HERACLES, Buenos Aires, 2018.

40 AÑOS DE PREPARACIÓN

por Juan Manuel Garayalde

 

En el día hoy presentamos una nueva publicación de la Editorial Heracles, y en este caso, un texto escrito en los años ´70 del siglo pasado, confeccionado y pensado para un ambiente académico, escrito por el Lic. Marcos Ghio, y que luego de más de 40 años, llega a nuestras manos: “San Juan de la Cruz: una mística teocéntrica”.
Esta presentación consta de dos partes. En primer lugar: ¿Qué pasó dentro de estos 40 años?, ¿porqué este libro, hoy ve la luz, y no en años anteriores?  Todo posee una explicación que escapa a la lógica, pero no a designios supra-terrenales.
La segunda parte, de esta presentación, es hacer una comparación entre la forma de hacer teología por parte de San Juan de la Cruz, con la tradición católica ortodoxa, contemporánea, o “neo-ortodoxa”.   
Empecemos entonces:
En primer término, dividiré en tres etapas este periodo que va de fines de la década de 1970, hasta el presente año (2018), una línea del tiempo que abarca 40 años, entre el tiempo en que fuera escrito el libro y la publicación del mismo. Los motivos por los cuales no fuera publicado, están explicados con detalle en la introducción del Libro por el autor, y lo escucharemos esta noche en la siguiente exposición del Lic. Marcos Ghio. Sintéticamente, podríamos decir que en ese tiempo la Universidad no avalaba tesis sobre temas de filosofía que ponían a Dios como principio y fin de todas las cosas (Teocentrismo), y menos que ese pensamiento vuelva a encender las “luces” del pensamiento teológico y político de la Edad Media en pleno siglo XX, apogeo de la Modernidad.
1) El primero periodo, comienza a principios de la década del ´80, cuando se produce un exilio al “desierto”, a nuestra Patagonia Argentina, por parte de el Lic. Marcos Ghio, quién habiendo obtenido su título universitario, viaja a una región donde había mucho que construir, ante una crisis (política, cultural, económica, etc.), que desde las grandes urbes, avanzaba sobre toda la sociedad argentina.
Son los tiempos del último periodo del proceso militar, la Guerra de Malvinas (1982) y la llegada del gobierno del Dr. Raúl Alfonsín de la UCR (1983-1989). En ese periodo, nace la publicación “EL FORTIN”, editada en la Patagonia argentina junto a un grupo de colaboradores. Ahí, mediante el estudio de las publicaciones, encontramos una serie de denuncias y advertencias de una crisis de grandes proporciones que se iba gestando en toda la dirigencia política, en todos los planos. Es el periodo de la “des-malvinización” (olvido, derrotismo, critica a la Guerra de Malvinas y a sus héroes), de la construcción de un relato histórico donde comienza a reivindicarse a los movimientos guerrilleros, en tanto se encarcelaba a los militares responsables de la derrota de las células guerrilleras que asolaron el país durante la década del ´70. En ese período, nace el mito de los “30.000” desaparecidos, que hunde a la sociedad argentina en la “culpa”, y en una censura sobre toda persona que ponga en duda dicho mito.  Este período nefasto de la historia argentina, culminará con una feroz hiperinflación, que obligará al gobierno de la UCR a acelerar el traspaso del poder al presidente electo del Partido Justicialista (Peronista), Carlos Saúl Menem.
2) La segunda etapa, estuvo inmersa dentro de cambios profundos en la estructura y vida económica del país. La Argentina se abre al mundo de la mano de la presidencia peronista, ahora favorable al “libre mercado”. La clase media vive un breve lapso de tiempo anestesiada con las bondades económicas que brindaba una dolarización encubierta del país con el plan de la “Convertibilidad”. El idilio de consumismo, duraría el primer período de la presidencia menemista. En la segunda presidencia, comenzaría a aflorar el desastre que dicha política económica había provocado al país: fuga de dólares, quiebra de las pequeñas y medianas empresas (PyMES), aumento alarmante del desempleo, arribo de multinacionales de diversos rubros al país, crecimiento de la pobreza, crisis del sistema educativo y de salud ante el crecimiento de la inmigración limítrofe.
Es durante ese período que finaliza el “exilio” patagónico del Lic. Marcos Ghio.  De regreso a la ciudad de Buenos Aires, y en el ojo del huracán populista, entre idas y vueltas de la política ahondaban la crisis del país, se funda la EDITORIAL HERACLES y el Centro de Estudios Evolianos (hoy Centro Evoliano de América) junto a un grupo de colaboradores. La misión primordial: iniciar la faraónica tarea de traducción de la obra del pensador tradicionalista italiano Julius Evola, representante de la corriente de pensamiento tradicionalista, entre los que se han destacado el francés René Guénon, el rumano Mircea Eliade, el suizo Frithjof Schuon, el ceilandés Ananda Coomaraswamy, y un gran número de investigadores que marcaron un antes y un después en el estudio de las religiones y su relación obligada al fenómeno político.
Constituye ésta una importante etapa de difusión en todo el mundo de habla hispana, que no sólo incluía la venta de los libros en toda América Latina, España y algunos países de habla portuguesa y francesa, sino también la invitación de su traductor, el Lic. Ghio a exponer en el exterior.
En un comienzo, una gran cantidad de lectores se acercarían a la obra del pensador tradicionalista italiano. Las publicaciones de filosofía y política, comenzarían a tratar sus obras, y surgirán difusores de su pensamiento en varios países. Sin embargo, todavía se estaba lejos de conocer en profundidad la CRITICA evoliana al mundo moderno, la cual, exponiéndolo sin tergiversaciones, obligaba a muchos a abandonar sus proyectos electoralistas, renegar “próceres” intocables y, poner bajo la lupa ideologías conteniendo gérmenes de la modernidad.
Significativo era presenciar conferencias donde asistían personas de diferentes denominaciones ideológico-políticas a conocer el pensamiento de Julius Evola; pero cada día, cuando la solidez del pensador se hacía más clara,  exponiendo su pureza doctrinaria, sin interlocutores que lo tergiversaran, los asistentes a las conferencias iban mermando dramáticamente, prueba fehaciente de que algunos preferían morir entre las ruinas tratando de sostener lo ya corrompido y putrefacto, a permanecer de pie sobre esas ruinas y superar la decadencia, debiendo nacer por lo tanto, un NUEVO HOMBRE, aún más crítico, sin temer cuestionar aquello que toda su vida pensaba que era correcto y ya no lo era. Temerario ante el abismo que nos arrastraba la MODERNIDAD.  Evola traía una nueva forma de ver el mundo, una cosmovisión diametralmente opuesta a lo que se veía, oía y leía.
3) La tercera etapa se inaugura el 11 de septiembre de 2001, a raíz del atentado a las Torres Gemelas que produjo el asombro de todo el mundo.  Una etapa madura, y la mas riesgosa que le tocó vivir a los que adherían en plenitud los postulados evolianos, por las implicaciones que el mismo podía tener en cuanto a su interpretación en los grupos políticos contemporáneos.
Tal como para muchos demócratas la adhesión critica de Evola al fascismo italiano significo su ostracismo político, pasando a ingresar a una lista negra de pensadores malditos, para los evolianos del siglo XXI, adherir al fundamentalismo islámico en su rebelión contra la modernidad, significó también su CONDENA. 
Para entonces, existía una falsa bipolaridad: La reacción, a lo que podríamos denominar “el sistema hegemónico”, el “pensamiento único”, amaestró a todo el espectro ideológico que lo confrontaba -de izquierdas y derechas-, inventando  enemigos ilusorios: la URSS con sus satélites y guerrillas (hasta 1991), La Comunidad Europea, el Eje del Mal (Venezuela-Irán-Corea del Norte), una derecha anti-globalización que termina adhiriendo a una figura como Donald Trump, y por supuesto la Rusia neo-soviética de Vladimir Putin.  Y así una lista de supuestas “amenazas” al sistema dominante representado materialmente por Israel-Estados Unidos e Inglaterra.
Los evolianos del Siglo XXI, tuvieron el coraje de señalar que la REBELION CONTRA EL MUNDO MODERNO, provenía del fundamentalismo islámico, de sus alas más radicales, más extremistas. Sin embargo, siempre se trató de un APOYO crítico, esto es: una comprensión de las limitaciones de dichos movimientos. Esto ya ha sido tratado en otras oportunidades por los diferentes estudiosos del Centro Evoliano de América; por lo tanto, proseguimos en nuestra exposición:
Ya han pasado 17 años de esta tercera etapa, donde al comienzo, los evolianos de la Argentina, éramos los únicos de tomar dicha postura. Las críticas a lo largo de los años fueron feroces, mas NUNCA nos hemos desdicho de esto, que podríamos llamar: actualización doctrinaria del pensador tradicionalista italiano Julius Evola en el Siglo XXI.  Y hoy, sabemos que no estamos solos. Que nuestra tenacidad y convicción logró vencer estereotipos y esquemas mentales muy rígidos.  Que no sólo nuestro pensamiento se ha encarnado ya en una nueva elite de pensamiento, sino que los HECHOS –y eso si es significativo- nos han dado la razón a lo que solitariamente anunciábamos hace 17 años atrás.
Pero en esta etapa, somos simples espectadores de lo que acontece en otras naciones.  El seguimiento de los acontecimientos, el análisis de los mismos, lo realizamos, fundamentalmente a través de la Agencia de Noticias Kali Yuga (AKY). Desde entonces, la pregunta que se hacían los seguidores de nuestro Centro Evoliano de América, es:  Ante esta reacción en el seno del Islam, ¿cómo puede el cristianismo tener un tipo de reacción, con características propias, que se convierta en una verdadera rebelión contra la modernidad?, y no continuar cayendo en la desorientación, quedando atrapado en la decadencia a la que nos arrastran las jerarquías eclesiásticas de las diferentes corrientes tradicionales del cristianismo (hablamos de Roma, la Ortodoxia, Luteranismo, etc.).
Y ahí es como, surge a la luz, en el momento justo esta obra escrita hace ya mas de 40 años, cuando todavía estas tres etapas que he descrito, no se habían producido. Como si la providencia divina marco el momento en que dicha obra deba publicarse y llegar a un público que AHORA ESTA LISTO PARA LEER.
¿Cuál es el motivo? Porque esta obra trata de un místico cristiano del siglo XVI, que vivió en un tiempo, en que moría la Edad Media y se afianzaba la Era Moderna. Un siglo antes, Constantinopla caía bajo el Imperio Otomano y América era “descubierta” por el navegante genovés Cristóbal Colón.
El vive un tiempo, en el que el cristianismo debía ganar o perder su batalla contra la modernidad que comenzaba a inundar todos los rincones de la sociedad europea de entonces. San Juan de la Cruz es uno de los últimos místicos de la Iglesia Católica Romana, que sin saberlo, brindaría herramientas espirituales, de la cual podría surgir una meta política que afrontara la gestación de la era moderna.  Sin embargo, el avance arrollador de la Orden de los Jesuitas, el racionalismo cartesiano, el mercantilismo como primera política económica racional, la monarquía absoluta, a la que le seguirá el despotismo ilustrado finalizando con la revolución francesa y el auge y consolidación del “tercer estado” (burguesía), terminaría por dinamitar todo intento de sostener los principios espirituales de la Edad Media, que salvaron y constituyeron la tradición greco-romana-católica.
En vida, San Juan de la Cruz, sufrió persecuciones, por lo que su pensamiento sólo quedó plasmado y vivo dentro de la Orden de los Carmelitas Descalzos, y ante el crecimiento de una escolástica racional-especulativa, los místicos pasaron a ser una curiosidad dentro de la historia del cristianismo y no su punto mas elevado en cuando al desarrollo teológico.
Hoy, en este contexto de GUERRA DE CIVILIZACIONES, debemos desenterrar del olvido a San Juan de la Cruz, y por este motivo, HOY ESTAMOS AQUÍ, preparados mentalmente para gestar como CRISTIANOS una reacción contra la modernidad, con asidero en los cielos.
Hemos de construir una Santa Escala y uno de sus arquitectos necesarios es la obra de un místico como San Juan de la Cruz.

 

¿FRENTE A QUE TIPO DE TEOLOGÍA ESTAMOS?
A grandes rasgos, hay dos formas de acercarnos desde la teología a DIOS.
Una es la teología CATAFÁTICA o simbólica: el teólogo Víctor Codina (1), nos lo define como “un método de ascensión a Dios a partir de su teofanía o manifestación en la creación, en la historia, y sobre todo, por lo dicho por Cristo”. La desviación de esta corriente, es cuando “diluimos el misterio en la pura racionalidad”. Es el olvido de la Santísima Trinidad, de la importancia de la Liturgia, de los Sacramentos, de la tradición patrística, de la experiencia de los santos. La teología termina por hacerse o extremadamente abstracta en su definición y conceptualización, o ideológica, dejándose influenciar por doctrinas ajenas a la tradición de la iglesia, caso del liberalismo y del marxismo.
La otra forma de pensar la teología es la APOFATICA. Siguiendo la definición de Codina: “los padres Capadocios, nos decían qué influenciados por el racionalismo, los conceptos producen IDOLOS. Por el contrario, a Dios se lo capta por el silencio, por la adoración, por la unión con Dios y la purificación”. Y tal como decía San Juan de la Cruz, llegamos a Dios por la vía del AMOR, amor que nosotros le brindamos, y AMOR que Él tiene con su criatura (la “simultaneidad”). Porque no es la omnipotencia ni la inmensidad de Dios lo que hace a la teología apofática, sino el amor que el nos brinda que rompe todos muros.
Gregorio de Nisa nos decía: “El espíritu humano no tiene más que una manera de alcanzar aquella Potencia que lo sobrepasa: la de no detenerse jamás en el concepto, sino buscar siempre incansablemente el más allá del concepto”. (citado en C.G. Felmy, “Teología Ortodoxa Actual”, ed. Sigueme) (2)
En la iglesia ortodoxa, se dice que los Dogmas, los misterios que los contienen, son la expresión máxima de la teología apofática, negativa, porque el dogma no pretende captar a Dios, sino permitirnos ser captados por él.
En el libro que presentamos, en su tercera parte, nos habla del pecado, que se alimenta a través de una trilogía del MAL (mundo, carne y el demonio) que ensombrece nuestra alma, que le impide acercarnos a Dios por nuestra cuenta. Y solo a través de la EXPERIENCIA TRINITARIA, o sea aquello que será lo que va a determinar en la persona el camino de la salvación, o mas bien un camino que no es fatalista, son por el contrario la SUPERACIÓN DEL SI MISMO (pecador e imperfecto) para alcanzar LA UNIÓN MISTICA CON DIOS.
Para ello debe haber una acción CONJUNTA, SIMULTÁNEA entre la acción del hombre y de DIOS. El sólo, NO PUEDE. Precisa de Dios. Precisa crear las condiciones para que Dios opere en el.
Insistimos con este punto, diferenciando lo que es la CONTEMPLACIÓN de la INTUICIÓN: El autor del libro nos dice:
“Ella estriba en que esta última es una visión clara y la primera en cambio una noticia oscura e incierta que no alcanza a ser propiamente un conocimiento por el hecho de que no interviene en la misma el entendimiento humano. Por ello nuestro autor define a la contemplación como secreta porque “se comunica e infunde en el alma por el amor” sin que “el entendimiento y las demás potencias lo sepan” y porque además ni siquiera el demonio puede comprenderla. Quiere decir con esto que la contemplación mística se encuentra en un plano que no pertenece ni al conocimiento analógico y discursivo, ni tampoco al intelectual puro (…), sino que corresponde a una esfera superior a las dos anteriores, pues se encuentra más allá de todo entender. Por tal motivo es incomunicable por un lenguaje discursivo en tanto pertenece a una esfera no humana y además, en la medida que se ahonda en el alma, ésta tampoco siente deseos de comunicarla en tanto se ha asentado en ella la humildad” (Pág.128 de la obra presentada).
Agrego a esto, lo dicho por el teólogo ortodoxo Vladymir Lossky:
“El apofatismo nos enseña a ver en los dogmas de la iglesia (…) una prohibición a nuestro pensamiento de seguir sus vías naturales y de formar conceptos que reemplazarían las realidades espirituales. Porque el cristianismo no es una escuela filosófica que especula sobre conceptos abstractos, sino ante todo una comunión con el Dios vivo”. (cit. Felmy)
La Iglesia Ortodoxa, fundamentalmente durante el siglo XIX, comienza a recuperar también una forma apofántica de encarar la teología. Ellos hablan de una TEOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA. Y el TEOLOGO era aquel que experimentaba la fe, y luego la transmitía. El Teólogo griego contemporáneo CHRISTOS YANNARAS nos dice que: “la teología tuvo siempre un significado muy diferente de lo que hoy día entendemos por ella. No era un desarrollo teórico de axiomas o ideas, sino la expresión y formulación de la experiencia”. (cit. Felmy)
¿Y a que hacemos referencia con la EXPERIENCIA?
AL CULTO DIVINO, A LOS MISTERIOS, A LA ORACIÓN, A LA ASCÉTICA, A LOS SACRAMENTOS, todo esto, la iglesia ortodoxa la engloba como la ECLESIALIDAD.
¿Qué implicancia tiene lo referido? La Iglesia de Roma, principalmente luego del Concilio Vaticano II,  debe recuperar sus RITOS, sus Sacras Liturgias, sus teólogos medievales, sus místicos. Roma debe abandonar el culto aggiornado a las demandas de las personas, al culto carismático, que la convierte, en lugar de una iglesia donde se busque luchar contra el pecado y el demonio, en una iglesia vaciada de contenido ascético hacía sus fieles.
HACIA UN FUNDAMENTALISMO CATÓLICO
Para finalizar esta exposición, ustedes se preguntarán: ¿puede un libro como este ayudarnos a construir una reacción contra la modernidad?
Mi respuesta es afirmativa. Un libro como este, un místico como San Juan de la Cruz, nos devuelve una forma diferente de buscar a Dios, que no es la que hoy existe. Enlazado a los cielos, teniendo como puente el Santo Sacrificio de la Misa, los Sacramentos, las oraciones, la penitencia, el retiro, tendremos un contacto PERSONAL con Dios, Uno y Trino, dejando que nuestro amor, y el de él, confluyan. Y desde Dios, conocer el mundo. No conocer a Dios desde la realidad del mundo que vivimos, ascender desde él. San Juan de la Cruz nos exige en cambio que veamos el mundo desde lo Divino, pero para eso hay que crear las condiciones para que Dios opere en uno mismo. Paso previo y necesario.
Una de las criticas que hacemos al fundamentalismo islámico, es que no posee una corriente esotérica, mística que lo sustente.
Siguiendo los lineamentos de René Guénon, NO HAY EXOTERISMO SIN ESOTERISMO. Ambos constituyen una unidad. El pensamiento tradicional, inició una vasta tarea de encontrar aquellos elementos y factores que provocaron ese divorcio entre ambos. En general, llegaron a la triste conclusión que las vías iniciáticas estaban viciadas de nulidad u ocultas. Largo de tratar cada caso, y no todos los autores coinciden.
¿Qué tiene de particular que ha llamado la atención el fundamentalismo islámico, para nosotros?
Que el mismo parte de un rechazo visceral contra la MODERNIDAD. Uno de sus principales representantes Sayyid Qutb (3), influyo sobre personas muy disimiles como el Ayatholla Komeini y Osama Bin Laden, pero que en ambos provocaron la misma reacción: rechazo a todo lo que representaba Occidente, necesidad de que los musulmanes resolvieran sus problemas sin injerencias foráneas.
¿Podríamos decir que existe un esoterismo dentro del fundamentalismo islámico?
Lo que EXISTE -y esto que sea definido libremente por los especialistas- es apegarse a reglas morales muy estrictas, para no dejar que el veneno cultural de occidente penetre en el seno de la familia islámica y la fragmente como ocurrió en el occidente cristiano con el divorcio, el aborto, la promoción de la homosexualidad, la igualdad de sexos, la pornografía, la droga, y un largo y extenso "etc". Como todos sabemos, los “mass-media”, la literatura, el cine, la radio, y tantas cosas emiten los "valores" del occidente moderno y decadente. Si no se le hace frente a eso, es cuestión de una o dos generaciones para "modernizar" cualquier sociedad. El Japón post-segunda guerra mundial es un ejemplo de esta mutación cultural.
Otro elemento del fundamentalismo islámico es la existencia de una "Metafísica de la Guerra" (4), una lucha sin cuartel en defensa de su Fe y de su tierra. Combatientes que no son asalariados, sino ESPADAS DE SU FE, y que la muerte no es el fin de toda la existencia, sino un paso A LA OTRA VIDA, su “nacimiento a los cielos” según los cánticos a los difuntos (panikhidas) en la iglesia ortodoxa. Un ejemplo poético-guerrero de este combate espiritual, es la frase acuñada por el presidente checheno -asesinado por el ejército ruso- Dzhojar Dudáyev (1944-1996), quién proclamaba su guerra por la libertad de su patria con la frase "VICTORIA O PARAÍSO".
El único esoterismo cultivado dentro del Islam reconocido por todos los tradicionalistas es el SUFISMO, pero este no sólo no lucho contra la avanzada cultural de occidente, sino que se presentó como un obstáculo para los grupos combatientes fundamentalistas, y existen hoy, grupos sufíes que están extremadamente occidentalizados; en el sentido que aprovechan las virtudes de las "nuevas espiritualidades" para sumar adeptos a sus tariqas, pero distantes a la práctica islámica exotérica (salvo honrosas excepciones).
Entonces, una reacción desde el cristianismo necesita esos dos elementos:  una cultura que se contraponga a la MODERNIDAD, una “sharía” adaptada a la cristiandad, como forma de contraponerse a dicha cultura desintegradora. Y en segundo término, una “metafísica de la guerra”, una convicción que lo SAGRADO no puede ser PROFANADO, y que esta vida esté al servicio de los más elevado, lo que trasciende la mera humanidad imperfecta e incompleta sin Dios.  
A diferencia del fundamentalismo islámico, el cristianismo de corte tradicional, pro-medieval, gibelino, CONOCE bien donde está presente el enemigo, que no es la religión en sí misma (aquello que nos religa con lo alto), sino en la SUBVERSIÓN PRESENTE en las mismas. En este sentido tenemos una ventaja de comprensión a diferencia del islam fundamentalista que opera hoy en día, que identifica al cristianismo como el enemigo principal de su cultura religiosa. Y en tanto no exista reacción tradicional de parte del CRISTIANISMO, los combatientes islámicos radicales TENDRÁN RAZÓN, puesto que sobre sus ciudades caen toneladas de bombas producidas y arrojadas por naciones auto-denominadas cristianas como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Israel, Rusia, y la lista se extiende a decenas de naciones serviles.
En lo cultural, debemos combatir en todos los planos, pero principalmente reformular una pedagogía para los niños y adolescentes, que desde edad temprana comienzan a ser disciplinados en la cultura MODERNA y hasta la POSMODERNA (más des integrante de la persona humana). Y en cuanto a nuestra Metafísica de la Guerra, cada país posee su “Muro de Berlín”. En cuanto a los argentinos, tenemos nuestro MAR que cruzar, tenemos caídos en medio de un desierto de tundra, y en esa guerra futura a la que estamos obligados a asumir para vencer nuestros peores males, terminaremos respirando el viento helado de nuestras Malvinas, e izando nuestra bandera celeste y blanca, sobre la tierra regada con la sangre de nuestros héroes. Cuando hayamos alcanzado ello, quedará librado el camino a los cielos.
JUAN MANUEL GARAYALDE

  1. VICTOR CODINA – “Los caminos del oriente cristiano” Editorial SAL TERRAE, España 1997.

  2. C.G. FELMY – “Teología Ortodoxa Actual” – Editorial SIGUEME, España, 2002.

  3. Ver: Marcos Ghio, el “El filósofo del fundamentalismo islámico”. http://centroevolianodeamerica.blogspot.com.ar/2014/11/ghio-el-filosofo-del-fundamentalismo.html

  4. Ver: JULIUS EVOLA – “Metafísica de la Guerra”, Editorial HERÁCLES, Buenos Aires, 2009.