EL TEA PARTY ARGENTINO ANTE EL FEMINISMO


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Hace mucho tiempo que venimos escuchando y viendo videos de Agustín Laje y Nicolás Marquez, personas que se han erigido en críticos severos de la actual vertiente progresista en que ha incurrido la izquierda en el mundo. Muchas de las cosas que dicen las compartimos totalmente puesto que nosotros lejos estamos de una postura izquierdista y menos aun progresista, sin embargo no podemos dejar de señalar ciertas reservas esenciales que nos suscita su discurso. Ambos autores reivindican el liberalismo y la sociedad democrática impuesta a partir de la revolución francesa y rechazan a tales corrientes en aquellos puntos que pongan en discusión sus principios igualitarios. Por ejemplo el Sr. Laje en un reciente video acaba de criticar a la actual vertiente feminista por no sentirse satisfecha con el hecho de haber obtenido iguales derechos que los hombres, tal como fueron sus metas fundadas en los famosos principios de la revolución francesa. El nuevo feminismo sostiene en cambio una desigualdad al sostener la superioridad de la mujer respecto del hombre, siendo así reaccionario. Y en su planteo profundiza su postura sosteniendo una visión crítica respecto de los ataques que el feminismo actual hoy conduce en contra de la iglesia católica la que, según nos hace notar, ha avalado tal igualitarismo y no haga nada en cambio en contra de las mezquitas pertenecientes a una religión que persigue a los homosexuales y obliga a las mujeres a usar burka. Y en tal punto de vista arriba aun más lejos avalando los ataques que por tales razones el 'mundo libre' efectúa hoy en día en el Medio Oriente, pues nos hallaríamos en un mundo globalizado en donde no podría aceptarse sostener principios diferentes y contrarios a los Derechos universales impuestos por tal revolución amparándose en el dogma de la soberanía nacional.
Digámosle sencillamente que consideramos que tiene razón dicho feminismo en sostener que la mujer no es igual al hombre y por lo tanto no es lícito que tenga los mismos derechos. En todo caso discreparemos respecto del tipo de desigualdades que deben valorarse, pero no lo hacemos en cambio respecto de su rechazo del igualitarismo democrático. Tiene razón también el nuevo feminismo cuando en su versión extrema dice no querer mezclarse con los hombres, ni siquiera en la cama pues se trataría de dormir con el enemigo. Corrijámoslo sin embargo diciendo que esto sucede porque los hombres que ellas conocen han renunciado a ser tales al sostener principios igualitarios y masificadores que los hacen alejarse de su condición propia de hombres y también a las mujeres de tales. Sostenemos la diferencia y desigualdad entre hombres y mujeres y lo único en lo que podemos discrepar es respecto de cuáles sean los valores que especifiquen a cada uno de los sexos.