500 años de México

 

 

En los tiempos contemporáneos es muy sencillo tener acceso a la historia, ya sea de una persona, de un grupo, de una civilización en particular, un evento específico, un país, etc. Solo se tiene que hacer una mínima búsqueda, y se tendrá acceso en papel o digitalmente, a una bibliografía por lo general muy amplia sobre cualquier tema por el que se tenga interés.
Desafortunadamente, así como es de fácil tener acceso a enormes cantidades de “información”, la mayoría de las veces, las fuentes no son exactas, son incompletas, exageradas o, lo mas importante, están realizadas desde un particular punto de vista, que es casi indetectable para cualquier lector o espectador de la fuente o fuentes seleccionadas.
¿A qué nos referimos con esto? A que no importa si se busca la biografía por ejemplo de Cristobal Colón, o la historia de la Segunda Guerra Mundial, o de los Celtas, o de España; invariablemente casi todo lo que encontrará el interesado serán libros, programas, revistas, sitios de internet, etc., que abordan los temas desde la óptica del hombre contemporáneo. Lo cual se traduce en que, sin importar el tema, los puntos de vista sobre los que se abordará el asunto en cuestión, siempre serán dominados por el enfoque económico, el del progreso científico tecnológico, el de la conquista de libertades políticas y sociales (los “derechos humanos” y “lo políticamente correcto”), el historicismo, el materialismo histórico, el positivismo, hasta del psicoanálisis y la moda. Casi invariablemente y en un porcentaje muy elevado, todo lo que se encuentre sobre el pasado, reciente o antiguo, incluso remoto, estará filtrado, acomodado y explicado bajo la particular visión, valores y cosmovisión del hombre moderno o postmoderno.
Si se pone atención, por ejemplo, a cómo se presenta la historia de Europa, o la de Japón, solo por mencionar dos posibilidades geográficamente distantes, resalta como, el desarrollo explicativo de ambos casos, es el mismo. Una época primitiva, un desarrollo incipiente, los primeros avances tecnológicos, formación de gobiernos y de ambiciones económicas, una oscura edad media, expansionismos, guerras, obtención de mayor libertad individual conforme se superan los atavismos de las religiones y la llegada con mas o menos problemas, del progreso, con el comercio, la democracia, etc., todo en un curioso desarrollo lineal ascendente, que es universalmente aplicado, en donde, simplificando, la humanidad en su conjunto ha pasado de ser poca, ignorante y primitiva a ser mucha, sabía y próspera, solo cambiando los grados de esos logros de región en región o de país en país.
Esa forma de ver el devenir de la humanidad a lo largo de milenios, no revela otra cosa que la obtusa mente del hombre contemporáneo, que se cree la medida ideal contra la que debe ser comparado todo el pasado, y solo su arrogancia, combinada con su formidable ignorancia, le han hecho, no solo creer, sino estar convencido, de que esta es la mejor época, que nunca estuvo mejor la humanidad, y peor aun, que seguirá logrando mayores y mejores logros en el futuro. Desde luego hay que señalar un punto muy importante, si se vive en “Occidente”, es decir, del oeste de Rusia, toda Europa y América, la historia a la que tenemos acceso es ineludiblemente, eurocentrista, es decir, todo se explica  desde la óptica europea y, cada lugar que tratan, no cobra importancia, hasta que ellos llegan, trátese de América, la India, China, etc., culturas y civilizaciones mucho mas antiguas que Europa, y en la mayoría de los casos, incomparablemente mas refinadas, cultas y sabias, son abordadas muy superficialmente hasta que hace acto de presencia la civilización europea.
Brevemente, y siguiendo el esquema moderno antes descrito, México surge supuestamente con su independencia en 1810. La Colonia (que duró 300 años), la Conquista y las civilizaciones prehispánicas, simplemente son la edad oscura, y la prehistoria, respectivamente, que poco o nada valen la pena considerar. Siguiendo con el ejemplo, después de la Independencia, los otros grandes momentos de México fueron la Reforma, es decir, cuando se consolidó una división entre el estado y la Iglesia, con el triunfo de los liberales, todos aquellos que comulgan con los ideales iluministas y racionalista de los S. XVII y XVIII, para arribar después a la Revolución de 1910, la cual al terminar, logró instaurar una incipiente democracia, que ha ido muy lentamente fortaleciéndose hasta la época actual, en donde hay “plenas libertades democráticas”, igualdad, y se está en un camino de mayor progreso para las mayorías, que si bien no es el deseado, al menos “sí vamos en el camino correcto”.
Nuestro propósito es mostrar primero y demostrar después, que la historia de México, en este caso, puede explicarse desde un punto de vista totalmente diferente, y que, contrario a lo que dice la versión oficial o académico histórica, México no va, como no lo hace el mundo, en el camino correcto, sino exactamente lo opuesto, México se precipita a un acantilado muy profundo, lo mismo que la humanidad en su conjunto, pero todos van optimistas avanzando, con la vista en un horizonte inalcanzable, sin ver que el suelo bajo sus pies, se está acabando.
Seguramente en los próximos 3 años, para aquellos que lo tengan claro, comenzarán a editarse obras de todo tipo sobre los ya próximos 500 años de existencia de México, cuyo nacimiento fue el 13 de agosto de 1521, es decir, el mismo día que cayó la capital azteca de Tenochtitlán y culminó la conquista, para dar inicio a una larga etapa de fusión, o al menos combinación cultural, entre las civilizaciones prehispánicas de todas estas regiones, y España. Vale la pena aclarar, que antes de esta fecha, no existía México, existía el imperio azteca, la civilización maya, los reinos tolteca, tlaxcalteca, tarasco, etc., y mas atrás en el tiempo, Teotihuacán, el reino maya clásico, y muchos otros, y todos en su conjunto son parte, la mitad, de la herencia de México,; la otra mitad, es España y todo lo que eso implica, empezando por le idioma y la religión.
Las etapas históricas de México, desde un punto de vista tradicional, consideramos que son a grandes rasgos, y esbozando brevemente cada una de ellas, las siguientes:
1.- La Fundación del Virreinato de la Nueva España y la etapa Colonial y su incorporación al Imperio Español en 1521. Después de la conquista, inicia un largo y complicado proceso de combinación de 2 civilizaciones tradicionales, las culturas prehispánicas y la española (a su vez con fuerte herencia musulmana). Esta etapa que duró 300 años, hasta 1821, fue la base y fundamento de todo lo que es México hoy, y curiosamente, los libros de historia pasan casi totalmente por alto, y la califican como la “edad media” de México, por no decir “oscura”, cuando en realidad formábamos parte de un Gran Imperio Tradicional y la América Hispana con los otros virreinatos españoles, salvo Brasil que era colonia portuguesa;  pudo haber sido un gran imperio continental por sí mismo de no haberse dejado manipular por intereses y fuerzas altamente destructivas, todas ellas modernas, güelfas y masónicas. La sociedad orgánicamente jerarquizada era estructurada mayormente por su religión, y todo se ordenaba en función de esta. No había persona mas respetada que el Virrey y el Rey.
Aquí se fundó la primera Universidad de América, la primera Imprenta, el 1er hospital; la Escuela de Minería, la Academia de Bellas Artes y el Jardín Botánico, eran a decir de Alexander Von Humboldt, superiores a cualquiera de Europa. Las personas vivían con una conciencia de propósito espiritual, no material. Hubo un gran desarrollo en las artes, propiciada por la aportación simétrica de la visión prehispánica de los pueblos originales con la aportación española. La seguridad y la estabilidad económica no eran un asunto relevante, porque simplemente se daban de forma natural, fluida y sin mayores desequilibrios en una jerarquía orgánica. Desde luego, no todo era perfecto, había problemas e injusticias, pero la Colonia fue una etapa mayormente positiva y buena para el alma humana de todos los que vivían aquí, tanto así, que cuando llegó el proceso de independencia, esta fue liderada solo por ilustrados, y güelfos, aprovechando que España había sido ocupada por Napoleón. La defensa del Virreinato, en buena medida fue por los criollos y la población de herencia predominantemente indígena.
2.- Las apariciones de la Virgen de Guadalupe en 1531 que fueron la razón real del cambio de religión en la Nueva España hacia el catolicismo, y que constituyó y sigue siendo, la causa de fondo de unidad de México. Este evento, totalmente ignorado por la “historia oficial” es de tal relevancia, que hoy en pleno S. XXI, la Basílica de Guadalupe recibe cada 12 de diciembre mas peregrinos que ningún otro sitio religioso en el mundo en un par de días, entre7 y 9 millones de personas, de todas partes del país, y también del extranjero cercano. Ni Santiago de Compostela en España, ni la Meca en Arabia Saudita reciben tantos creyentes. Solo Benarés, India, en un mayor número de días, aglutina a mas peregrinos. México, de hecho, si bien es un país católico es particularmente guadalupano, y es sin duda su característica central en su forma de ser. Sin extendernos mas en este punto, solo agregaremos que esa fusión cultural entre dos mundos, aun no concluye, pero entre sus resultados mas notorios se aprecia que el mexicano naturalmente puede tener empatía con cualquier persona de cualquier cultura, no le resulta difícil entenderse con nadie, por muy diferente que sea. Otro aspecto que ha desarrollado es su sentido del humor, en parte como defensa y en parte es, un saber reírse de sí mismo, que le ha ayudado a atravesar por gran cantidad de crisis, desde las personales, hasta las nacionales.
3.- La lucha y derrota de los conservadores, que se puede ubicar de 1824 (la caída de Agustín de Iturbide, emperador de México) pasando posteriormente por las guerras con EUA por Texas primero y los demás territorios perdidos (Arizona, Nuevo México, Nevada, California y parte de Utah), más de la mitad del país, hasta 1867 con la caída de Maximiliano. La guerra de independencia (1810 a 1821), la consideramos una fase en la que fuerzas tradicionales debilitadas y sin claridad de acción, se enfrentaron a fuerzas subversivas, procurando desgajar a México del Imperio español. Al final, y por muy breve tiempo, de 1821 a 1824, México había encontrado un equilibrio parcial para no violentar su herencia, es decir, independizarse de España, (lo cual se logró porque solo al final le convino a los intereses de la Iglesia local, una iglesia güelfa que quería conservar sus privilegios), pero manteniendo un Estado de esencia tradicional. Se constituyó bajo tres principios: (i) un Imperio, unión de todos los mexicanos (ii) bajo la religión católica y (iii) e independiente, las famosas tres garantías del Ejercito Trigarante de Iturbide, siendo así congruente con su herencia ancestral, y no adoptando formas modernas de organización de estado, republicanas, democráticas y demás, apartándose de la influencia de los nacientes EUA, unos años antes. Pero desafortunadamente esa etapa fue muy breve.
Las influencias masónicas, yorkinos y escoceses, tanto de Estados Unidos como de Europa (Inglaterra) respectivamente, no se hicieron esperar, y con políticos y militares mas interesados por hacerse del poder para sí mismos, que de servir a su naciente patria, se iniciaron una serie de conflictos entre conservadores y liberales, que debilitaron mucho al país, y EUA lo aprovechó en su beneficio. La facción masónica yorkina de Estados Unidos, con Joel Robert Poinset, fue la que se impuso, con un logro fundamental: conspirar directamente para lograr la caída del Imperio de Agustín de Iturbide, con la ayuda de uno de los personajes mas nefastos de la historia del país: Antonio López de Santa Ana, un auténtico precedente del carácter moderno, solo ver por uno mismo.
Esa etapa de guerras internas y externas reflejan muy bien, que inicialmente, no se estaba buscando realmente la independencia de España, fue una oportunidad generada por la invasión napoleónica, que aprovecharon las fuerzas subversivas dentro y fuera del país, y que en ese ir y venir de proyectos independentistas, unos mas acordes a nuestra herencia, y otros comulgando con los ideales modernos, el país se sumió en guerras y conflictos que de milagro no lo desintegraron por completo, con diferentes actores que fueron aprovechando en su beneficio personal o de facción, y que solo al final del último tercio del S. XIX, Porfirio Díaz logró frenar ese proceso de disolución nacional, estabilizar lo que quedaba y empezar a formar un país durante su largo gobierno de 33 años. Apenas lograda la independencia en 1821, en menos de 30 años, se había perdido más de la mitad del territorio nacional (2.4 millones de kms2 de un total original de casi 5 millones, incluyendo Centroamérica que también era parte de México, excepto Belice. Al sur de lo que hoy es Costa Rica, hacíamos frontera con lo que hoy es Panamá, que formaba parte del Virreinato de la Gran Colombia), tomando casi otros 30 años para que se lograra una relativa estabilidad a partir de 1876.
4.- El periodo burgués, que va de 1867 a 1934, es decir, al final de la intervención francesa con el triunfo de Benito Juárez (el “Benemérito de las Américas”), apoyado oportuna e interesadamente por EUA, y quien se encargó definitivamente de darle al país un rumbo antitradicional y contrario a su herencia cultural, con la separación del Estado y la Iglesia. De no haber sido por la ayuda de EUA, habrían ganado los conservadores y estos no habrían tenido que buscar ilusamente apoyo en el Imperio Austro-Húngaro, cuyo heredero en desgracia, Maximiliano de Habsburgo, vio la gran oportunidad de “tener su imperio”, y quien a la larga resultó tan liberal, como los propios liberales. Superada esa etapa, todo el periodo porfirista, fue el que realmente rescató a México de la desintegración, aunque bajo un estado de ideología moderna y liberal, que poco a poco se fue anquilosando, de la mano de su presidente. Con la revolución e inmediata etapa posterior, se tuvo como logro principal institucionalizar el cambio de poder sin violencia, que había sido la constante casi todo el S. XIX. A partir de aquí México ya estaba sometido a la modernidad y hubo pocas reacciones en contra de ella, como lo fue la guerra cristera de 1926 a 1929. De 1929, (año en que se fundó el PNR, con sus cambios de nombre a PRM y finalmente PRI) y hasta 1934, por el único líder que no fue devorado por la Revolución: Plutarco Elías Calles, presidente de 1924 a 1928, y quien tuvo el poder real hasta 1935.
5.- La etapa proletaria de 1934 hasta 2018, es decir de Lázaro Cárdenas hasta Enrique Peña Nieto. En este periodo México se fue masificando a través de mayor industria, en especial la petrolera, abandono del campo con la reforma agraria, paulatinamente mayor dependencia con EUA tratando de hacer un pálido contra peso con nuestros guiños de “izquierda” a la URSS de entonces, y cada nuevo sexenio dejaba de ser un poco menos burgués para volverse un poco mas proletario a través del corporativismo sindical. Curiosamente, mientras mas dependiente se hizo México de su relación con EUA, mas se intensificaba el discurso “nacionalista” y de la “soberanía nacional”, y mientras subía de tono el discurso oficial por el progreso, nuevas crisis económicas llegaban La diferencia mas clara entre gobiernos aburguesados y gobiernos populistas, está en el cambio de sexenio de Gustavo Díaz Ordaz al de Luis Echeverría Álvarez en 1970, cuando inicio un largo proceso de empobrecimiento generalizado, hasta la llegada de los tecnócratas con Carlos Salinas de Gortari en 1988 y el inicio del proceso de incluir a México dentro de la globalización masificadora y una gran destrucción de tradiciones culturales locales y regionales del país de la mano de gran cantidad de actividades artesanales y familiares que habían perdurado por siglos, para cambiarlas por las famosas maquiladoras en la frontera norte, con la promesa simultánea de que México por fin sería un país de “primer mundo”. Mayor industrialización, mas exportaciones, tratado de libre comercio con EUA y Canadá, una curiosa renovación de relaciones diplomáticas con el Vaticano, y al mismo tiempo, el surgimiento del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y el EPR (Ejercito Popular Revolucionario), la enésima crisis financiera en diciembre de 1994, cambio de partido gobernante en el año 2000 después de 71 años del PRI, que no se tradujo en nada bueno, al contrario. Con el 2do gobierno panista se metió de lleno en una guerra abierta contra el narcotráfico, que sigue hasta la fecha, de la que ya nadie habla o no dejan hablar de ella, y es tan violenta que, solo Siria y su guerra civil, tienen mas víctimas mortales al año.
Desde el inicio del S. XXI, se han vuelto del alcance de todos, los medios de comunicación y entretenimiento interactivo mas avanzados, y eso permite a la gente evadirse y evadir la realidad de su país, y quizás por ello, al menos en parte, la gente no está consciente de los graves problemas que existen. El Pan y Circo de nuestros tiempos, para entretener a las masas se lleva en un teléfono celular.
6.- La etapa de los parias, a partir de 2018.  Desde luego, México nunca llegó al “primer mundo”, solo fue aumentando la pobreza para la mayoría de la gente, y un muy pequeño grupo se hizo extraordinariamente rico, al grado de que durante varios años, el hombre más rico del mundo, era mexicano. Paralelamente se generalizaba la inseguridad y la violencia. López Obrador marca la fase final en la historia reciente del país, ya sea hasta su disolución o un enderezamiento heroico futuro (que no se ve por ningún lado). Esta fase que puede tener claramente su inicio previo en la tristemente célebre guerra contra el narco iniciada en 2007, que además de combinar los dos negocios mas rentables del mundo, armas y drogas,  no ha sido otra cosa que una expresión violenta de la imposición de los valores consumistas y hedonistas del postmodernismo en México en contra de lo que queda de sus tradiciones, atacadas de manera sistemática; ha ido destruyéndolo todo a su paso, familias, empresas, municipios y casi estados completos, cuyo principal efecto y mal enfrentado por los gobernantes, ha sido la extrema violencia entre los grupos en pugna y la inseguridad hacia la población en general. El nuevo gobierno pretende atacar el problema, sin decir cómo, solo ofreciendo remedios vagos y casi iguales a los del actual gobierno y el anterior, que no han servido de nada.

De 2019 en adelante
Todo este caminar regresivo, involutivo verdaderamente, se puede llevar a cualquier país o cualquier región. Autores tradicionales como Julius Evola, lo han hecho antes y mucho mejor que nosotros. Aquí solo queremos enfatizar que: primero: México no va en la dirección correcta ni nada parecido o cercano, llevamos el mismo rumbo que el mundo entero: mayor masificación, degradación e incluso degeneración, envuelto todo en el velo soporífero de la democracia, la cual al parecer, está por estrenar nueva fase en nuestro país, con las consultas populares a diestra y siniestra, para todo lo que se le ocurra al gobierno hacer o no hacer, y así no comprometerse a nada.
Seguir adelante con esos ideales iluministas, racionalistas, ateos y corrosivos del alma humana, violentan en su mas profunda raíz al mexicano, y a cualquier ser humano medianamente normal, pues toda su herencia, es profundamente religiosa, y es parte de lo que explica tanto conflicto y tan violento a lo largo de los últimos 200 años. Es literalmente negarse a si mismo en su aspecto mas fundamental y valioso, e insistir en caminar por un sendero que no solo no es el propio, es antinatural.
Las irresponsables promesas del próximo gobierno, en el mejor de los casos solo paliarán momentáneamente los problemas, generando la ilusión de que las cosas se estarán arreglando, sin verdaderamente resolverlos, solo posponiéndolos, y en el peor de los casos, acrecentarán las diferencias e incluso los odios entre los segmentos de población menos favorecidos y los que mas tienen, incrementando la inseguridad y la violencia en un proceso autodestructivo.
Hace 100 años, e incluso menos, apenas 60, los individuos sabían y conocían “su lugar” en la sociedad. Eran pocos los que pretendían estar, sin mérito alguno, en donde no les correspondía. Desde el movimiento del ’68, y con el adoctrinamiento de la igualdad y los derechos humanos, todo mundo se siente con el derecho a merecer todo lo que la ideología del consumo desenfrenado ofrece, pero, nadie se detiene a reflexionar que no se pueden tener solo derechos.
En toda sociedad medianamente normal, se sabía que los derechos van de la mano de responsabilidades. Aquí no, todos piden y exigen derechos, pero nadie quiere asumir responsabilidades. Ya nadie conoce su lugar en la sociedad, pero todos quieren estar en el punto mas alto solo porque sí, porque son “iguales” a los que mas tienen y lo merecen. En especial los jóvenes, que ni siquiera están dispuestos a estudiar, solo quieren lograr rápidamente y como sea, disfrutar de una vida material abundante y placentera. No por nada en varios estudios y encuestas que se han hecho en los últimos años a un segmento de la población de entre los 10 y 17 años de edad, mas de la mitad aspiran a ser narcotraficantes.
Ese y no otro, es el resultado de la postmodernidad en nuestro país.
Afirmar que México ha tenido 3 grandes momentos en su historia, la Independencia en 1810, la Reforma con Juárez entre 1859 y 1861 y la Revolución en 1910, iniciada con Madero, que han llevado al país de menos a mas libertades, de menos a mas progreso, y que a partir del 1° de Diciembre de 2018 iniciará la 4ta “gran transformación”, es simplemente desconocer las cosas en el mejor de los casos, o  tergiversarlas  conscientemente, en un proceso que solo profundizará y ampliará mas los ya graves problemas del país, como lo hemos explicado en este artículo.
Si México quiere superar sus graves problemas, tiene que rescatar lo mejor de su pasado tradicional y apoyarse en esa herencia para generar una reacción fundamental de respuesta decidida y contundente, adaptada a las circunstancias actuales, y retomar un camino de enriquecimiento espiritual, de principios y valores trascendentes, para que las personas aspiren no solo a vivir una vida material, sino para vivir vidas con un propósito superior, que vaya más allá de esta vida.
Cualquier otra cosa, será equivocarse, dejar que otros lleven al país a destinos más oscuros y destructivos que los actuales.

Francisco Galarza
20 de septiembre de 2018.