A PROPÓSITO DEL LIBRO DE DUGIN SOBRE ARGENTINA II

Continuando con el análisis de la antes aludida obra de Dugin, respecto de la cual varios amigos me han solicitado una serie de reflexiones y críticas en esta nueva nota nos referiremos a su exaltación del peronismo y de la figura de Perón al cual califica nada menos que como un filósofo por haber leído un discurso de lo más monótono e insulso en el Congreso de Filosofía realizado en la ciudad de Mendoza en 1949 plagado de lugares comunes y en donde se exaltan los ideales propios de la modernidad como el progreso y la evolución de la especie humana, ec.. Pero más allá de esta circunstancia, lo insólio es que el Sr. Dugin lo califique a Perón como un idealista y como tal padre de la nación argentina, es decir como un modelo a seguir por todos nosotros. Si por idealista tenemos que entender a una pesrona apegada a los principios, no ha habido en nuestra historia alguien más ajeno a los mismos y practicante del oportunismo más desvergonzado que la figura aquí aludida. Vayamos a algún ejemplo concreto. Luego de haber hecho una campaña presidencial en 1946 bajo consignas abiertamente antinorteamericanas, seis años más tarde cambió abruptamente de orientación ideológica apoyando la causa de los EEUU en la guerra de Corea y estimulando acuerdos económicos con tal país como los famosos contratos con la empresa petrolera California en 1955 a la que se entregaba la explotación del petróleo en condiciones por demás leoninas. Recordemos que una de las consignas de la Revolución Libertadora que lo derrocara fue la derogación de tales contratos. Pero henos aquí que una vez derrocado del poder cambió nuevamente de orientación y se manifestó a favor de todos los movimientos subversivos que hubo en el planeta a los que apoyó durante su exilio, tales como la Revolución Cubana y la Revolución Cultural China. Es famosa y sugestiva al respecto la carta que Perón le envió a Mao tse tung en pleno proceso de revolución cultural, es decir mientras se violaban las libertades esenciales del pueblo chino persiguiéndose con cárceles, torturas y asesinatos a los opositores. En la misma llega a decir que la revolución del 55 fue un intento del capitalismo norteamericano (con el cual él hacía negocios) para impedir que en la Argentina se hiciera una revolución socialista del estilo de la que en ese entonces se realizaba en China. Fue tal el apoyo brindado a Mao que años más tarde cuando lo fueron a visitar algunos simpatizantes de su postura en la Argentina a fin de constituir una fuerza de tal sector que éste les dijera que no era necesario pues ya estaba el peronismo. En efecto fue en esa línea que no tuvo escrúpulo alguno en incorporar a los guerrilleros de tal ideología a su movimiento a fin de utilizarlos como fuerza de choque para recuperar el poder, olvidando una máxima esencial de todo pensamiento tradicional y es que con la subversión no se pacta ni se transa. Y el resultado fue que el país tuvo que vivir la peor guerra civil de su historia a causa del apetito ilimitado por el poder manifestado por esta figura.
Muchas veces se ha querido comparar a Perón con otro gran exiliado como Rosas hablándose de una línea histórica San Martín, Rosas y Perón. En efecto los dos últimos fueron sacados del poder por revoluciones militares y los dos tuvieron que vivir en el exilio y más aun sea Rosas como Perón presenciaron por igual en épocas diferentes el proceso de la subversión socialista. En el caso del primero fue testigo directo de la internacional de Carlos Marx y de fenómenos subversivos tales como la Comuna de París. ¿Y cuál fue su actitud al respecto? De haber sido como Perón habría salido a respaldar a los revolucionarios comunistas y quizás habría buscado algún apoyo recíproco para volver al poder y recuperar así los bienes de los que había sido despojado. Nada de eso, como verdadero líder tradicionalista su actitud fue de franca condena a tales movimientos calificando a sus integrantes no como jóvenes idealistas, tal como hiciera Perón, sino como 'delincuentes peligrosos para el orden social' contra los cuales era indispensable aplicar todo el rigor de la ley e instaba a las naciones cristianas a constituir un gran frente en contra de la subversión capitaneado por la Iglesia, aunque de manera sumamente profética formulaba dudas respecto de su voluntad inclaudicable de lucha.
A diferencia de Perón, el padre de Dugin, Rosas que es el verdadero padre de la patria argentina nunca volvió del exilio, murió pobre con sus bienes confiscados trabajando como peón de estancia hasta los 84 años de edad. Su meta fue clara: con la subversión no se transa, antes de sacrificar un solo principio más vale morir. Es decir lo opuesto exacto de Perón y de todos sus sucesores que han destruido a nuestra patria. (Continuará)

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