CORONAVIRUS: NO HACER LA DE AGAMBEN

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Afortunadamente no somos el Brasil y aun contamos con un presidente con algo de sentido común, que se ha dado cuenta de que, aun para sus propios intereses electorales, resulta indispensable hoy en día darle prioridad a la salud antes que a la economía y a la libertad de circulación. En nuestro medio como también en otros países han existido una serie de intelectuales y formadores de opinión, -y pensamos entre otros en personas como Assis, Milei, Caponnetto, etc.- quienes han estado manifestando y con argumentos distintos que era necesario suspender la cuarentena, puesto que, de acuerdo a los dos primeros, iba a destruirse la economía en modo tal que si no nos moríamos de corona iba a suceder ello por el hambre puesto que no se puede suspender la producción y parar la economía. Al respecto digamos que en manera alguna la cuarentena implica eliminar la actividad económica, sino en todo caso subordinarla a las necesidades de la enfermedad. El argumento de los aludidos recuerda el debate que se suscitó cuando al proponerse combatir el tabaquismo se alegó que tal cosa iba a generar una gran desocupación y crisis económica por todas las personas que viven de tal actividad. (les faltaba decir que iban a perjudicar a las farmacéuticas que venderían menos remedios contra el cáncer de pulmón). En tanto la economía debe estar al servicio del hombre, tal actividad debe reducirse en exclusividad al sostenimiento sea de los que hacen la cuarentena como de aquellos que hoy padecen la enfermedad incrementando el stock de elementos sanitarios para prevenir males mayores. Y a su vez el Estado debe tomar medidas excepcionales para alimentar a las personas que no pueden trabajar y a las empresas permitiéndoles reducir el monto de los salarios sin despedir a trabajadores. Nuestro país ha tenido la suerte de tener la posibildad de aprender de experiencias ajenas. Recordemos al respecto que no hace mucho tiempo, apenas hace 25 días en Italia un notorio intelectual como J. Agamben, de ideología marxista, sostenía, lo mismo que personas de un espectro antitético como Cosme Beccar Varela, que en tanto no habría sido tan grave tal pandemia, sostener la cuarentena era una maniobra elaborada por una élite gobernante para controlar a las personas usando argumentos similares al del 11S, por lo que también sostenía que se trataba de un montaje pergeñado para tal fin. La realidad fue que, por culpa de habérsele hecho caso, Italia incrementó la pandemia hasta límites increíbles que hoy superan aun a China. Los muertos son incluso más de los que se difunden, tal como hemos demostrado en informes separados pues de lo que se trata para el sistema, a diferencia exacta de lo que dicen tales pretendidos detractores, es de ocultar su ineficiencia y desidia para salvar su responsabilidad.
Un dato adicional es el representado por el presidente Trump quien, luego de haberse hecho eco de argumentos agambendianos manifestando que era una gripecita, ha tomado medidas excepcionales y correctas como exigir que las empresas automotrices permanezcan abiertas pero produciendo respiradores y no automóviles, así como aceptar la cuarentena. Un especial y patológico caso es el de Bolsonaro quien, a pesar de lo que sucede en el mundo, sigue con la de Agamben y se la pasa dando vueltas e incitando a sus compatriotas a seguir su vida como siempre. Por suerte ha habido jueces que lo frenaron.