DE GAUCHOS, CHICANOS Y SUDACAS (2ª PARTE)


Hace poco más de un mes escribimos una nota en donde contrastamos la figura del gaucho como arquetipo positivo del hombre americano, para el cual el ocio y la contemplación priman sobre el mero trabajo, y las de las dos deformaciones y desvíos que han aparecido en nuestro medio como producto del influjo moderno que son el chicano y el sudaca, habiendo dejado a este último, en tanto representativo de un grado inferior y más decadente de descomposición, para una segunda nota, la que por un momento estuvimos a punto de no elaborar.

Sin embargo un hecho del que vamos a hablar seguidamente nos ha llevado a cambiar de actitud. Días pasados nuestro colaborador Juan Manuel Garayalde nos dio a conocer un texto de Gustavo Carante titulado LA «INTERPRETACIÓN GHIOIANA» DEL «RACISMO ESPIRITUAL» DE JULIUS EVOLA en donde el aquí aludido, tomando como base ciertas expresiones mías en un debate acontecido en el foro Democracia y Tradición, pero arrancadas totalmente de contexto, las trasladó luego a otro que él dirige y en el cual no participo, en donde de manera falaz deforma absolutamente todo lo que pueda haber dicho agregando una serie de descalificaciones personales las que han servido para hacer las delicias del grupo de nazis calenturientos que lo acompañan y aplauden en sus falsedades. Desde ya que lo que se pueda decir allí es algo que en el fondo me tiene sin cuidado y más debería preocuparme el día en que tales personas pudiesen tener conceptos favorables a mis puntos de vista pues tal cosa me obligaría a formular un urgente replanteo, pero lo indudablemente repudiable del asunto es que el aludido haya utilizado material de otro foro para usarlo en el propio sin darnos así la oportunidad de refutarlo, lo cual es un elemento muy indicativo de lo que señalaremos al hablar de la segunda degeneración aquí acontecida que es el sudaca.




Con la finalidad de seguir con el hilo de la primera parte que ha precedido a esta nota volveremos a dar algunas ideas relativas al carácter del chicano lo que nos permitirá seguidamente arribar a su consecuencia última y más decadente. El chicano es, tal como dijéramos, aquel individuo perteneciente a nuestro medio íbero-americano que admira al yanqui y desea fervientemente ser admitido por éste en su círculo de preferencias haciendo hasta lo imposible por hacer buena letra y arribando a grados de sumisión realmente asombrosos, habiendo dado ejemplos en la nota anterior, en donde se hacía ver cómo alguno de ellos justificaba e incluso exaltaba todos los genocidios e intromisiones que los EEUU hayan podido cometer en el propio continente y en otros y aceptando de éste de manera pasiva e incluso con entusiasmo masoquista todo tipo de humillación. Si tal conducta puede sin más parecernos asombrosa digamos que la misma es todavía poco si la comparamos con la degeneración sucesiva que es el sudaca.

El sudaca es peor todavía que el primero pues, si bien como el chicano asume las mismas conductas de sumisión, aunque en este caso lo hace respecto del europeo al cual adora y en especial en sus sectores más extremos de corte nacionalista, imitando de este modo al chicano que adora a Trump o a organizaciones como Qanon o el Kukuxklan, sin embargo da un paso más y es el de convertir a quien es victimario en víctima poniéndose en forma fanática en actitud de conmiseración del lado de éste a pesar de haber padecido de su parte una plétora de humillaciones y expoliaciones aun mayores que las soportadas por el chicano. Concretamente cuando este último nos dice que el yanqui hizo bien en maltratar o matar a los negros, pieles rojas y demás razas de color pues eran inferiores y más cercanas al mundo animal, sin embargo nunca nos va a decir que fue al revés, que fueron éstos los que maltrataron y expoliaron al yanqui. Bueno esto último, aunque parezca mentira, es lo que hace el sudaca respecto del europeo el cual sería una víctima obligada de todos los pueblos subdesarrollados del planeta que acudirían a su territorio para aprovecharse de sus bondades y excelencias y expoliarlo debido a su carácter ingenuo y bonachón.

Partamos al respecto por lo que vamos a decir seguidamente de un interrogante que en su texto se formula Carante cuando afirma con asombro no entender el por qué de nuestra enemistad con los europeos actuales a pesar de ser de tal origen. Se lo explicaré seguidamente con una serie de ejemplos muy concretos y aplicando aquí el método del filósofo Bergson el cual decía que para conocer la ciudad de París había que transitarla al menos por un día en vez de hacer acopio durante años de todas sus postales.




1995

Nos encontramos en el año 1995. Nuestro país se encuentra atravesando lo peor del menemismo, es decir ese peronismo cínico y cruel adobado con los aportes güelfos del movimiento carapintada y del más sórdido liberalismo de la familia Alsogaray. Con la excusa de que las empresas públicas, que han sido convertidas expresamente en ineficientes, dan pérdidas, se ha procedido a su privatización compulsiva, pero para alentar a venir al capital extranjero a fin de que hiciera negocios incalculables se ha convertido a nuestra moneda en dólar para que sus empresas pudiesen sacar del país sus dividendos sin pasar por los pavores de la devaluación. Negocio redondo para muchos, en especial para los capitales europeos pero no nortemaricanos como antes pues esta vez, al estar el peronismo, sigue presente la fórmula antiyanqui de Braden o Perón, aunque en este caso se trate de empresas como la francesa Telecom, las españolas Telefónica o Repsol, entre tantas europeas.

Acabo de llegar a España y constato que hablar por teléfono por la misma compañía que está también en mi país sale 7 veces menos que en el mío, que instalar una línea telefónica allí sale 14 veces menos y lo principal de todo que las leyes que amparan la inversión extranjera permiten a la compañía foránea llevarse todas sus ganancias a sus casas matrices del exterior, cosa que nunca sucediera antes cuando se estaba obligado a invertir en el país parte de las mismas. Pasa lo mismo con Repsol, con la diferencia que no nos trae nueva tecnología sino que se remite a sacar petróleo de pozos que ya fueron perforados por su par argentina previamente privatizada. Negocio redondo por donde se lo mire con cero de inversión y riesgo.




AÑO 2002




Vuelvo a visitar Europa. En mi país todo ha cambiado, tras 10 años de incesantes saqueos se terminó la convertibilidad, nos hemos quedado sin riquezas para intercambiarlas por papel pintado a enviar a las empresas europeas, vino entonces el corralito, y como secuela de ello, una invasión de compatriotas nuestros inundó Europa, a diferencia de los africanos de los que luego hablaremos, que hoy también hacia allí se dirigen pero en chalupas que se hunden, iban todos en avión pero sin regresar a su país.

Me encuentro en un bar de Barcelona reunido con dos ‘evolianos’ españoles, uno de ellos muy conocido. En un determinado momento de la conversación uno de los comensales me comenta que entre los fugados de mi país habían llegado meretrices de muy buena fama por sus servicios. A lo que contesté con indignación que “Si Uds no nos hubiesen esquilmado como lo hicieron, si no hubiesen coimeado a nuestra clase política depredadora, con seguridad se habrían visto privados de muchas de nuestras prostitutas. Que lamentaba profundamente que el inmigrante argentino y de otros países también esquilmados por Uds hubiesen tenido que acudir a tales menesteres para poder sobrevivir”. No les gustó mi respuesta pero escuché por allí musitar que era un mal sudaca, término afectivo con el cual los grupos identitarios, es decir los defensores a ultranza del imperialismo europeo, califican a quienes siguen sus cánones de victimización. Ellos no opinan en modo alguno que nos esquilmaron sino que todo ha sido el producto de una muy mala gestión, de un Estado superagrandado como diría el Milei o el Alsogaray de turno, cuando no del producto del mestizaje gaucho o aborigen que nos habría producido una raza ineficiente. Más tarde cuando quise entrar a un museo constaté que por la devaluación la entrada al mismo era el equivalente a un tercio de mis haberes. Con esta supermoneda inventada a propósito para esquilmar a las demás naciones venía ahora la segunda etapa de la expoliación. Luego de habernos sustraído las riquezas a través de la sangría de divisas por la convertibilidad el segundo momento era el conocido como el del barrido. Miles de europeos visitando la Argentina y comprándolo todo por pocas monedas. Por lo tanto se asistía a la segunda expoliación.




EUROPA Y LOS NEGROS







El Sr. Carante, en su exacerbado europeísmo de sudaca sometido, protesta porque nosotros hemos dicho que le reconocíamos a los negros norteamericanos así como a los demás pueblos de color el derecho a reclamar por los crímenes cometidos por el colonialismo y su miserable secuela de esclavitud. Que no veíamos mal la destrucción de las estatuas de Lee, de Cotton o de Churchill por las matanzas cometidas en el pasado y me acusa por ello de querer llenar Europa de negros africanos para mestizarles la raza y cambiársela. Acude en auxilio a textos de Evola para mostrar según él mi incongruencia, pero ya demostraremos en forma contundente todo lo que falsifica y su profunda mala fe. Expliquemos previamente la relación del Europeo con el negro. Si Jonielandia implantó la esclavitud y luego simplemente discriminó a los negros en su territorio sometiendo a muchos de ellos a grados de pobreza extrema lo mismo que a nuestros connacionales, Europa dio un paso más en la injusticia. Ha sido famosa la utilización de negros africanos en las dos guerras mundiales obligándolos a luchar por causas que no eran las propias, es decir a participar forzados de guerras civiles entre blancos europeos. Pero los móviles con los que se los obligó a ir fueron diferentes entre la primera y la segunda guerra mundial. En la primera la excusa era que volverían cargados de anécdotas jugosas sobre la emocionante contienda militar, en la segunda ya cuando esta coartada no resultaba suficientemente motivadora se les explicó que tendrían a su disposición a muchas mujeres blancas de los territorios vencidos y ocupados que oficiarían de presa de guerra. El sur de Italia fue víctima de tales violaciones efectuadas por negros africanos traídos expresamente por potencias aliadas y motivados de tal modo para combatir. Se calcula que cerca de 200.000 de ellos murieron en las dos guerras mundiales.

Pero ahora las cosas han cambiado. Estoy en en norte de España, más precisamente en La Coruña y me dirijo en un tren que viene desde Lisboa hacia Madrid. Me ha tocado viajar junto a un negro originario de Mozambique con el cual sostuve una larga conversación o mejor dicho, me estuvo hablando durante todo el viaje. Su tema obligado fue narrarme la cantidad de conquistas de mujeres blancas de todos los países europeos que había efectuado en sus distintas travesías por el continente. Fue un relato interminable y aun así no me pudo contar todo pues tuve que bajarme en Madrid. Pero más tarde pude corroborar que todo eso era perfectamente creíble cuando en la plaza principal de la ciudad de Praga, hoy ‘liberada’ del antiguo comunismo, pude ver a un par de negros ofreciendo sus servicios a mujeres blancas muchas de ellas jóvenes y de buen ver que acudían a ellos casi haciendo una hilera. El negro y también las negras están de moda entre los blancos europeos, porque se ha introducido en tal continente un demonismo sexual esencialmente priápico y hay toda una propaganda respecto de sus servicios. Por lo cual pude constatar que son los mismos europeos los que mezclan sus razas con pueblos de color y no son éstos los que lo están buscando ex profeso.

Pero no concluye allí el tema de los negros africanos. Luego de haberlos explotado de todas las maneras posibles aun de las inimaginables asistimos ahora al proceso de descolonización o más bien a lo que algunos denominan el neocolonialismo. El mismo consiste en lo siguiente. Se han ido las tropas coloniales pero han quedado sus esbirros nativos, es decir los menems africanos. Una convertibilidad, pero relativa al euro, se ha establecida en las ex colonias por la cual, tal como hiciera notar en su momento el premier italiano Di Maio en su polémica con su par francés, los bancos centrales de los países africanos, para equilibrar sus balances, atesoran dicha moneda que les proporciona el gobierno francés. Los resultados son quiebras galopantes y corralitos tales como los padecidos en nuestro terruño con la diferencia que hoy en África a diferencia de aquí hay un fundamentalismo que, cabalgando el tigre en serio (y no infiltrándose en el sistema como dicen algunos pseudoevolianos), combate al enemigo moderno con sus mismas armas tal como se ha venido haciendo desde el 11S.

Los diferentes corralitos a los cuales ha venido siendo sometido el continente africano han producido estas avalanchas de inmigrantes que hoy se ven y que nosotros ya hemos vivido con la única diferencia de que, tal como dijéramos, nuestros fugitivos lo hicieron en avión en cambio lo de ellos fue hecho en chalupas que se hunden en el Mediterráneo produciendo muertos a raudales. Y luego los identitarios y sus amigos sudacas, superando en esto a los chicanos, nos hablan de invasión y mestización de la raza, lo cual da asco simplemente. Agreguemos que resulta paradojal que tales movimientos nacionalistas europeos no propongan suprimir la ‘inmigración’ sino ‘regularizarla’, es decir poner más trabas y complicaciones al inmigrante que va allí a trabajar por monedas pues, debido al desfasaje cambiario impuesto por el imperialismo europeo, con parte de las mismas puede mantener a una familia en su terruño.




EVOLA Y LOS NEGROS




Lejos de conmoverse por tal situación que han vivido los pueblos saqueados por el imperialismo europeo, incluso el suyo, el sudaca aquí aludido reputa en cambio, haciéndose eco de todos los cuescos lanzados por sus admirados, que es al revés: que son los pueblos de color los que quieren invadir a Europa y mestizarla, y que quienes condenamos tal proceso de explotación que ellos defienden seríamos promotores de la integración racial y por lo tanto agentes de Soros que quiere cambiar la díscola raza europea mezclándola con los negros. Más allá de que pertenece al género idiota suponer que un capitalista nefasto como el antes aludido sienta necesidad de cambiar la etnía de un continente perfectamente drogado con sus postulados consumistas y sexopáticos, pues en Europa sólo se habla de dinero y de sexo, lo que nosotros proponemos es exactamente al revés de lo que el antes aludido nos achaca. Dejen de explotar a los pueblos y principalmente a los africanos y verán como no serán invadidos y agregaríamos también dejen de aparearse con los negros y negras en forma voluntaria y compulsiva y verán como no se les mestiza la raza. Una medida más contraria al mestizaje y a la integración racial no puede ser otra que la que nosotros formulamos, en cambio los identitarios por él defendidos avalan el ingreso de inmigrantes pero con limitaciones mayores a fin de poder explotarlos mejor.

Nos queda por último hablar de lo que falsamente nos achaca de “interpretar” a Evola de una manera equivocada. Aclaremos seguidamente que, en tanto tal autor no es críptico como otros, no precisa de interpretaciones, sino simplemente de exposiciones y en todo caso aclaraciones respecto del contexto en el cual fueron escritas sus obras. Al respecto el aludido pone el acento en un escrito traducido por nosotros titulado Norteamérica negrificada, que es un capítulo de la obra principal El Arco y la Clava. En el mismo el autor se dedica a criticar sea los procesos de exaltación de la cultura negra, en especial en su música acontecidos en la sociedad norteamericana, así como también el culto por el negro del cual habláramos como una característica que también se expresa hoy en el ámbito europeo que se encuentra ‘invadido’ por tal etnía. No existe de ningún modo allí una descalificación de la personas por su color de piel como sugiere el antes aludido. Es más, en una nota aclaratoria a un famoso poeta italiano que como nuestro sudaca lo acusa de racista aunque con un significado de descalificación, nos aclara que su rechazo hacia los negros tiene que ver con una jerarquía de valores ya que apenas se encuentran por encima de las razas primitivas de Australia no quedando descartado que esto pudiera revertirse en un futuro. Y más aun agregaríamos nosotros, como Evola no era precisamente un historiador, existe un desconocimiento de su parte respecto de una expresión de alto nivel cultural cual fuera en la Edad Media la cultura negra que prosperó en la región de Malí. Desconocimiento que por igual se manifestara en su caracterización de la colonización española de América como una obra de simples mercaderes. Pero insistimos este desconocimiento no modifica en un ápice el concepto de que más que tratarse de una descalificación del negro como contraste respecto de la superioridad demostrada por los blancos, hay simplemente una acotación respecto de una situación de hecho. Más aun, en el texto se hace notar también que en última instancia en el territorio norteamericano la cultura expresada por una raza de color como la de los indios pieles rojas era muy superior a la de los blancos de origen protestante y sajón y que de haber triunfado la mismaohabría sido mucho mejor para la nación norteamericana. (ver pg. 35 de El Arco y la Clava, Ed. Heracles.).




UN FINAL PARA SONREÍR




Siguiéndolo a Evola y defendiéndolo de sus deformaciones en especial de la reductio ad Rosenberg que aplica en España el famoso fabulador Alcántara, el cual contradiciéndolo a Evola reputa que es el cuerpo el que determina al espíritu y no al revés como manifiesta expresamente nuestro autor en expresa refutación del nazi alemán, al aludido sudaca se manifiesta contrario a lo que nosotros decimos y nos cita textualmente

«Evola sostenía un racismo espiritual que de ninguna manera estaba determinado por el color de la piel... Si había que elegir entre un bantú que alababa a sus dioses y un sueco en orden racialmente pero volcado a la droga y el consumo se quedaba con el primero...»
Agregando luego de su pluma: “Vale decir, en la retorcida interpretación ghioiana, siempre los europeos son los degenerados y los hombres de color son los enviados por la Providencia que vienen a salvar a Occidente de su decadencia.”

Consecuencia ésta totalmente gratuita por parte del aludido que en todo caso es una demostración más del fanatismo con el cual él ha asumido la causa de los nacionalistas europeos y su labor de victimización extrema. Le voy a dar un ejemplo muy simple para que lo entienda. Si yo digo que Brigitte Bardot era más linda que su madre, eso no significa que esté sosteniendo que debe dejar de quererla para pasar a hacerlo en cambio con la actriz francesa, simplemente se trata de la constatación de un hecho. En todo caso si los actuales bantúes alaban a sus dioses a diferencia de la mayoría de los europeos actuales que están volcados hacia la droga y el consumo, no estamos diciendo que nos tengamos que hacer todos bantúes, sino en todo caso los pueden imitar en lo que tienen de bueno. Pero lo principal y con esto terminamos es que lo que nosotros dijimos fue nada más que una cita casi textual de lo afirmado por el grupo de los Dióscuros, la última empresa que dirigiera Evola en vida luego de su experiencia anterior con el grupo de Ur. La que que seguidamente reproducimos aquí para finalizar:

“Afirmar que un blanco, por el mero hecho de ser blanco será superior a un bantú significaría absolutizar la forma externa y por lo tanto ser superficiales (en quién habrán pensado?): un blanco que por ejemplo se haya reducido al estado de ser alcoholizado e invertido, no podría desarrollar funciones de guía como en vez un hotentote o un bosquimano, quienes, aun el el límite más bajo tras milenios de crepúsculo y degradación, defienden con los propios ritos la presencia humana en sí, tendrán un mayor derecho a llamarse hombres.”

Tal como vemos Evola no era nazi y con seguridad habría repudiado a los chicanos y sudacas de haberlos conocido.