QUIEN ROBA A UN LADRÓN TIENE 100 AÑOS DE PERDÓN




Causa vergüenza que en la Argentina del crepúsculo se preste atención al robo de un anillo que le hicieron al Menem moribundo y nada se esté hablando en cambio del proceso por apropiación de decenas de millones de dólares (se ignora aun la cifra exacta), con el asesinato de siete personas y la destrucción de una importante fábrica militar para encubrir un delito de contrabando de armas ejercido por éste desde el poder, entre otros hechos delictivos que se le conocen, y del que logró zafar gracias a una justicia adicta que ex profeso demoró la causa hasta que fuese imposible realizarla debido a la muy avanzada edad y enfermedad del imputado. (¡el hecho había acontecido hace 27 años!).

No ha habido en la historia política argentina nada peor que el gobierno de Menem y de su figura paradigmática de nuestra clase depredadora. Mentiroso compulsivo y hasta haciendo de tal vicio una virtud, entregó todo lo que pudo del país y de sus riquezas, destruyó nuestros ferrocarriles, regaló nuestro petróleo y por si fuera poco, creó la imagen de un país sumiso, cobarde y femíneo en su ya clásica aseveración de que estábamos en relaciones carnales y pasivas con los EEUU.
Y esta desgracia aconteció en 1989 cuando el gobierno que lo precediera echara agua y se desbarrancara, por lo que un movimiento militar carapintada se encontraba a punto de tomar del poder ante el vacío que se había generado, pero a último momento quien lo dirigiera cambió de rumbo y decidió respaldarlo a Menem ya que fue convencido de que éste haría un gobierno nacionalista que "recuperaría con sangre las Malvinas". Yo recuerdo haberlo discutido con el asesor espiritual de aquel jefe militar pretendidamente revolucionario, un sacerdote francés, quien me aseguraba que Menem era el hombre de la circunstancia y que su único defecto era "que le gustaban las putas". Y recuerdo también haberle contestado que veía en esto un defecto muy grave y decisivo para el rumbo futuro del país pues quien vive en función de las mujeres, y en especial de las ligeras y corrompidas, tarde o temprano termina asimilando sus mismos defectos. Lo cual fue lo que luego aconteció al tener a un presidente hipermentiroso que llegara a decir hasta con orgullo que si decía la verdad no lo votaba nadie.
Por todo lo dicho me quiero solidarizar con el enfermero que le sustrajo el anillo pues quien le roba a un ladrón y del calibre de éste tiene 100 años de perdón.