NO ES VERDAD QUE EL ISLAM NO SEA UNA CIVILIZACIÓN TRADICIONAL

 

Quiero manifestar en primer término que abrazo los principios de Guénon, de Evola, así como de Schuon y de Burckardt, hallándome enrolado con todos ellos en la corriente tradicional.
Como musulmán quiero manifestar que el Corán, nuestro libro sagrado, fue redactado por Allah y recibido por el Profeta Muhammad, actuando como vehículo de tal revelación el ángel Jibril; por lo tanto considero que el poder viene de Dios descendiendo hacia su elegido el profeta, no existiendo cuestionamiento respecto del mismo por parte de la masa.
En ocasión de la batalla de Foso, un hipócrita le preguntó al profeta si tal decisión era una Orden de Dios o un criterio propio, a lo que el Enviado le contestó que si fuera orden de Dios así se haría y si hay lugar para una consulta es que no habiéndola debe ser resuelta por los humanos.
Por lo tanto el Islam es antidemocrático y antirrepublicano; no avala el principio del gobierno de la cantidad, sino el de la calidad. Por el contrario valorar lo cuantitativo es característica del mundo moderno quien ensalza lo masivo por encima de lo selecto y para ello hay que remontarse al mundo griego, más que al árabe.
Precisamente fueron griegos y romanos quienes abusaron  de este criterio político. A su vez el Conde de Gobineau apreció en el Islam su característica heroica y martirial y como bien se sabe no era un autor moderno ni liberal. Y en nuestro mundo los autores fundamentalistas, desde Ibn Taymiya en la Edad Media hasta los grandes gigantes del siglo veinte como Sayid Qotb, Jomeini o Mawsudi lo expresaron de la misma manera. Es una norma de la sociedad tradicional islámica que resulta indiscutible la prevalencia de los selectos sobre el vulgo y por eso no es casual que los únicos Estados actuales en que no se reivindica la democracia o la república sea en los musulmanes. En efecto Arabia Saudita, El Katar, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Oman, Brunei y Kuwait no conocen el sistema que en cambio rige en Europa ni lo han conocido jamás.
Dejo de lado la enumeración de aquellos que habiéndolo conocido lo han abandonado, como Sudán, Somalia y Afganistán. En ellos existe una autoridad política y militar y otra religiosa y jurídica. En cambio los que no lo han abandonado conciben que la segunda abarca también a la primera, tal como sucede en el gobierno Talibán. Tal régimen es análogo a las grandes civilizaciones tradicionales, como el Egipto faraónico, la India Tradicional, la China Imperial, los Reinos Africanos islámicos como Ghana y Malí, o los Americanos Inca, Mayas y Aztecas.
Afganistán ha sido el mejor modelo de civilización islámica. El Shura, máximo poder del Estado es el gobierno de una orden religioso militar, el más perfecto que puede existir en este plano. Ejerce su poder en nombre de Allah, no de los hombres, en pos de la Umma (un Estado que debe gobernar a todos los musulmanes, aunque circunstancialmente se limite a Afganistán y Pakistán). Hago notar que los musulmanes afganos han vencido a la ocupación Rusa y destruido a la Unión Soviética, luego a los hipócritas de la Coalición del Norte y por último lo están haciendo con los Estados Unidos, Inglaterra y otras treinta y ocho naciones, pues como se ve no es la pasividad ni el fatalismo lo que caracteriza al Islam religioso. Y además, pese a todas sus fallas, el nacionalismo laico en el mundo islámico se ha mostrado también heroico en Palestina y en Irak.
La actual crisis europea y norteamericana deriva de los intentos opresores del imperialismo anglosajón y la usura internacional. La caída del liberalismo como antes del marxismo es debida a los musulmanes que hemos derrotado a los imperios más poderosos del mundo.
Con respecto a las naciones de origen ario que sigue el Islam son aquellas en donde el ideal democrático y republicano ha tenido más fuerza. La India, Bangladesh, Pakistán, Irán, El Líbano y Palestina. No son las naciones de origen semítico las que tienen presidentes electos por el pueblo y el ballotage como Irán, o en parlamentos como en el caso de Pakistán, o primeros ministro en un aun más ridículo sistema parlamentario como en la India. De modo que los arios han cambiado mucho desde Ariamenbarejo o Arianbaiji, lo cual lamento, pues esta tendencia prevalece no casualmente en Estados Unidos y Europa que tiene precisamente el antedicho origen y tal régimen no ha sido impuesto por el Islam. Lo reitero: la democracia y la república son de origen griego y romano, estos conceptos no provienen de Arabia, África, Asia o América originaria, sino en cambio de los pueblos cuya reivindicación se realiza en el texto del Sr. Alcántara.
En cuanto a los valores nórdico solares fueron olvidados hace mucho tiempo, al menos desde la introducción del judaísmo y del cristianismo pues ambas doctrinas se han caracterizado por ser hostiles a tales valores. El Islam por el contrario se parece a la antigüedad nórdica, ¿en dónde sucede que el hombre se inmola por su fe del mismo modo de lo que sucediera con los antiguos germanos? Allí se combate en la Jihad para obtener la victoria o el paraíso. Yo encuentro más similitudes entre el paraíso islámico y el Walhala: el Trono de Allah y el Asgard y las Valkirias y nuestras Huries por lo que me atrevo a afirmar que si de solaridad hablamos existe más cercanía entre los años de la antigüedad occidental primigenia y el Islam que la aceptación más que pasiva por parte de los europeos del Judaísmo bajo la forma exterior de un Cristianismo despojado de los valores sublimes de un Jesús objetivamente heroico y martirial.
Es de hacer notar también lo impropio del apelativo de mahometano que nos endilga Alcántara. Dicho vocablo es inapropiado y un signo de ignorancia muy característico del etnocentrismo occidental. Nuestra religión se llama Islam y los fieles somos musulmanes o islámicos, el profeta Muhammad es venerado como lo es el Mesías Jesús, mas no adorado pues esto se reserva solamente a Allah (Dios) y su palabra expuesta en el Corán.
Por ello en materia religiosa los musulmanes no reconocemos rey, sacerdote o autoridad alguna que pueda conducirnos hacia Dios, no hay quien pueda regirnos en la relación con éste, pues el Islam es libertad, estando el hombre incardinado a Dios, el libre albedrío a la Providencia. Por ello no existe en la Tierra poder capaz de sujetarnos cuando se viola la Tierra Sagrada del Islam o la Sharia, nuestra legislación religiosa y jurídica. Pese a la evidencia de maestros o doctores de la ley, su función es enseñar pero no mandar: tras la muerte del Profeta y hasta la llegada del Mahdi, nadie puede modificar la enseñanza o innovar en materia de fe. Recordemos además que cada musulmán se rige por su relación directa con Dios la que admite diferencias de grado. La de aquellos cuyos límites exigen el cumplimiento de aspectos exotéricos como única posibilidad y los que en cambio podemos entender el pensamiento esotérico y en consecuencia dialogar con Dios de otra manera tal cual lo enseñaron los profetas Jesús y Muhammad. Existen aquellos que solamente pueden escuchar parábolas y cumplir las formas, otros podemos, como los Apóstoles del Mesías y los Compañeros del Profeta, ocuparnos del fondo metafísico que une a las culturas y religiones tradicionales por la vía que unifica en la diversidad la adoración a Dios.
Es por tal razón que la ejecución del Sufí Al Hallaj que tanto lo horroriza al Sr. Alcántara, fue un hecho justo y correcto y se trató de una lúcida acción. ¿Cómo puede entenderse que un esoterista se dirija a las multitudes explicando a aquellos que no son capaces de comprender sembrándoles así confusión y mezclando democráticamente los roles entre las personas, confundiendo así a los simples? De acuerdo a una sociedad jerárquica como aquella en la que creemos, existen verdades que sólo los iniciados pueden vivir y pensar y que en cambio provocan daños en aquellos que no se encuentran dotados de condiciones para comprender la metafísica que une a las religiones en una dimensión esotérica.
Algo similar a lo de Al Hallaj se produjo en el territorio europeo. La Iglesia católica guardaba un interesante reservorio de pensamiento tradicional; Lutero, Calvino y otros lo llevaron hacia el vulgo introduciendo entre las masas la idea de que ellas son capaces de interpretar a Dios, al cosmos o al hombre, no existiendo así autoridades capaces de iluminar. El paso posterior fue dado luego por los liberales, marxistas, utilitaristas y materialistas que provocaron que el ideal tradicional se derrumbara. Si el Islam no sufrió tales deformaciones es porque supo preservar que tales deformaciones no sucedieran como en el caso que tanto perturba al Sr. Alcántara, descansando así sus valores en una civilización tradicional, lo que hoy ha producido la reacción anti-moderna representada por el fundamentalismo. Lamentablemente ha sido necesaria la conquista occidental para intentar llevarnos por el mismo camino, pero ha sido imposible por cuanto nuestra doctrina no admite la aceptación del mundo moderno y sus antivalores. Esto es lo que permite comprender por qué el Islam se salvó a sí mismo de este cáncer y aun puede ayudar a los fundamentalistas de otras religiones a hacer lo propio en sus sociedades,
Mahdi Ibn Ullman Al Afghani

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