EL QUINTO ESTADO YA ESTÁ ENTRE NOSOTROS

por Julián Ramírez

I – INTRODUCCIÓN

Una de las piedras angulares del pensamiento de Julius Evola es la referente a la regresión de las castas. En sentido contrario a las doctrinas modernas que señalan que la historia de la humanidad es una marcha ininterrumpida hacia el progreso y la felicidad, la doctrina tradicional, como la evoliana, nos remite a la idea de una regresión, a una involución a partir de un estado primordial común al género humano, estado en el cual lo sagrado, lo trascendente, lo divino, lo constituía el ser inmutable de un hombre que era más que hombre, encontrándose vinculado a Dios y llevándolo dentro de sí.
A partir de un hecho que ha quedado oculto a lo largo de milenios, se produjo una caída de ese nivel más que humano, y el comienzo de una regresión o involución hacia formas crecientemente materialistas en conformidad con la incesante y progresiva pérdida de la espiritualidad original. Parodiando a Darwin y a sus secuaces, diremos que el hombre "evoluciona" hacia el simio a través de sucesivas caídas y regresiones. Comienza pues la historia y la regresión de las castas.

II – LAS CASTAS
Las castas eran una institución de las sociedades tradicionales y la columna vertebral de ellas, y que, a diferencia del concepto modernista burgués-marxista, no se referían a la riqueza material o al dinero, sino a contenidos espirituales. Se distinguían cuatro castas: 1) la sacerdotal; 2) la aristocracia guerrera; 3) los que dirigían la economía (burgueses, comerciantes, etc.); 4) los proletarios (trabajadores y asalariados en general). No es el caso de analizar ahora, ya que excedería el espacio de esta nota, el origen de las castas; tema que ya ha sido ampliamente tratado por diversos autores tradicionalistas. Diremos solamente que el principio ordenador de las castas se fundamentaba en las diferencias espirituales entre los seres humanos y en el reconocimiento de una determinada vocación, inclinación, predisposición o capacidad innata en cada uno.
La modernidad ha desprestigiado el concepto de casta haciendo de ella una injusticia absurda e inexplicable. La razón de esto estriba en la total incapacidad del hombre moderno para entender lo que está más allá del mundo material y sensible.
Ahora bien, las dos primeras castas, es decir, la sacerdotal y la aristocrática-guerrera, en tanto predominaban, daban el tono a las sociedades tradicionales, tal como se conoce a través de la historia de las diversas civilizaciones y culturas, con distintas alternativas, sea coincidiendo como oponiéndose entre sí. Nos encontrábamos entonces con el predominio de las castas ligadas todavía – en mayor o menor medida – con el espíritu. Constituían entonces, el Primero y el Segundo Estado, sin que esta designación numérica implique superioridad de una respecto de la otra.

III – EL TERCER ESTADO.
TRIUNFO DE LA TERCERA CASTA
A partir de un proceso de continua regresión, a partir de la Revolución Francesa – para tomar tan sólo un acontecimiento clave y determinante – triunfa el Tercer Estado, es decir, el de la burguesía, el que comienza a expandirse por todo el planeta, corroyendo a las sociedades tradicionales y destruyendo finalmente la preponderancia de sacerdotes y guerreros.
Con el Tercer Estado comienza el predominio de lo material y lo económico por sobre la dimensión espiritual. El culto del héroe y del santo es reemplazado por el del burgués precavido, trabajador, calculador, puritano, para quien "el tiempo es oro", conforme a la fórmula de Benjamín Franklin, es decir, que la riqueza material es una bendición de Dios, y el bienestar, la paz y el dinero representan la máxima felicidad. Esto significa el triunfo del liberalismo.

IV – EL CUARTO ESTADO. EL COMUNISMO

Continúa la regresión de las castas y la Revolución Rusa – 1917 – nos trae la insurgencia de la casta de los proletarios –o de quienes gobiernan en su nombre– es decir, del Cuarto Estado en reemplazo del Tercero.
Se acelera el culto de lo material y de lo económico junto con la masificación de los seres humanos reducidos a la categoría de insectos de una colmena u hormiguero. Es la rebelión de las masas, al decir de Ortega y Gasset.
La caída del muro de Berlín y la desintegración de la U.R.S.S. señalan el comienzo del derrumbe del Cuarto Estado.
Al respecto algunos ensayistas apresurados – como es el caso de Francis Fukuyama – han pontificado, como en su obra "El fin de la historia", que con la caída del comunismo acaba la historia y comienza el triunfo definitivo del capitalismo liberal, por ende de la burguesía. También Hegel en su momento, hace casi doscientos años, creyó en el fin de la historia, pero bien sabemos lo que ocurrió en los dos últimos siglos.
Contra esta falsa apreciación de Fukuyama surgen un conjunto de consideraciones que la refutan:
1) Todo lo humano es perecedero y concluirá. El orden que este ensayista pretende hacer definitivo es una total construcción humana y por lo tanto perecerá tarde o temprano como todos los anteriores que se amontonan en el cementerio de la historia, junto con tantas civilizaciones, culturas, imperios y religiones. En materia humana todo es devenir y mutación. Lo único inmutable y eterno es el supramundo, lo que es más que humano y al cual los hombres pueden acceder mediante la acción heroica y por lo tanto trascendente. Pero claro está, Fukuyama no entiende de estas cosas.
2) La doctrina tradicional y que se manifiesta en varias civilizaciones, dice que las castas no son un límite, y que se puede escapar de ellas. O hacia lo superior, como es el caso de ascetas y de santos, o hacia lo inferior, es decir asumiendo la condición de paria. Los parias son los que renuncian a su propia ley de casta, y por lo tanto son repudiados por las otras castas. Son los marginales, los descastados, la escoria de toda la sociedad, los que solamente obedecen a sus propios apetitos materiales y subhumanos.
3) Las corrientes que están aflorando en todo el planeta, nos indican que ni la burguesía es como en la época clásica del Tercer Estado, ni que la caída de la "dictadura del proletariado" conduce nuevamente hacia aquél.por Julián Ramírez

V – APARECE EL QUINTO ESTADO
DE LOS PARIAS
Veamos algunos casos del Quinto Estado, tomados entre los muchos que cotidianamente se nos aparecen:
1- RUSIA: Una nota aparecida en "Clarín" (Buenos Aires, 3-10-99), pág. 8 del suplemento "Zona" trata de un reportaje hecho a un sociólogo ruso, Boris Kagarlitsky, acerca de la situación en ese país. Allí dice, hablando de lo que en el mismo sucede: "La nueva burguesía (es) una especie de lumpen-burguesía que nació parasitando al Estado... no está dispuesta a invertir en nada... no están dispuestos a pagar impuestos... comenzó expropiando a los trabajadores...". El término "lumpen-burguesía", de origen alemán, está usado en forma irónica por aquello de "lumpen-proletariado" que los marxistas clásicos aplicaban a los proletarios marginales, delincuentes, que no encuadraban en el concepto idealista que los comunistas tenían de los trabajadores. En este caso lo de "lumpen-burguesía" se aplica a la burguesía también marginal, cuando no de orden delictual y parasitario. Una caricatura tragicómica de la burguesía clásica de los siglos XIX y de casi todo el siglo XX.
Refiriéndose a las divisiones en el poder, dice el mismo sociólogo: "Cada grupo tiene su propia mafia... la mafia es secreta, es casi pública. Incluso la población no la ve como criminal, porque crea puestos de trabajo, garantiza a su modo cierta seguridad en algunas regiones muy inseguras. Son criminales, pero que regulan la criminalidad, otorgan podríamos decir, patente de criminal. Si no la tienes, te matan. La gente lo ve como una forma de organización social y política, incluso menos corrupta que la política oficial. Por ejemplo, es más fácil resolver cualquier problema acudiendo a la mafia que acudiendo a la policía, aunque por otra parte, la policía está muy vinculada a la mafia... Esta mafia controla todos los mercados para los pobres... y ofrecen empleos... Son criminales pero también muy populares... La única burguesía posible en Rusia es una lumpen-burguesía. El caso ruso es el primer caso en la historia de la formación de un capitalismo nacional en pleno proceso de globalización. No hay posibilidades reales de constituir una burguesía nacional. Sólo puede surgir una burguesía lumpen, burocrática, financiera y criminal...".
Estas referencias a la situación de Rusia constituyen también un cuestionamiento a las posturas sostenidas por Alexander Dugin, inspirador de una corriente denominada "nacional-comunismo" (ver análisis de Marcos Ghio en el nº 12 pág. 4 de El Fortín). Dugin pretende refutarlo a Evola en el sentido de que la caída del comunismo conduce al Tercer Estado y no al Quinto.
2- COLOMBIA: Este país, ubicado ya más cerca nuestro que Rusia, nos está mostrando día a día el proceso de desintegración que sufre. Colombia hoy se encuentra parcelada en el poder. Una parte la tiene el gobierno central, otra las organizaciones guerrilleras marxistas a las cuales el gobierno central ya les ha tenido que ceder 43.000 kms. cuadrados de su territorio "liberado" y no sabemos a ciencia cierta qué relación tienen con los narcotraficantes. Un tercer factor de poder son justamente las mafias del narcotráfico. Un cuarto son las organizaciones paramilitares compuestas por mercenarios a sueldo en lucha con los guerrilleros marxistas.
Estos cuatro grupos mencionados nos revelan también la emergencia del Quinto Estado. Un gobierno corrupto como pocos, organizaciones guerrilleras vinculadas con el narcotráfico, "cárteles" de narcotraficantes dedicados a un negocio muy floreciente y cuyos dirigentes nada tienen que ver con la imagen del burgués clásico, finalmente paramilitares que matan por dinero al servicio de los corruptos y que tampoco son equiparables al guerrero tradicional que empuñaba las armas por una idea trascendente y sagrada.
3- ARGENTINA: Un cadáver adquiere durante algunas horas después de la muerte lo que los médicos denominan el "rigor mortis". Luego esa rigidez desaparece, se produce un ablandamiento y comienza la descomposición. La época del Tercer y del Cuarto Estado es el período de la rigidez, del endurecimiento. La vida centrada en lo económico y lo material es como una caparazón que cierra el camino a lo superior. Pero la época que nos toca vivir es ya la de la descomposición, la del ablandamiento y cuando comienza la emergencia de lo inferior y subhumano, es decir, el Quinto Estado.
"Mutatis mutandi", la Argentina está en esa etapa. Lo que ocurre en Rusia, en Colombia y aflora en todas partes, ya está entre nosotros. Vaya un ejemplo al respecto. Los periódicos nos han informado del procesamiento por estafas del multimillonario empresario Jorge Born y del ex montonero Rodolfo Galimberti, asociados para cometer delitos, aunque un par de décadas atrás el uno era secuestrado y el segundo el secuestrador del primero, y por cuya libertad cobrara un muy suculento rescate. Vemos aquí pues, más allá de lo insólito e inmoral de esta sociedad entre víctima y delincuente, a un representante del Tercer Estado proveniente de una empresa y de una familia que durante décadas trató de mantener una imagen de seriedad, de burgueses que si bien hacían sus negocios, mantenían un cierto aire de respetable, de moderación y de buenas costumbres, asociado a un ex guerrillero que luchó por la aspiración de llevar al poder al Cuarto Estado. Este simple hecho de la crónica policial es un símbolo ejemplar de lo que está llegando: lo peor del Tercer y Cuarto Estado se unen para ir adelantando el Estado de los parias.
Basta ver a la delincuencia ganando las calles, a los políticos procesados, a los urureros que entre nosotros se autotitulan financistas, a los empresarios corruptos y coimeros, a las multitudes embrutecidas que llenan los estadios deportivos y los festivales de rock, el mal gusto y la degradación ocupando los medios, a funcionarios saqueando los bienes públicos, al clientelismo político, a los jueces venales, y para qué más. Todo ello como una demostración de que el Estado Argentino está siendo reemplazado por el Quinto Estado: el de los parias. Lo que hemos comentado sobre Rusia y Colombia está "a la vuelta de la esquina".
Pero que no nos alarme la situación. Lo que se está demoliendo es la concepción burguesa del mundo y de la vida, y junto con ella las aspiraciones del marxismo clásico. No vale la pena defender nada de todo ello. En orden y en silencio vayamos reconstruyendo la casta de los guerreros.